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lunes, 16 de febrero de 2009
"DARWIN UN ATEO BLASFEMO"
Cuando, en 1859, Charles Darwin acuñó el evolucionismo, la Iglesia puso el grito en el cielo y tachó su teoría de «quimera de un ateo blasfemo». El evolucionismo fue tajantemente rechazado por la Iglesia hasta el pontificado de Pío XII, el primer Papa que dejó entrever la posibilidad de que no fuese absolutamente incompatible con la fe. Pero la rehabilitación del darwinismo tardó en llegar.
El Pontífice que tuvo el arrojo de pedir perdón y rehabilitar a Darwin fue Juan Pablo II, el Papa perdonador. El 24 de octubre de 1996 Wojtyla reconocía públicamente que el evolucionismo «es ya más que una sola hipótesis». Todavía entonces, algunos fundamentalistas católicos se escandalizaron. Y es que, durante muchos siglos, la Iglesia había sostenido y explicado el origen del Universo y de la especie humana ateniéndose literalmente al relato bíblico del Génesis, en el que Dios crea el mundo en siete días y al hombre del barro de la tierra.
Aunque también es cierto que, en el último cuarto del siglo XIX, un colectivo de clérigos y científicos católicos había apostado por conciliar el evolucionismo con la fe. Era el darwinismo católico. Con eximios representantes también en España, como el sacerdote Juan González de Arintero (1860-1928) o el cardenal Primado de Toledo, Ceferino González y Díaz Tuñón (1831-1894).
Estos y otros importantes eclesiásticos del evolucionismo cristiano tuvieron que hacer frente a las duras críticas de sus adversarios. Por ejemplo, la escritora Emilia Pardo Bazán, lanzaba, en 1877, una soflama contra ellos en la revista católica 'Ciencia Cristiana'. Pero los conciliadores se fueron imponiendo también en el seno de la Iglesia y esta tendencia alcanzó su culmen en la obra del jesuita francés Teilhard de Chardin. Y la consiguiente 'bendición' por parte de Roma.
De hecho, a partir del Concilio Vaticano II (1962-1965) y sobre todo de la explicitación del Papa Wojtyla, la fe cristiana no tiene dificultad en asumir el evolucionismo. Con una condición: que se admita una acción peculiar de Dios que determina el paso de lo que es animal o lo que es persona mediante la infusión del alma humana. Lo que en ningún caso puede admitir un cristiano es un evolucionismo puramente materialista, que no explique la diferencia esencial entre el hombre y los demás seres inferiores.
José Manuel vidal
CIENCIA VS RELIGIÓN
Charles Robert Darwin supo desde el principio que su Teoría de la Evolución iba a caer como una irreverente bomba sobre los dogmas establecidos de la fe cristiana. No es de extrañar, por lo tanto, que se pasara más de dos décadas dándole vueltas a lo que el filósofo Daniel Dennett bautizó como su «peligrosa idea», hasta que finalmente se atrevió a publicar 'El Origen de las Especies'.
Poco antes de que esta osada obra viera la luz, en una carta que escribió a su amigo Joseph Hooker, Darwin confesó que se sentía «como un hombre a punto de confesar un crimen». No era para menos. En la Inglaterra victoriana del siglo XIX, la idea de que todas las especies vivas —incluyendo el ser humano— no habían sido engendradas de un día para otro por la mano de Dios, sino que habían evolucionado durante millones de años mediante un proceso de selección natural, suponía una insolente blasfemia.
Para comprender hasta qué punto Darwin era perfectamente consciente de la polémica que sus ideas iban a desencadenar, hay que tener en cuenta su propia trayectoria personal e intelectual. Al fin y al cabo, en su juventud el 'padre de la evolución' estudió teología en la Universidad de Cambridge con la intención de convertirse en sacerdote de la Iglesia Anglicana, y no cuestionaba la validez de la Biblia como fuente sagrada para explicar el origen del mundo. Sin embargo, a lo largo de los años, y sobre todo tras la experiencia transformadora que vivió durante su aventura científica a bordo del Beagle, la fe de Darwin se fue erosionando ante el cúmulo de evidencias que contradecían todas las verdades supuestamente incuestionables del Libro del Génesis.
El creciente escepticismo del naturalista frente a la religión se convirtió en una dolorosa fuente de tensión con su devota esposa Emma, sobre todo desde que en 1849 dejó de ir a misa los domingos, y decidió dedicar el rato que su familia pasaba en la iglesia a pasear por el campo para seguir reflexionando sobre sus ideas. Dos años después, la muerte de su adorada hija Annie, como consecuencia de una tuberculosis que acabó con su vida a los 10 años, fue la puntilla que le hizo perder definitivamente la fe. Para Darwin, la crueldad y el sufrimiento de un mundo donde él había comprobado cómo algunas avispas se alimentaban de los cuerpos vivos de los gusanos en la dura lucha por la supervivencia, o donde morían niños inocentes como su queridísima Annie, no parecían compatibles con la existencia de un Dios omnipotente que se preocupara por sus criaturas. Sin embargo, a pesar de todo, Darwin nunca quiso definirse públicamente como ateo, y dejó escrito que «el agnosticismo es una descripción más correcta de mi postura».
Como era de esperar, la publicación de 'El Origen de las Especies' en 1859 desató un escándalo descomunal en la sociedad británica, y Darwin tuvo que sufrir la humillación de ver su inconfundible rostro barbudo caricaturizado sobre el cuerpo de un mono. Al mismo tiempo, las autoridades eclesiásticas de la Iglesia Anglicana denunciaron que la Teoría de la Evolución constituía la visión más degradante del ser humano jamás concebida, y alguno incluso llegó a compararle con la serpiente del Jardín del Edén, por intentar pervertir a la sociedad británica con sus «ideas perversas».
A Darwin toda esta polémica no debió sorprenderle demasiado, ya que conocía de primera mano, dentro de su propio hogar, los conflictos religiosos que podían provocar sus teorías. Lo que sin duda le hubiera chocado mucho más es descubrir que 150 años después, las llamas de esta controversia todavía no se han apagado en el mundo del siglo XXI.
Pablo Jáuregui
NUEVO MAPA EN RELIEVE DE LA LUNA
Un equipo científico internacional ha elaborado un nuevo mapa de la Luna que muestra cráteres nunca antes vistos en sus polos e indica que hay muy poca agua en el satélite, informó hoy la revista Science.
El mapa, aseguran los investigadores, revela secretos del interior del satélite natural de la Tierra, y sugiere asimismo qué puede haber dentro de Marte.
"La superficie puede mostrarnos mucho acerca de lo que ocurre en el interior de la Luna pero, hasta ahora, los mapas habían sido muy limitados", dijo C.K. Shum, profesor de ciencias terrestres en la Universidad estatal de Ohio, que es parte del equipo investigador internacional que publicó el mapa.
"Por ejemplo, con este nuevo mapa de alta resolución podemos confirmar que hay muy poca agua en la Luna, incluso en su interior más profundo", añadió Shum. "Y podemos usar esa información para buscar agua en otros planetas, incluido Marte".
Los investigadores usaron el instrumento de altímetro por láser (LALT por sus siglas en inglés), que se encuentra en el satélite japonés Explorador Selenológico y de Ingeniería (SELENE por su sigla en inglés), para hacer un mapa en relieve de la Luna a una resolución sin precedentes, de 15 kilómetros.
Es decir, que la visión que ofrece el mapa es la del relieve de la luna como si se estuviera viendo desde una distancia en altura de 15 kilómetros.
El investigador principal del instrumento LALT es Hiroshi Araki, del Observatorio Astronómico Nacional de Japón, y él es el autor principal del estudio. Shum es miembro del equipo científico del LALT.
El mapa es el primero que cubre la Luna de polo a polo, con mediciones detalladas de la topografía de su superficie, en su lado oscuro tanto como en su lado iluminado.
El punto más alto, en el borde de la cuenca Dririchlet-Jackson cerca del ecuador, se eleva 11 kilómetros, mientras que el punto más bajo, al fondo del cráter Antoniadi cerca del polo sur, tiene una profundidad de 9 kilómetros.
En parte, el nuevo mapa servirá como guía para los futuros vehículos de exploración lunar que recorrerán la superficie del satélite en busca de recursos geológicos.
La búsqueda de agua
Pero Araki y sus colegas hicieron algo más con el mapa: midieron la aspereza de la superficie lunar y usaron la información para un cálculo de la rigidez de la costra.
Si hubiese agua fluyendo debajo de la superficie de la Luna la costra sería un poco flexible, pero no lo es. La superficie es demasiado rígida como para permitir la presencia de algo de agua líquida, que está muy profunda en el satélite.
En comparación, la superficie de la Tierra es más flexible y sube o baja con el flujo de agua por encima o por debajo del suelo. También la tectónica de las placas del planeta se debe en parte a que el agua lubrica la costra.
En el caso de Marte la aspereza de la superficie está a mitad de camino entre la de la Tierra y la de la Luna, lo cual indica que puede haber habido agua, pero que ahora la superficie es muy seca.
El mapa LALT es el más detallado que se haya hecho hasta ahora de la Luna. Las tres últimas misiones de la serie Apollo realizaron mapas de parte de la superficie a comienzos de la década de 1970, y la misión Clementine, en 1994, brindó una resolución de entre 20 y 60 kilómetros en ciertas áreas, pero no sobre toda la superficie.
HUMANOS Y CHIMPANCÉS PARIENTES NO TAN CERCANOS
El hombre desciende del mono y la distancia genética que le separa de su pariente vivo más cercano, el chimpancé, se creía hasta hoy como muy estrecha, cerca de un 1%. Este precepto, aceptado hasta hoy, tiende un puente entre la Teoría de la Evolución y la Ciencia moderna, construida sobre los sólidos cimientos de la obra de Charles Darwin, cuyo bicentenario se conmemora esta semana. Sin embargo, una investigación publicada en la revista Nature señala que ambas especies comparten no un 99% de su ADN, como se creía hasta ahora, sino un 89%.
El naturalista británico acertó con las dos ideas fundamentales de su teoría. Los organismos se transforman a lo largo de la Historia de la Vida gracias a los caracteres que heredan de sus antecesores y estos rasgos son seleccionados o eliminados mediante Selección Natural. Pero durante la elaboración de los preceptos que le condujeron a la citada teoría, plasmada en la obra 'El origen de las especies' (de cuya publicación se cumplen 150 años en 2009), el naturalista británico tuvo dudas.
El modelo de evolución que propuso era gradual. Según esto las especies cambian poco a poco a lo largo de las generaciones gracias a pequeños cambios favorecidos por la Selección Natural, porque suponen una ventaja adaptativa para el medio en el que habitan.
Esta forma de evolución engloba a todos los seres vivos, incluido el ser humano. Sin embargo, al propio Darwin le asaltaron preguntas que la Ciencia ha tardado un siglo y medio en responder, e incluso algunas que aún no ha solucionado, lo que le aporta, si cabe, más mérito a la formulación de la teoría.
Las dudas de Darwin
«Si las especies han descendido de otras especies mediante gradaciones insensiblemente diminutas, ¿por qué no vemos en todas partes innumerables formas de transición? ¿Por qué no está toda la Naturaleza en confusión, en lugar de estar las especies como las vemos, bien definidas?», se preguntaba el sabio británico.
Multitud de científicos modernos han profundizado en la investigación del registro fósil y han hecho ciertas las sospechas de Darwin. Las especies fosilizadas permanecen estables desde el primer instante en el que aparecen en la escala temporal hasta su extinción. Entonces, ¿cómo avanzan las especies a lo largo de la Historia de la Vida?
Coincidiendo con el aniversario de Charles Darwin, un equipo de científicos del Departamento de Ciencias Genómicas de la Universidad de Washington, del Instituto Médico Howard Hughes y del Instituto de Biología Evolutiva del CSIC y de la Universidad Pompeu Fabra han dado con una de las posibles claves que explicaría, al menos para las especies de homínidos actuales (orangután, gorila, chimpancé y ser humano), este avance discontinuo, expuesto hace casi cuatro décadas por los eminentes paleontólogos Stephen Jay Gould y Niles Eldredge en su teoría del equilibrio puntuado.
«La clave está en las duplicaciones del genoma», dice Tomás Marques-Bonet, primer firmante de la investigación, «se trata de regiones enteras del ADN que se duplican en algún momento del ciclo celular y se insertan en otro lugar. Esto aporta dinamismo al genoma», aclara. Las modificaciones que generan estas regiones duplicadas al insertarse en otro lugar de la secuencia de ADN provocan grandes cambios en los organismos y, por lo tanto, la selección natural puede actuar sobre ellos de forma muy rápida.
«Aunque al ser humano le vino bien tener esas duplicaciones, no podemos asegurar que estas regiones sean responsables de los genes de la humanidad», asegura Marques-Bonet. «Lo que sí sabemos es que en estas secuencias de ADN están las claves de enfermedades como la esquizofrenia, el autismo o el retraso mental», aclara el investigador.
Miguel G. Corral
EN LA ANTÁRTIDA Y EN EL ÁRTICO EXISTEN CLONES MARINOS
Los océanos del Ártico y la Antártida comparten más de 200 especies pese a que están separados por más de 13.000 kilómetros de distancia. El hallazgo de vida idéntica en ambos polos se ha convertido en un nuevo misterio cuyos orígenes están tratando de desvelar los científicos.
Estas 235 especies compartidas son la última sorpresa del proyecto internacional Censo de la Vida Marina (COLM), (según sus siglas en inglés), que consiste en realizar el inventario más completo jamás realizado sobre todo ser vivo que habita los mares de la Tierra.
Los investigadores ya contaban con encontrar en ambas zonas del planeta, animales como ballenas grises o aves migratorias, pero no sabían que también se toparían con los mismos gusanos, crustáceos o caracoles pterópodos, un hecho que ha abierto no pocas preguntas sobre cómo y dónde se originaron. Para dar más pistas sobre el asunto está en curso una investigación que desvelará si, tal como parece, el ADN de todos estos animales es exactamente igual o si, a lo largo de la evolución, se fueron adaptando de forma similar a un ecosistema helado, pero no son idénticas.
'Chionodraco hamatus', un pez del hielo de la Antártida. (Foto: Russ Hopcroft /COLM)
'Chionodraco hamatus', un pez del hielo de la Antártida. (Foto: Russ Hopcroft /COLM)
Otro de los fenómenos que el Censo ha sacado a la luz es que hay seres vivos adaptados a las aguas frías que se están desplazando hacia los polos en una huida del calentamiento que se está produciendo en los océanos. Recientemente también se hizo público un inventario en el que se daba a conocer la espectacular biodiversidad de la Antártida: ya hay censadas 1.200 especies, un número que comparaban con el de una zona tropical como son Las Galápagos.
Todos estos descubrimientos son el resultado de los 18 viajes de exploración realizados con motivo del Año Polar (2007-2008), en algunos de los cuales los biólogos tuvieron que bregar con olas de hasta 16 metros de altura, en el caso de la Antártida, o trabajar con vigilancia armada para evitar ataques de los osos polares, en el Ártico.
El proyecto del Censo de Vida Marina se puso en marcha en el año 2000, con la participación de miles de científicos de 82 países, y está previsto que se presente completo en Londres en octubre de 2010.
Proyecto mundial
«Los mares polares, lejos de ser desiertos biológicos, están vertiendo una cantidad y una variedad asombrosa de vida», señala Ian Poiner, miembro del comité científico del proyecto. «Solamente gracias a la colaboración de 500 personas de más de 25 países es posible afrontar los desalentadores desafíos ambientales y realiar una investigación a esta escala. Ahora la Humanidad comienza a ser consciente de la naturaleza en estas regiones», añade Poiner.
Hasta ahora, el equipo polar del Censo ha localizado 7.500 especies en la Antártida y 5.500 en el Ártico, de un total mundial de entre 230.000 y 250.000 especies marinas; ha mapeado su distribución en las áreas con más biodiversidad; y ha documentado cómo varía el tamaño de los grupos más numerosos de peces según el alimento.
Antes de emprender estas expediciones, se pensaba que la diversidad de la vida era baja en los polos, algo que han desmentido los datos recogidos en más de un millón de localizaciones. Algunas son lechos marinos que han quedado a la luz con el calentamiento global, tras estar 10.000 años cubiertos por el hielo.
Una de las revelaciones importantes ha sido que la Antártida es una sola provincia biológica, pese a los 8.500 kilómetros que separan ambas orillas. ¿Se ha igualado esa vida marina por la corriente circumpolar antártica?, se preguntan los expertos.
Los exploradores también han descubierto que los ciclos glaciares durante millones de años hicieron de este continente una incubadora fría de especies que hoy habitan en aguas más al norte y creen que sus mares aún restauran regularmente los océanos con nuevas variedades de arañas o camarones.
REUNIÓN DE LAS AAAS SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO EN CHICAGO
16 de febrero de 2009.- Una periodista española se hace de nuevas porque en la reunión anual de la AAAS en Chicago se ha dicho que el cambio climático va mucho más deprisa de lo que había indicado el IPCC el año pasado. Los que conocen este panel internacional saben que la noche antes de la emisión del informe final los tira y afloja fueron agobiantes y que solo se pudo acordar la publicación del mismo gracias a que se rebajaron notablemente las predicciones.
Pero yo llevo diciendo ya desde hace un par de años que las cosas van mucho más deprisa de lo que se conoce. Lo que se ha contado estos días en Chicago es lo que la comunidad científica sabe desde hace tres años, al menos. Lo más importante son los efectos de realimentación positiva: Al aumentar la temperatura global se deshiela la tundra y se emite metano que eleva la temperatura global lo que produce un deshielo más profundo de la tundra que emite más metano que……
Estamos ante un problema de dimensiones espeluznantes si no se corrige, pero que tiene fácil corrección. En el artículo de 'El País' al que me refiero aparece un faldón avisando de los peligros para el cambio climático de los biocombustibles. El faldón parece puesto por una de la petroleras. No, utilizar biocombustibles NO acelera el cambio climático. Lo mantiene, porque son neutros, pero no lo acelera. Los biocombustibles adecuados son, claro está, los herbáceos, que pueden proporcionar, con un 5% de la superficie de España, todo el combustible que se gasta en nuestro país, sin efectos negativos para el cambio climático. Ahora bien, es claro que si se deforesta masivamente, para cualquier cosa, para biocombustibles o para agricultura, o para construir, eso si es totalmente negativo.
Tenemos soluciones, y soluciones baratas, que generan riqueza y crean empleo: Plantar en España mil millones de árboles, como dice nuestro bloguero Joaquín Araújo. ¿Cuál es la razón, (y esta es una pregunta directa al Sr. Presidente del Gobierno) Sr. Zapatero, para que España no esté plantando, ya, esos mil millones de árboles?
Y hay otras muchas. En California es obligado ya que las casas nuevas tengan techos “fríos”, de vinilo u otras substancias, que reflejan casi perfectamente la luz del sol. Es barato y solo exige un decreto-ley de publicación inmediata. Agua caliente solar en todas las casas, nuevas y viejas. Fachadas y tejados con celdas solares, etc., etc., etc.
Soluciones no faltan. Falta decisión.
¿Nos decidimos de una vez?
Antonio Ruiz de Elvira
DOS SUBMARINOS NUCLEARES CHOCARON EN MEDIO DEL ATLÁNTICO AL PRINCIPIO DE FEBRERO
Dos submarinos nucleares, uno británico y otro francés, chocaron a principios de febrero en medio del océano Atlántico. El accidente no causó heridos, pero sí importantes daños en ambos buques.
La información, adelantada por varios diarios del Reino Unido, fue confirmada este lunes por los Ministerios de Defensa de ambos países.
El almirante británico Jonathan Band explicó que los submarinos 'HMS Vanguard' y 'Le Triomphant' tuvieron un "contacto" a escasa velocidad. Las autoridades francesas difundieron una versión similar en un comunicado: "Entraron en contacto brevemente y a muy baja velocidad cuando estaban sumergidos".
Según la prensa británica, el accidente ocurrió entre el 3 y el 4 de febrero en medio de una fuerte marejada. Ambos buques estaban equipados con tecnología sónar ultramoderna, pero también llevaban sistemas antisónar, lo que pudo haber causado que no se detectaran mutuamente.
Dos gigantes bajo el mar
El 'HMS Vanguard', botado en 1992, tiene capacidad para 135 tripulantes, pesa 15.980 toneladas, mide 150 metros de eslora y es uno de los cuatro submarinos de la Armada británica propulsados por un reactor atómico que lleva a bordo misiles balísticos Trident.
Por su parte, 'Le Triomphant', uno de los cuatro submarinos nucleares de la flota francesa, lleva operando desde 1997. Su longitud es de 138 metros, con un peso de 14.335 toneladas, y puede llevar a bordo una tripulación de 111 personas.
EN LA VÍA LÁCTEA EXISTEN MILLONES DE PLANETAS PARECIDOS A LA TIERRA
Casi todas las estrellas similares al Sol probablemente tienen orbitando a su alrededor un planeta capaz de albegar vida como la Tierra. Ésta es la conclusión que acaba de presentar el prestigioso astrónomo Alan Boss, del Instituto Carnegie de Washington, en la conferencia que la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia que se está celebrando esta semana en Chicago.
Según este experto, el descubrimiento de cientos de planetas en torno a estrellas remotas de nuestra galaxia sugiere que la mayoría de los sistemas solares tienen un mundo como el nuestro, capaz de sostener la vida, y que muchos de ellos probablemente la hayan visto evolucionar.
Se espera que la nave espacial Kepler, de la Nasa, que será lanzada el mes que viene para buscar mundos parecidos a la tierra, encuentre miles de planetas rocosos en la porción de cielo que investigue, anunció Boss.
«Estamos a punto de averiguar de forma convincente con qué frecuencia aparecen planetas habitables en el Universo», señaló. «Hace poco más de 20 años, no sabíamos de la existencia de ningún otro sistema planetario aparte del nuestro. Ahora conocemos bastantes más de 300. Sospecho que casi todas las estrellas que vemos cuando miramos el cielo nocturno tienen a su alrededor un planeta como la Tierra».
La mayoría de esos exoplanetas son gigantes gaseosos como Júpiter, pero entre ellos también hay algunas 'supertierras', unas pocas veces más grandes que nuestro planeta. Aunque los mundos más pequeños, como el nuestro, son invisibles a los telescopios actuales, Kepler será capaz de encontrarlos.
Su pronóstico es que el 85% de las estrellas similares al Sol tendrían un planeta como la tierra, y que algunas de ellas podrían tener muchas más. Teniendo en cuenta que hay 100.000 millones de estrellas como el Sol en nuestra galaxia, y 100.000 galaxias en el Universo, puede haber 10.000 trillones de planetas que son buenos candidatos para albergar vida. Esa cifra se escribe con un uno seguido de 22 ceros.
Con un mundo habitable girando 5.000 o 10.000 millones de años alrededor de una estrella, sostiene Boss, es inevitable que se forme alguna forma de vida. Si tienes un planeta con la temperatura correcta y agua a lo largo de miles de millones de años, estás destinado a lograr la vida. Los planetas, añade, se ven regularmente bombardeados por los cometas que acarrean los ladrillos orgánicos de la vida.
Boss dice que es probable que algunos planetas hayan producido organismos y civilizaciones inteligentes, aunque nuestras posibilidades de localizar uno sean muy remotas. «Puede que no los hayamos encontrado todavía porque no hemos mirado la galaxia durante suficiente tiempo y con el necesario rigor, o puede que haya civilizaciones inteligentes que se formaran y duraran 100.000 años, pero quizá se desarrollaran hace 100 millones de años, con lo que ya no estaríamos sincronizados», explica.
Lo más probable, en su opinión, es que la mayoría de las 'supertierras' alberguen "formas de vida parecidas a lo que existía en la Tierra hace unos 4.000 millones de años".
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