sábado, 14 de marzo de 2009

EL ABORTO CONTADO POR SUS PROTAGONISTAS

Testimonios de mujeres que lo han sufrido, de la mano de Libros Libres
El aborto contado por sus protagonistas
Un libro que desmiente la mentira oficial del aborto


La cultura de la muerte, ésa según la cual la única salida para un embarazo no buscado es acabar con la vida del bebé, tiene muchos altavoces y portavoces oficiales y oficiosos. Según el pensamiento único, lo políticamente correcto para una mujer joven y soltera que se queda embarazada es abortar. Pero ¿qué le pasa después a esa mujer y cómo es llevada a esa -presunta- inevitable conclusión?.

Esperanza Puente aborda en su libro “Rompiendo el Silencio”, de la editorial Libros Libres, su caso personal, por el que ella también abortó y cómo eso le llevó a servir de ayuda a otras mujeres que pasan por la misma situación que ella atravesó. Con un lenguaje sencillo y directo, la autora cuenta cómo el gran error de su vida, abortar a su hijo, ha servido para algo: evitar que otros muchos bebés sean abortados por el miedo y desinformación al que se ven sometidas sus madres.

La lectura de esta obra da muchas claves para entender el destrozo psicológico que supone para la mujer someterse al aborto y cómo matado el bebé, éstas no vuelven a ser las mismas y presentan carencias de todo tipo: depresión, ansiedad, frustración, desconfianza y hasta promiscuidad. Y es que al aborto es, además de un ataque frontal a la vida de un niño, un acto de violencia contra la mujer a la que se la coacciona incluso por su entorno más inmediato para que se desahaga de un ser humano que algunos llaman ‘complicación’.

Entre los muchos casos que Esperanza Puente relata, está el de una pareja de adolescentes de poco más de 16 años en la que ella se queda embarazada y él comienza a sentir que terceras personas están teniendo más peso en decidir sobre la vida de su hijo que sus propios padres. Este caso enfoca además, el papel del padre en estas situaciones y cómo su actitud puede servir para que la mujer le dé una oportunidad a ese niño que viene o, por el contrario, recurra a la solución presuntamente más fácil de acabar con esa mal llamada ‘complicación’.

César Sinde Robledo

"FUERON TRES SEGUNDOS, PERO CAMBIARON MI VIDA RADICALMENTE"

María Vallejo-Nágera cuenta su conversión, en el pueblo bosnio de Medjugorje

“Fueron tres segundos, pero cambiaron mi vida radicalmente”


En una charla en el colegio Montealto de Madrid, Vallejo-Nágera contó a los asistentes cómo fue su conversión. “Antes de empezar, os quiero decir que yo soy una conversa”. Aviso a navegantes, una oración a la Virgen y comienza su historia. “Llevo casada 20 años, soy conversa desde hace diez y siempre he sido muy feliz. Tengo dos hijas de 18 años y un niño de 11 y he tenido muchísimos regalos de Dios. Unos padres maravillosos, alimento, educación…; nunca me ha faltado nada, pero vivía muy alejada de mi fe“.

María Vallejo-Nágera reconoce que en su casa eran “católicos sociales“. “Mi padre tuvo una enfermedad muy grave y se acercó muchísimo a Dios; recuerdo que cuando estaba muy enfermo, me dijo que le llevara a su cuarto el cuadro de un Cristo que estaba en el desván y yo pensé: ‘Pobre, fíjate lo que hace la morfina’. Entonces no tenía ni idea de lo que me iba a pasar años después”.

Después era en 1994, cuando María vivía en Londres, con su marido y sus hijos y se codeaba con la crème de la crème de la sociedad inglesa. De repente, unas amigas comienzan a hablarle de un pueblo pequeñito de Bosnia, Medjugorje. Organizan un viaje, al que María no va. “Lo primero que noté cuando volvieron fue que seguían siendo las mismas, pero ya no les apetecía ir todo el día de tiendas, a restaurantes caros… Pensé: ‘¡Qué aburridas os estáis volviendo!’. Ellas me decían: ‘María, siendo católica, tienes que venir a Medjugorje’”. Porque allí, en ese pueblito pequeño y feo había una comunidad de franciscanos y se aparecía la Virgen desde el año 81. Por eso las amigas de María, que se habían acercado a Dios en Medjugorje, querían que ‘la católica española’ fuera con ellas.

¿Por qué tienes miedo de mí?

Y lo consiguieron. “Estaba en un restaurante con ellas. Nunca olvidaré ese día, acababa de publicar mi primera novela, que quedó quinta en el Premio Planeta. Era una novela atea, que se metía con el clero. Quedó a cinco puntos de ganar y yo me quedé sin cien millones de pesetas. Hoy doy gracias a Dios por no haber ganado, porque esa novela es divertida y mala, mala de maldad”. “Estaban intentando convencerme para que fuera con ellas. Yo decía: ‘¡Pero qué pesadas!… “Subí al avión refunfuñando, pensaba que no pintaba nada allí y decía ‘la Iglesia es muy suya, éstos seguro que quieren sacar dinero!’”. Ésa fue la María que aterrizó en Medjugorje; la que volvió a Londres era muy, muy distinta.De repente, y esto fue así, no me da vergüenza decirlo, escuché una voz de mujer muy dulce que me dijo: “¿Por qué tienes tanto miedo de mí si te estoy esperando?“. Se me cayó el tenedor; yo pensé: ‘Ha entrado una camarera española’, pero no, no había españoles. Me giré y detrás de mí estaba Mick Jagger, el de los Rolling, y no me pegaba mucho que él me hubiera dicho eso…”. María lo cuenta en tono de humor, pero reconoce que en ese momento pensó que se estaba volviendo loca. “Sin saber por qué dejé el tenedor y dije: me voy con vosotras”.

“El primer día estuve insoportable, el pueblo me pareció horroroso, me aburrí mucho, pensaba en todas las cosas que tenía que hacer…”. “Fui a la misa de la mañana, estuve haciendo fotos y cuando terminó, nos dijeron: ‘Corred, que los videntes van a dar una conferencia’. Me picó la curiosidad; iba corriendo para estar en primera fila y ver cómo era el vidente, y en ese momento tan frívolo y tan alejado de Dios viví tres segundos que han cambiado radicalmente mi vida”. “Iba andando y todo lo que estaba a mi alrededor se paró; los pájaros, el ruido de la gente, como cuando se engancha una película. Noté una necesidad increíble de mirar al cielo y en cuanto subí los ojos, me invadió el cuerpo, el alma, absolutamente todo, un infinito amor de Dios, un rocío de amor”.

Es verdad que María se emociona en las conferencias y llora. Pero se traga las lágrimas y continúa su historia. “No tengo palabras para describir lo que sentí en esos tres segundos, yo creí que me moría. Era un amor infinito, en ese momento el amor que yo sentía por mi marido -que es lo que más quiero en este mundo- se había quedado pequeñito comparado con ese amor que me había caído del cielo. Creo que no notamos cuánto nos ama Dios porque cualquier persona que lo note no quiere seguir viviendo, quiere irse con Él”.

Hambre insaciable de Dios

Tardó seis meses en contar esta experiencia a su marido; incluso pensó que la pizza que había comido horas antes podía tener alguna droga. María no se creía lo que le estaba pasando, pero “a partir de aquel segundo”, cuenta que “tenía un hambre insaciable de Dios”. Un sacerdote le dijo que había vivido una conversión “tumbativa”. “Me sentaba delante de un sagrario y me quería quedar ahí toda la tarde, de repente había que rezar el rosario en mi casa todos los días…”.

Y por ahí -danzando- estaba un libro que se había quedado a las puertas de ganar el Planeta y en el que María ponía ‘a caldo’ a la Iglesia. A grandes males, grandes remedios. María recompró los derechos de ‘El patio de los ángeles’ y cambia el final. “¡Ahora el cura era buenísimo!”, reconoce sonriente. “Dije: ‘Nunca más, Señor; si Tú me has dado el don de la escritura, desde el día de hoy sólo voy a escribir para Ti”.

De Medjugorje volvió una nueva escritora. Y con ella llegaron El castigo de los ángeles (2001), Un mensajero en la noche (2003), Luna negra (2004), La nodriza (2006) y Entre el cielo y la tierra (2007).

Fue criticada por las editoriales que antes la habían encumbrado (hoy su tercer libro va por la 20ª edición), se sintió sola (hoy pide que no le manden más amigos, porque no da abasto)… Ha vivido una experiencia, la de Dios, que le ha hecho ser la María Vallejo-Nágera que llora en público y emociona a la audiencia.

Rosa Cuervas-Mons

EL GRAN RABINATO DE ISRAEL, CON EL PAPA


Benedicto XVI se ha reunido en varias ocasiones con líderes judíos.

Su viaje a Tierra Santa, una ocasión para el diálogo y la paz

El Gran Rabinato de Israel, con el Papa| ALBAdigital

Benedicto XVI ha recibido a las delegaciones del Gran Rabinato de Israel y de la Comisión para las Relaciones religiosas con el Judaísmo. En la audiencia, el Pontífice ha aprovechado la ocasión para expresar su deseo de que su próxima visita a Tierra Santa del 8 al 15 de mayo se convierta en una oportunidad para reforzar la paz y el diálogo interreligioso.

“Visitaré Tierra Santa como peregrino -ha destacado el Papa- para rezar especialmente por el precioso don de la paz y de la unidad en la región, y también por la familia humana en todo el mundo”. “Espero que mi visita contribuya a profundizar en el diálogo de la Iglesia con el pueblo judío, para que judíos, cristianos y musulmanes puedan vivir en armonía en esta Tierra Santa”, ha inistido.

Además, el Santo Padre ha resaltado los frutos producidos en el diálogo judeocristiano. Un diálogo que, como señala la Declaración conciliar Nostra Aetate, es necesario y posible, ya que estas confesiones poseen un rico patrimonio espiritual común.

“Trabajando juntos os habéis dado cuenta cada vez más de los valores comunes que constituyen la base de nuestras respectivas tradiciones religiosas, estudiándolas a lo largo de los siete encuentros celebrados en Roma o en Jerusalén”, ha señalado el Pontífice. “Habéis reflexionado sobre la santidad de la vida, los valores familiares, la justicia social y el comportamiento ético, sobre la importancia de la palabra de Dios en las Sagradas Escrituras para la sociedad y la educación, las relaciones entre las autoridades civiles y las religiosas y la libertad de religión y de conciencia“, ha añadido.

Por último, Benedicto XVI ha recordado que en las declaraciones comunes, al final de estas reuniones, se han evidenciado las ideas radicadas en ambas convicciones religiosas y al mismo tiempo las diferencias que todavía se tienen que afrontar.

CLAUDIA KOLL O CÓMO UNA CONVERSIÓN CAMBIA UNA VIDA


Una actriz italiana que hizo cine erótico

La diva del cine ha descubierto una nueva dimensión en su vida personal y profesional
ALBAdigital

Entre los muchos cambios que han llegado a su vida tras su conversión, Koll está implicada en la nueva academia de espectáculo Star Rose Academy, con sede en Roma, que pretende formar a jóvenes artistas profesionalmente, presentando valores profundos. Claudia Koll, nacida en Roma el 17 de mayo de 1965, tras estudiar actuación con Susan Strasberg y Geraldine Baron en el Drama Course, así como con Yves Le Baron en “Le Coq School”, desempeñó su primer papel de cine como protagonista en 1992 en un filme erótico de Tinto Brass.

Actriz de teatro, cine y televisión ha destacado al lado de Antonio Banderas en la cinta para televisión “El joven Mussolini”. Ahora bien, después de una larga trayectoria en el mundo del espectáculo se dio cuenta de que algo le faltaba y cambia su vida así como su trabajo. Inicia acciones de voluntariado y de beneficencia en varias partes de África e Italia. Su vida toma un nuevo rumbo pero no deja su carrera de actriz, según informa Zenit. Hoy explica qué significa ser actriz desde esta nueva óptica cristiana. “Significa no tener miedo a ser uno mismo, a encontrar un modo personal de actuar, y no de acuerdo a los modelos fijos, sino hacer un viaje al interior y, cuando se es auténtico en la búsqueda de sí mismo, necesariamente se busca también a Dios”, comenta.

El encuentro con Dios

Koll recuerda que su proceso de conversión “fue un periodo en el que dejé de trabajar porque no recibía guiones interesantes, con personajes positivos que pudiera interpretar. Me llegaban, en cambio, lecturas, por ejemplo, del Cantar de los cantares, un libro de la Biblia, muy bello, maravilloso. Para interpretarlo era necesario estudiar, profundizar, porque cada palabra es densa, está llena de significado pero también era necesario rezar”. A partir de ahí “he tenido que aproximarme al texto no de manera superficial sino estudiándolo y también rezando. Y esta armonía de estudio y oración me puso en contacto con la profundidad del Espíritu Santo”, confiesa.

Respecto a su trabajo como profesora en Roma de una Academia para jóvenes promesas basada en valores, reconoce que su objetivo es enseñar a la luz de su experiencia personal. La actriz precisa que “En el pasado hice cursos de actuación clásica italiana y americana que son de algún modo una enseñanza de acuerdo al método americano de ‘vivir el personaje”. Ahora su método de enseñanza, aclara, se ve enriquecido por la visión cristiana, pues, “el Señor me liberó de tantas ataduras”. Agrega que el Espíritu Santo se ha convertido ahora en su guía incluso en la interpretación de un personaje.

Con la conversión “vi que el Señor me estaba enseñando, y me decía que me acompañaba con su Espíritu, no sólo por lo que suponía la posibilidad de ser testigo del encuentro con Él, sino también en mi trabajo, porque el Espíritu Santo está siempre con nosotros, y entonces es necesario aprender a comunicarnos con Él, a dejarnos guiar por Él. Esta es la riqueza más grande que el Señor me ha dado en mi trabajo”.

DE ULTRA Y VIOLENTO.... A PACÍFICO Y SACERDOTE


Estas manos han pasado de apalear a bendecir. ¿Un milagro?

Fue jefe de ‘bateadores’ en su barrio; hoy es cura en una iglesia de pueblo

De ultra y violento… a pacífico y sacerdote

Una chica, de la que estuvo enamorado, tuvo mucho que ver en su cambio de vida

Sus antiguos camaradas saben perfectamente dónde encontrarlo. O sea, que no es por miedo que desea permanecer en el anonimato (¿miedo, él? ¡De qué!). Es porque hay varias productoras interesadas en llevar su vida a la pantalla y él lo único que quiere es dedicarse enteramente a su vocación. Entendemos el interés de los guionistas; pocas veces se encuentran historias así: una adolescencia de odios y violencias, el amor de una chica que le devuelve a la fe, un encuentro personal con Cristo…

Nunca fue delegado de clase, pero tenía madera de jefe. Quizás porque pegó el estirón muy pronto, quizás porque, año tras año, ocupaba, castigado, los primeros bancos de clase. Fuera lo que fuese, algo en él hacía que los demás lo tuvieran en cuenta. No sólo los de su curso, también los mayores. Y, entre éstos, los de peor reputación, los que salían los fines de semana a pegarse. No para ser los duros de la discoteca, sino movidos por un afán superior: España. Estaban llamados a salvar a la patria. O eso decían ellos. Esta historia arranca en Madrid con la década de los noventa.

¿Qué niño de once años hubiera dicho que no a andar con malotes de dieciséis y diecisiete, aunque fuese de mascota? Y con razón cuando las perspectivas a corto plazo eran ser uno más de la tribu. Aunque para eso no bastaba con apuntar maneras. Aquí, el valor, a diferencia de en la mili, no se suponía, había que acreditarlo. Por eso, una tarde, al salir de clase, le llevaron frente a un cajero automático y le dieron un bate de béisbol. No era un rito de iniciación. O no sólo. Era un test de patrioterismo callejero. Lo pasó con nota: en pocos minutos, donde antes había habido una máquina expendedora de billetes, sólo quedaba un hueco.

Limpiar España

Lo siguiente fue una serie de visitas guiadas al Madrid de los Austrias, con alguna escapada a la sierra, donde la lectura de los clásicos fascistas siempre es más reposada. Sin olvidar el adiestramiento en técnicas de lucha, que no estaban las calles para vivir de las rentas de un pasado glorioso hecho piedra, cual boy scouts ideologizados. Por si el cachorro tuviera dudas, una noche lo llevaron a los bajos de plaza de España. Comenzaban a llegar a nuestro país los primeros inmigrantes y los negros que allí acampaban, envueltos en mantas y cartones, se prestaban a la metáfora racista: sanguijuelas pegadas a la piel hermosa de la madre patria. ¡Afuera con ellos!

Una empresa de tales magnitudes -limpiar España- necesitaba un plan pegado a la realidad: había que ir barrio por barrio. A él lo encuadraron en la patrulla que vigilaba las calles del suyo, Argüelles, donde vivía con sus padres. No era ésta la única partida de la porra que operaba en Madrid. La misión de éstas era doble: reclutar cruzados para la causa y mantener la ‘chusma’ a raya. Para lo primero, se exigía diplomacia, don de gentes, capacidad de liderazgo; para lo segundo, un manejo del bate propio de un jugador de los Yankees.

Nuestro protagonista enseguida marcó estilo. Antes de cumplir los trece, era un mago de la persuasión y la violencia, lo que le hizo ir subiendo puestos en el escalafón, hasta ocupar la jefatura de la patrulla de su barrio. Entonces supo que aquello no era un juego. Empezó a ir a sitios a los que no todos iban, reuniones con peces gordos que le daban palmadas en la espalda y le decían “muy bueno lo tuyo, chaval, trátame de tú”. Le habían avisado de que no era fácil llegar hasta allí. Lo que nunca nadie le había dicho -ya lo comprobaría él- es que más difícil era salir.

Una sonrisa de oreja a oreja

Si le preguntas en cuántas peleas estuvo metido los años -seis, casi siete- que duró su aventura ultra, te dice que perdió la cuenta. Sólo sabe que no mató a nadie y que siempre corrió más que la Policía. Sí recuerda que la violencia era adictiva y le generaba ansiedad, que él paliaba a base de remedios seculares: sexo, drogas, alcohol… También recuerda broncas en las que pensó si no sería otro el que pegaba. No habla de posesión maligna, pero sí de influencia. Además de esto, con frecuencia llegaban del alto mando órdenes que nada tenían que ver con la misión salvadora de la patria. Él, como buen soldado, no las discutía: las ejecutaba. Pero empezaba a no entender algunas cosas. Cada vez le costaba más llegar a casa, reconocerse en el espejo, dormir de un tirón.

Sus padres nunca le preguntaron en qué líos andaba, quizás por lo evidente de la respuesta: su cuarto se había convertido en un búnker y él ya no era un ángel. Como trataran de imponerle su autoridad, era capaz de levantar la voz. O la mano. Ellos, lejos de amilanarse, decidieron actuar. Y lo hicieron siguiendo una política de hechos consumados: por su cuenta, sin consultarle nada. El colegio al que había ido desde niño se había convertido en el cuartel general de la patrulla, así que lo llevaron a un instituto a las afueras de Madrid. Para asegurarse de que iría a clase, al cambio de centro siguió uno de domicilio. No se lo perdonó, al menos durante el año que estuvo sin dirigirles la palabra.

La idea que de nuestro protagonista se hicieron sus camaradas fue letal: ya no era él quien llevaba los pantalones en casa. Luego era débil. Merecía el mismo trato que un inmigrante, que un yonqui, que un travesti. O uno peor, pues sabía demasiado. Que se cuidara mucho de dejarse caer por ciertas calles. Ahora sí que no entendía nada. Su aterrizaje en el instituto, con el curso ya empezado, no ayudó a que se le aclararan las ideas. Aquello le pareció un nido de hippies y de rojos. Por más que nunca había participado de la estética skin, cualquiera podía leer la crónica de los últimos años de su vida: la llevaba escrita en la mirada, endurecidísima; tanto, que nadie se atrevía a mantenérsela. Salvo esa chica que, cada mañana, le saludaba con una sonrisa de oreja a oreja. El detalle le enamoró. ¡A él, para quien las mujeres habían sido carnaza, el reposo del guerrero urbano!

Ella se lo dejó claro desde el minuto cero: quería su amistad, nada más. Él, con tal de que fuera suya, se pegó a sus amigos, un grupo de parroquia. Estaba dispuesto a todo. Bueno, a todo todo… Una vez ella le pidió que la acompañara a una pascua juvenil y él, queriéndola mucho, le dijo que no. A cambio, ella le hizo prometer un dibujo de Jesús en Getsemaní. Mientras lo dibujaba, se encontró con un hombre solo, al que traicionaban sus amigos, pero que moría por amor. A él también le habían dado de lado, pero, a diferencia de Cristo, seguía lleno de odio. Allí, en la soledad de su cuarto, por primera vez en años, rompió a llorar. No sería la última vez.

“Si quieres hacer reír a Dios…”

En otra ocasión ella y sus amigos le pidieron que les acompañara a la parroquia a echar una mano con unas cajas. En esas estaba cuando reparó en un cartel mal colgado en el tablón. Al ir a colocarlo, pudo leer: “Confesiones los miércoles después de misa”. Y pensó: “A mí es imposible que me perdonen”. Días después, y con la misma decisión con que había liderado tantísimas acciones de comando, fue a ver al cura. Quería pedirle que dejara de colgar cartelitos para engañar a los incautos, no fuera a ser que alguno se lo creyese y se hiciera ilusiones. El sacerdote, lejos de echarle con cajas destempladas, le oyó en confesión.

¿Cuándo había sido la última vez? ¡Ni se acordaba! Los pecados no los dijo, los vomitó. Llevaban ahí tantísimo tiempo pudriéndose, pudriéndole, que vaciarse de ellos fue un alivio. Mientras el cura le daba la absolución, quiso haberle dicho: “Pero ¿qué hace? ¿No ve que doy asco?”. Aunque sólo acertó a llorar. Quizás porque empezaba a entender algo: había sido salvado. Salió de allí con la expresión que era otra. ¡Por fin podían mirarle a la cara!

Mirarte a la cara. Cuando te has pasado tantos años metiendo miedo, nadie lo hace. Al principio, que no se atrevan, es un subidón. Luego puede llegar a desesperarte hasta el suicidio. Eso le pasó a aquel correligionario suyo que se tiró de lo alto de la Torre de Madrid para que, al reconocerle, tuvieran que mirarle a la cara. Así lo dejó escrito en una nota de despedida. ¿Por qué no había tomado él la vertical que va derechita a la muerte? En la respuesta a la pregunta tantas veces repetida estaban sus padres y la chica de la sonrisa. Y, mezclado con ellos, al principio de fondo, luego bien de cerca, Jesús.

Su encuentro con Él le cambió la vida, que ya no era algo que tirar a la basura, sino que proclamaba la grandeza de Dios. Dos mil años después, Cristo seguía operando milagros. Tras una adolescencia de odios y violencias, nuestro protagonista se apuntó a un curso de confirmación y comenzó a ir a misa; un verano volvió de las misiones con un montón de fotos en las que salía jugando con niños negros (¡qué hubieran dicho los camaradas!); su búsqueda de la belleza (”El mundo será salvado por la belleza y la belleza es Cristo”, Dostoyevski) hizo que se matriculara en Historia del Arte; al acabar la carrera, entró de profesor en un colegio; años atrás, la chica de la sonrisa había terminado cediendo; sonaban campanas de boda…

Aquí encaja la primera frase de la película Bella: “Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes”. Oyendo misa en la catedral de Santiago, supo que el Evangelio seguía hablando. Aquella peregrinación había sido accidentada. En un alto en el camino, ya en el tramo final, cuando se duchaba, le robaron todo. Y allí estaba él, en la cripta, con ropa prestada, atento a la lectura del día. “No llevéis bolsa, ni morral, ni sandalias…”. Dios le pedía más. ¿Qué? De momento, cortar la relación con su novia.

En el seminario

Sentía que su corazón estaba hecho para amar a más personas, le iba la vida de parroquia más que la del hogar, un amigo suyo acababa de ordenarse sacerdote… ¿Acaso…? Por preguntar… En el seminario le dijeron que lo fuera mirando, sin prisas. Durante un curso, todos los sábados, a espaldas de sus padres, estuvo yendo a Introductorio. Un día, después de clase, le pidieron que se quedara. Pensó: “Ya está, no tengo vocación”. “Si quieres, empiezas mañana”, le dijeron. Al llegar a casa, le preguntó a su madre dónde guardaba las sábanas. “En el armario, ¿por?”. “No, por nada, porque mañana me marcho al seminario”. En un punto del infinito, allá donde se cruzan las paralelas y el viento da la vuelta, resuena aún la bronca de sus padres.

Esta vez los que a punto estuvieron de retirarle la palabra fueron ellos. En cinco años fueron a verlo dos veces al seminario. Una cosa es que fuera a misa todos los días -ellos, encantados- y otra que se metiera a cura. Sin embargo, hoy no quieren otra cosa para su hijo: lo ven tan feliz, tan en su sitio… Así también debieron de verlo los dos energúmenos que se colaron en su ordenación. Fueron a reventársela… y salieron hechos un lío. En los viejos tiempos, su amigo no hubiera dudado en llevarse por delante a quien se pusiera en medio. Ahora estaba dispuesto a entregar la vida. ¿Por qué? Quién sabe, quizás insistieron en la pregunta y ellos también llegaron a la única respuesta posible: Cristo.

Gonzalo Altozano

PSIQUIATRAS CRITICAN QUE AIDO QUIERA PRIVAR A LAS MENORES DEL APOYO PATERNO


Se detectan patologías de identidad sexual en jóvenes que han abortado.// Foto: Morguefile

Consideran que permitirles abortar a los 16 es romperlas para siempre

Psiquiatras critican que Aído quiera privar a las menores del apoyo paterno

Los expertos consultados por ALBAdigital consideran que intentar prescindir del conocimiento y autorización paterna para algo tan serio como abortar es plantear la sospecha de que la institución familiar no es suficientemente buena. Y supone poner en un grave peligro a las menores ya que no están preparadas para tomar una decisión tan importante. Como explica a ALBAdigital Jorge Pla, codirector del departamento de psiquiatría y psicología médica de la Clínica Universitaria de Navarra, “no tienen madurez para tomar una decisión tan importante. La madurez que se tiene a los 16 años es la biológica. La psíquica y la social, se está adquiriendo y la afectiva no se ha adquirido en absoluto. Si ni siquiera tienen la ayuda de sus padres, que son quienes más miran por ellas, sin ningún tipo de interés, sólo por cariño, se les priva de lo mejor que se le puede dar a una niña en esas circunstancias”.

Si en una adulta un aborto provoca graves problemas psicológicos, en una adolescente, las consecuencias pueden ser especialmente dramáticas: “En ese momento se está desarrollando la personalidad y un ‘terremoto’ como un aborto va a suponer serios problemas, porque va a haber un síndrome post aborto más acusado. Una de las cosas que se está viendo ahora del síndrome post aborto es que las adolescentes tienen más patología de identidad sexual que las que han abortado siendo más adultas, que ya tienen unos rasgos más marcados como mujeres”, explica a ALBAdigital el doctor Jesús Poveda. Por su parte, el psiquiatra Enrique Rojas alerta de que una decisión así para una menor puede suponer “un impacto en la vida íntima y un trauma psicológico”. Para la doctora Ondina Vélez, profesora en el departamento de Psicología de la facultad de Medicina de la Universidad CEU San Pablo, y directora de su Centro de Información de salud sexual, “las menores pueden sufrir abusos y abandonos por esta dejadez de la ley. En el ámbito social abortar será algo sencillo y banal y con menos controles que conducir, ir a votar o incluso comprar tabaco y alcohol”. El doctor Pla destaca que “en el 10% de los casos de mujeres que abortan se da el síndrome post-aborto, que puede tener consecuencias psiquiátricas graves. En una niña que se está formando desde el punto de vista psíquico, y que ya ha tenido un trauma por quedarse embarazada, provocarle además un aborto, con lo que eso supone, es romper a una niña a los 16 años para toda la vida“.

Con este tipo de medidas se deprecia completamente ante las jóvenes el papel de los padres: “Intentar prescindir del conocimiento y autorización paterna es plantear la sospecha de que la institución familiar no es todo lo buena que debería y que “papá- estado” (Zapatero) o “mamá-estado” (Aído) deciden mejor por los menores que sus propios padres”, dice Ondina Vélez. Una idea que comparte el Dr. Pla: “Es estatalizar las decisiones más privadas e íntimas de cualquier persona”. “Este es un síntoma de una sociedad permisiva y desorientada, psicológicamente enferma“, apunta Enrique Rojas a ALBAdigital. La doctora Vélez considera que es un momento especialmente difícil en el que, si se deja sola a la adolescente, es muy fácilmente manipulable: “En esta situación tan complicada para cualquier mujer, y más en el caso de una menor, que se siente sola o presionada a abortar, para demostrar que quiere a su chico, es muy complicado que pueda decidir de un modo autónomo respecto a su vida y a la de su hijo. Precisamente es un tema en el que puede haber claramente terceros interesados en que una menor se comporte de un determinado modo”.

En definitiva, coinciden en un diagnóstico: la medida no busca el bien de las niñas: “Me parece que la única preocupación de Bibiana es liberar a los secuaces del aborto de la cárcel, no ayudar a las mujeres”, sentencia Poveda.

Sonsoles Calavera

CONSEJOS INFALIBLES PARA TENER HIJOS DELINCUENTES O IMBÉCILES

Consejos infalibles para tener hijos delincuentes o imbéciles
Aún fresco el editorial de ALBA de la pasada semana sobre el descriterio y descomposición de nuestro tejido conyugal y familiar, como uno de los factores patógenos de la delincuencia juvenil, ocurre en Huesca otro suceso muy significativo. Resulta que cuatro jóvenes -dos menores y los otros dos hermanos- se ponen a orinar sobre un coche (a las 15:56 en la calle Quinto Estrecho). Un transeúnte de 72 años, que ve la gamberrada, les recrimina la acción. Resultado: los cuatro angelitos agreden al anciano, que tiene que ser hospitalizado con la cara y un brazo rotos. Menos mal que en Huesca -¿qué habría ocurrido en una megalópolis española?- todavía hay ciudadanos que acudieron a socorrer al agredido y llamaron a la Policía, que detuvo inmediatamente a los violentos y precoces delincuentes, poniéndolos a disposición judicial. Y mucho mejor la intervención del Justicia de Aragón, Fernando García Vicente, que hizo un llamamiento general a la ciudadanía en general y a los jóvenes en particular para encarecer el respeto debido a otros conciudadanos, en especial si son ancianos o más indefensos.Es excelente -por eso lo subrayamos- el diagnóstico del Justicia Mayor de Aragón, que recuerda a todos que el hogar debe ser la principal escuela de convivencia, por encima de las limitaciones de tiempo que impone la sociedad contemporánea, insistiendo en que el hogar debe ser el ámbito donde se inculquen valores relacionados con el respeto a los demás, la autodisciplina, la satisfacción por el trabajo bien hecho y la tolerancia ante la frustración.

Quizás en un exceso de atrevimiento podría ocurrírsenos sugerir que dicho Justicia Mayor de Aragón sustituya a la ministra Cabrera al frente de Educación con el fin de inyectar una dosis masiva de sensatez a la actual concepción zapateril de la asignatura Educación para la Ciudadanía. Podría, alternativamente, sustituir al ministro Soria en Sanidad -donde no es necesario acreditar un currículum veraz-, con la misión de poner en cuestión, al menos, el dogma zapateril de que los adolescentes adquieren autodisciplina y gobierno personal en materia afectiva y sexual mediante el procedimiento de atiborrarles los bolsillos -con dinero público que “no es de nadie”- con cantidades ilimitadas de condones, abortivos del día después o abortos a espaldas del conocimiento paterno.

Considerando que existe -como se diría en jerga judicial- la alta probabilidad de que el Gobierno Zapatero se ratifique en la segura convicción de que no conduce a España al paro masivo, al empobrecimiento de los patrimonios y ahorros de la clase media y popular, ni a la ruina económica. Considerando, además, que no es menor la posibilidad de que el dueto Zapatero-Zerolo, acompañados del resto de su orquesta de cámara, se ratifiquen en las bondades procreativas, educativas y en los extraordinarios servicios sociales que prestan sus recomendadas alternativas a la familia estable de fundación matrimonial entre varón y mujer dotada de varios hijos de los que padre y madre se responsabilizan gratuita, generosa y sin queja alguna. Teniendo en cuenta dichos extremos, apuntamos a continuación algunos consejos para padres y madres, solteros y solteras, monoparentales y homosexuales que deseen garantizarse unos hijos de excelente necedad, alta agresividad, sobresaliente impertinencia y precocidad delictiva. Ahí van.

Primero. Tenga absolutamente prohibido en el hogar la más mínima referencia a la moral natural o a la religión, sobre todo a la católica. Ármese del argumento de la libertad, según el cual no hay que decirles nada durante la infancia y adolescencia para que así, cuando sean ya mayores de edad, puedan elegir por sí mismos sin influencia alguna de sus padres. Ni se le ocurra sospechar que los menores, como los árboles, necesitan cuidados y poda. Crea a pies juntillas que si los padres no dicen nada, nadie -ni siquiera la tele y el resto- dirá nada y crecerán como una página en blanco, buenos y perfectos por pura naturaleza espontánea. Sea crédulo con eso, por favor, y no eduque.

Segundo. ¿Cómo se le ocurre pensar, simplemente por ser su padre o madre, que tiene derecho y mucho menos deber de educar a sus hijos? ¿No se da cuenta, pajarito ingenuo, que educar le obligará a usted a asumir responsabilidades y dar ejemplo? Sea listo, déjeles a sus anchas y así también sus hijos le dejarán a las suyas. Quien no pide explicaciones tampoco tiene que darlas.

Tercero. Adopte costumbres progre-saludables en su casa. Sugerencias concretas. No regañe nunca a sus hijos, no sea que se enfaden y se le pongan violentos. Consiéntales todo lo que pidan, especialmente si se lo exigen con violencia. Favorezca la espontaneidad de las palabrotas y tacos. Muéstrese complaciente con su desorden, apatía y vagancia. Favorezca sus burlas del prójimo. Elogie como astucia sublime y señal de éxito en la vida todo cuanto sea vivir a expensas del trabajo, orden y sudores de los demás. Si localizan una virtud, sea implacable y califíquela de hábito facha, religioso y medieval. No olvide lo de medieval. Consienta pasivamente, o mejor introduzca activamente con su propio ejemplo, pornografía y basura mental. Desentiéndase de ellos anclándoles al televisor. Nada de lecturas de ningún autor de buena nota, fama o clásico. Mejor si no saben apenas leer y escribir o se agobian a la segunda línea.

Cuarto. Prohibida la austeridad, el ahorro y el trabajo. El dinero es lo más importante en la vida, el verdadero dios. Por dinero, todo el mundo se vende, porque todo tiene su precio. En esta adoración al Money o pasta gansa, no teman los padres contradecir el principio de libertad religiosa enumerado en primer lugar. Cuanto antes los hijos practiquen el culto al becerro de oro y pongan precio a todo, en especial a las personas, antes sus hijos estarán educados en no ver al prójimo, incluyendo a sus padres, abuelos y hermanos, más que en términos de pura utilidad. Verán cómo pronto sus hijos tienen ganas de darle una paliza a un viejo, a un indigente o a un deficiente.

Quinto y basta por hoy. Coja a su pareja, mejor si es su madre o padre naturales, e insúltense, sin límite a respeto ninguno, en presencia de sus hijos. Es excelente si, además, llegan a la manos, puños y patadas. Recuerden que la violencia es espontaneidad y genera confianza íntima entre toda la banda. Los resultados son extraordinarios si acompañan la severidad de las palizas y lesiones con ingesta de porros, alcohol u otras drogas.

P.D. Siguiendo estos infalibles consejos, estimados padres, tendrán más temprano que tarde la excelsa experiencia de visitarles en la cárcel, pasando con ellos ahí más tiempo -la visita quincenal- del que les dedicaban cuando estaban en casa. Felicidades.

JOSÉ MARIA GARCIA : "EL CÁNCER ME HA ACERCADO A DIOS"


El cáncer me ha acercado a Dios"

De él dice Raúl del Pozo que como periodista es un killer; como persona, un ángel. Durante la conversación, desde luego, se muestra cordial como un saludo radiofónico. Pone a parir, eso sí, a antiguos compañeros de fatigas que ya no son amigos suyos. Pero eso, con su permiso, queda fuera de la entrevista por no ser objeto de la misma. A pesar de su estatura, García -Supergarcía- fue, es y será el más grande.

-Me cuentan que de niño llegó a plantearse la vocación religiosa.
-A los once o doce años rondó por mi cabeza ingresar en los Hermanos de las Escuelas Cristianas.

-¿Qué pasó?
-Que a esa misma edad supe lo que quería ser: contador de cosas.

-Los primeros pasos los dio en Perseverancia, la revista del colegio Maravillas.
-Aún recuerdo la antediluviana máquina de fotos del hermano Feliciano.

-El nombre de aquella publicación coincide con el rasgo principal del carácter de usted. ¿Casualidad?
-Mi paso por el Maravillas (y, luego, por el Sagrados Corazones) me imprimió carácter.

-¡Y qué carácter! Le ha valido un montón de amigos… y de enemigos.
-La indiferencia es el encefalograma plano del comunicador.

-A los enemigos, ¿les perdona?
-No les guardo el menor rencor. Además, ¿quién soy yo para perdonar? Se me olvidan, no existen.

-Y usted, ¿pide perdón?
-Debería hacerlo. Y constantemente. He sido insolente, atrevido, a veces injusto… ¡Ah! Y en ocasiones he hecho, sin querer, daño.

-Cuando estaba en activo, ¿se daba cuenta?
-Trabajaba a tal ritmo… que no veía lo suficiente.

-Ahora ,en cambio…
-He aprendido a vivir. Está claro: un tío no empieza de verdad a serlo hasta que cumple los cincuenta.

-Y si a la edad le sumamos los años de reposo provocados por una enfermedad…
-Entonces ni le cuento. A mí el cáncer me ha acercado mucho a Dios. Sin Él, me hubiera rendido…; sin Él y sin mi familia.

-Diga algo a aquellos que estén pasando por algo así.
-Que sigan luchando. Y que si tienen que decir adiós, que lo hagan sin tirar la toalla.

-Dice que sus familiares rezaban por usted. ¿Y usted por ellos?
-Ya sólo rezo para que Dios proteja a los míos. Para mí no pido nada.

-¿Por qué?
-Porque me ha dado más, muchísimo más, de lo que necesitaba y merecía. Me he ganado sobradamente la vida haciendo lo que me gustaba. Lo he tenido todo.

-Estará agradecido, ¿no?
-Es que hay gente que habla mejor, con muchísimo más bagaje cultural, buenísimos profesionales… Y, sin embargo, no han tenido las mismas oportunidades que yo.

-Eso es una responsabilidad…
-Soy consciente, sí. Por eso he tratado de ser fiel a una máxima: inflexible con los poderosos, generoso con los débiles, y siempre en busca de la verdad.

-¿Quién le enseñó a buscarla?
-Emilio Romero.

-¿Y quién le ayudó a perseverar?
-Juan Pablo II. Fue en una audiencia que nos concedió a mi mujer, a mis dos hijos y a mí. Puso su mano sobre mi hombro y, mezclando español con italiano, me dijo: “Figlio, sigue luchando por la verità”. No olvidaré sus palabras. Ni la expresión de su cara.

-Queda claro: da gracias a Dios. ¿Le reprocha algo?
-Ver que unos tienen todo y otros nada hace que me pregunte: “Pero ¿Dios sabe esto? Y si lo sabe, ¿por qué lo permite? ¿Acaso no es bueno?”.

-¿Se lo pregunta mucho?
-Procuro no hacerlo; me provocaría mucha confusión. A veces, lo confieso, soy cobarde.

-Y otras muy valiente. Por ejemplo, fue uno de los firmantes de la petición de moratoria del aborto a la ONU.
-La vida no es nuestra, sino de Dios. Él nos la da, Él nos la quita. Y usted me preguntará: “¿Y los que no creen?”.

-¿Y los que no creen?
-Ése es su problema.

-Habrá quien piense que qué extremista.
-Contra lo que pueda parecer, no soy en absoluto partidario de abogar por los extremos; lo soy más bien de ponerme en el pellejo de los demás.

-Por cierto, en el acto de presentación de la moratoria recordó una frase que le dijo a un cardenal español.
-”La fe no me la vais a quitar, pero la afición…”.

-¿Significa eso que ha dejado de practicar?
-Lo he dicho por activa y por pasiva: soy católico, apostólico y romano. Y, además, presumo de ello.

Gonzalo Altozano

LA INQUIETANTE HISTORIA DE UNA NIÑA INGENUA CHATEANDO EN INTERNET


Los menores suelen estar solos ante los peligros de la red.

El anonimato que permite la red es un peligro para los menores
La inquietante historia de una niña ingenua chateando en Internet

Esta historia llegó al correo electrónico del director de El Confidencial Digital, Javier Fumero, que la publicó en uno de sus artículos. El caso de esta niña se podría dar en cualquiera de los hogares de nuestros lectores:
Tras dejar sus libros en el sofá, ella decidió tomar un bocadillo y meterse en Internet. Se conectó con su nombre en pantalla: ‘Dulzura14′. Revisó su lista de amigos y vio que ‘Meteoro123′ estaba enganchado. Ella le envió un mensaje instantáneo
Dulzura14: Hola. Qué suerte que estás! Pensé que alguien me seguía a casa hoy. Fue raro en serio!
Meteoro123: RISA. Ves mucha TV. Por qué alguien te seguiría? No vives en un barrio seguro?
Dulzura14: Claro que sí. RISA. Creo que me lo imagine porque no vi a nadie cuando revisé.
Meteoro123: A menos que hayas dado tu nombre online. No lo hiciste, verdad?
Dulzura14: Claro que no. No soy estúpida, Ok!
Meteoro123: Jugaste hockey después del colegio hoy?
Dulzura14: Sí y ganamos!
Meteoro123: Genial! Contra quién?
Dulzura14: Contra las Avispas del Sagrada Familia. RISA. Sus uniformes son un asco! Parecían abejas. RISA
Meteoro123: Cómo se llama tu equipo?
Dulzura14: Somos los Gatos con Botas. Tenemos garras de tigres en las camisetas. Son chulísimas…
Meteoro123: Juegas adelante?
Dulzura14: No, juego en defensa. Me tengo que ir. Tengo que hacer los deberes antes de que lleguen mis padres. No quiero que se enfaden. Chao!
Meteoro123: Seguimos más tarde. Chao
Mientras… Meteoro123 fue al menú de miembros y empezó a buscar sobre el perfil de ella. Cuando apareció lo marcó e imprimió. Tomó un bolígrafo y anotó lo que sabía de Dulzura14 hasta ahora.
* Su nombre: Verónica C
* Cumpleaños: 3 de Enero del 94
* Edad: 13
* Ciudad donde vive: San Isidro
* Pasatiempos: hockey, coro, patinaje e ir a La Vaguada.
* Aparte de esta información sabía que vivía en San Isidro porque se lo había contado recientemente. Sabía que estaba sola hasta las 18:30 cada tarde hasta que los padres regresaban del trabajo.
* Sabía que jugaba hockey los jueves por la tarde con el equipo del colegio ‘Los Gatos con Botas’. Su número favorito, el 4, estaba impreso en su camiseta.
* Sabía que estaba en 2º de ESO en el colegio Faustino Sarmiento. Ella se lo había contado todo en conversaciones online. Ahora tenía suficiente información como para encontrarla. Verónica no contó a sus padres sobre el incidente al regreso del parque. No quería que armaran una escena y que le impidieran volver caminando de los partidos de hockey. Los padres siempre sobreactúan y los suyos eran los peores; le hacían desear no ser hija única. Quizás si hubiera tenido hermanos sus padres no hubieran sido tan sobreprotectores…
Para el jueves Verónica ya había olvidado que la seguían. Su partido estaba en plena acción cuando de repente sintió que alguien la observaba. Entonces recordó. Miró desde su puesto para ver a un hombre observándola de cerca. Estaba inclinado contra la valla en la tribuna y sonrió cuando lo vio. No parecía temer y rápidamente disipó el miedo que sintió.
Después del partido, él se sentó en una de las gradas mientras ella hablaba con el entrenador. Ella notó su sonrisa otra vez cuando pasó a su lado. Él saludó con la cabeza y ella devolvió la sonrisa. Él vio su nombre en la parte de atrás de la camiseta. Sabía que la había encontrado.
Silenciosamente caminó a distancia segura, tras ella. Era muy poco hasta la casa de Verónica, y cuando vio donde vivía volvió pronto al parque a buscar su coche. Ahora tenía que esperar. Decidió comer algo hasta que llegara la hora de ir a casa de Verónica. Fue a un lugar de comida rápida y se sentó hasta que fuese la hora. Verónica estaba en su cuarto, varias horas más tarde esa noche, cuando oyó voces en la sala.
–”Verónica, ven”, llamó su padre.
Sonaba molesto y ella no imaginaba por qué. Entró a la sala y vio al hombre del parque en el sofá.
–”Siéntate”, comenzó su papá, “este señor nos acaba de contar una historia muy interesante sobre ti”.
Verónica se sentó.
–”¿Cómo podría contarles cualquier cosa? Nunca lo había visto antes que hoy!”.
–”Sabes quién soy?” preguntó el hombre.
–”No”, respondió Verónica.
–”Soy policía y tu amigo del chat, Meteoro123″.
Verónica se quedó petrificada. –”Es imposible! Meteoro123 es un chico de mi edad! Tiene 14. Y vive en Burgos!”.

El hombre sonrió. –”Sé que te dije todo eso, pero no era verdad. Ves, Verónica, hay gente en internet que se hace pasar por chicos; yo era uno de ellos. Pero mientras algunos lo hacen para molestar chicos y hacerles daño, yo soy de un grupo de padres que lo hacen para proteger a los chicos de los depredadores.
–Vine a encontrarte para enseñarte lo peligroso que es hablar online. Me contaste suficiente sobre ti como para hacerme fácil encontrarte. Diste el nombre de tu colegio, de tu equipo y tu puesto. El número y tu nombre en tu camiseta hicieron que te situara rápidamente.
Verónica estaba helada. –”O sea que no vives en Burgos?”. El rió. –”No, vivo en Madrid. Te hizo sentir segura el pensar que yo estaba lejos, verdad?”
–”Tenía un amigo cuya hija era como tú. Sólo que no tenía tanta suerte. Un hombre la encontró y la asesinó mientras estaba sola en su casa. Enseñamos a los hijos a no decir a nadie cuándo están solos, y ellos lo hacen todo el tiempo en internet. La gente mala te engaña para sacarte información de aquí y allá online. Antes de que lo sepas les contaste lo suficiente como para encontrarte sin siquiera darte cuenta. Espero que hayas aprendido una lección de esto y que no lo volverás a hacer. Cuenta a otros sobre esto para que también estén seguros.
–”Lo prometo!”.
Esa noche, Verónica y sus padres agradecieron a Dios por protegerla de lo que pudo ser una situación trágica.

(*) Javier Fumero es director de El Confidencial Digital

AMILLIA NACIÓ A LAS 22 SEMANAS, EL PLAZO DE ABORTO CASI LIBRE DEL COMITÉ DE AÍDO


Amillia Taylor a los cuatro meses, en buen estado de salud.

La supervivencia de niños de 22 ó 23 semanas de gestación llega al 65%

Amillia nació a las 22 semanas, el plazo de aborto casi libre del comité de Aído

El derecho a la vida no depende del grado de desarrollo ni de autonomía

Aunque el plazo de aborto libre que han recomendado los expertos de Aído es de 14 semanas, en realidad en caso de peligro psicológico para la madre, -el coladero que ha disparado el aborto en España hasta los 101.596 anuales-, se podrá abortar hasta las 22. Amillia Sonja Taylor nació incluso antes. Llegó al mundo tras 21 semanas y seis días de gestación y pesó 284 gramos. Los médicos del Hospital Infantil Baptista de Miami no tenían muchas esperanzas, pero le dieron todos los cuidados a su alcance y lograron que saliera adelante en buen estado de salud, sin esperar que sufra secuelas. “No éramos nada optimistas”, admitió el doctor William Smalling, neonatólogo del hospital de Florida, “pero la niña nos ha hecho ver que estábamos equivocados”.

La Asociación de Pediatras de EEUU estima que los bebés que al nacer pesan menos de 400 gramos no tienen posibilidades de salir adelante. Según Albert Balaguer, neonatólogo de la unidad de cuidados intensivos del hospital Sant Joan, de Reus, Tarragona, y profesor del Universidad Rovira i Virgili, este caso “es más excepcional por el peso que por la edad gestacional, que es el factor más determinante. La supervivencia de niños de 22 semanas no es tan excepcional. Hay estadísticas de estudios publicados en 2006 con datos de hace 2 ó 3 años, que muestran que hay grupos en Alemania, Japón y EEUU (donde los grupos neonatólogicos son más activos, más ‘agresivos’ en la lucha por los más pequeñitos, en cuidados intensivos), que están publicando datos de supervivencia de niños de entre 22 y 23 semanas. Se publican series con supervivencias de niños entre 22 y 23 semanas de gestación de más del 65% -explica a ALBAdigital- con relativamente escasas secuelas graves aparentes durante los 1os meses (del 20 al 40% aproximadamente). Por ejemplo, un estudio alemán que contempla los resultados de tres centros, tiene una supervivencia de niños de entre 22 y 23 semanas del 65%”.

Casos en España

El nacimiento de bebés prematuros tiene antecedentes también en España. A finales de 1994 nació en el hospital Nuestra Señora de Aránzazu, en San Sebastián, un bebé de cinco meses y medio que pesó al nacer 700 gramos, pero que llegó a bajar a 500 durante su internamiento por espacio de 7 meses en la UVI del hospital, denominado comúnmente la Residencia. El niño se llama Lander, ya tiene 14 años. Rosa, su madre, agradece que los médicos lucharan por su hijo: ”Los primeros años, especialmente los primeros cinco, fueron muy duros, pero estamos contentos y agradecidos a los médicos que nos atendieron y nos atienden”.

Sonsoles Calavera

LAS TIENDAS DE SEGUNDA MANO TRIUNFAN CON LA CRISIS


Las empresas de compraventa de objetos de segunda mano han visto en los últimos meses cómo aumenta el número de clientes que acuden a estos establecimientos y, de hecho, el 37% de la población ya ha utilizado este sistema para lograr efectivo o adquirir productos a bajo precio.Según explicaron fuentes del sector, la crisis económica ha incrementado el número de usuarios de estas empresas tanto para vender como para comprar productos. El aumento de operaciones ha sido más acentuado a la hora de lograr dinero a cambio de artículos y por eso estos establecimientos temen que una contracción del consumo pueda provocar que algunas tiendas se “sobrecarguen de productos”.

La compañía Cash&Converters, que cuenta con 44 establecimientos en España y 500 tiendas en todo el mundo, ha experimentado un incremento en usuarios y en operaciones según se acentuaba la crisis económica.

El director de Mercadotecnia para España y Portugal de Cash&Conerters, Alejandro de Reguero, valoró este crecimiento y recordó que estos establecimientos tienen la capacidad de adaptar los precios al mercado en pocos días.

Además, según un estudio sobre el sector hecho por la empresa Simple-Lógica en los dos últimos años, además de incrementarse el número de usuarios, ha disminuido la proporción de personas reticentes a utilizar estos establecimientos para lograr capital, al pasar del 41 al 31% de la población.

Estos establecimientos de compraventa de productos usados, de origen australiano, tuvo en 2008 una facturación sólo en el mercado español cercana a los 56 millones de euros, mientras que en el último semestre del pasado año Cash&Converters creció el 120% en sus beneficios operativos en el Reino Unido.

Según Reguero, en el último semestre se ha notado más el aumento de la gente que acude a vender sus productos en los establecimientos en España.

Los productos más demandados en estas tiendas a la hora de comprar y vender son los de electrónica, imagen y sonido, telefonía móvil y joyería. El directivo de Cash&Converter dijo también que los productos que se venden en sus tiendas pasan por un control policial para evitar la venta de artículos robados.

El supervisor de compras de la empresa Second Market, Sebastián Rojo, agregó que las personas que acuden a estas tiendas a vender sus productos ha cambiado en los últimos meses y ahora buscan con mayor intensidad el local donde se le paga más por artículo, aunque la diferencia de precio sea mínima.

Rojo destacó que a pesar de que los precios que se ofrecen son muy competitivos, se vende mucho menos en los últimos meses. Las tres principales razones que llevan a la gente a vender son en primer lugar desprenderse de lo innecesario, conseguir dinero extra y reemplazar los artículos obsoletos por otros más modernos.

LOS PELIGROS DEL DESPIDO BARATO

Donde la crisis es más crisis es en esas largas colas que se forman en las oficinas del INEM. En medio de la tormenta, surge la idea, siempre reiterada por los empresarios, de abaratar los despidos hasta acercar su coste a cero, como en Estados Unidos, donde uno coge una caja de cartón, guarda sus tres lápices -aquí son bolígrafos y así nos ahorramos el sacapuntas-, el marco con la foto de su mujer y los niños y se marcha por donde entró sin más que un lacónico adiós. También acaban de decir que nada de subidas salariales por encima del 1% con lo cual los españoles serán un poco menos ricos porque tendrán menos dinero con el que comprar. Y cada día nos desayunamos con un nuevo Expediente de Regulación de Empleo con cifras salvajes que disfrazan de números la realidad palpable de las muchas familias que lo van a pasar mal.

En una crisis mayor de la esperada y mucho mayor de la anunciada por el Gobierno -con lo que las escasas medidas tomadas son claramente insuficientes-, parece inevitable recurrir a la teoría del mal menor. Abaratar el despido, establecer un ERE o subir menos los salarios puede ser, para una empresa, la diferencia entre cerrar y no cerrar. De modo que, aunque a los del despido barato les cueste un quebranto, a los que no han sido despedidos les viene bastante mejor la nueva situación que si la compañía al completo hubiera presentado suspensión de pagos.

Pero en Economía nada es blanco ni negro. Si todos los empresarios fueran justos y buenos, la población sabría que los ERE, despidos baratos y sueldos bajos sólo se emplean cuando son realmente necesarios. Por desgracia, la realidad no se le parece demasiado. Hay empresas que recurren a la medida de echar trabajadores porque no les queda otra. Hay otras muchas que han visto en esta crisis la oportunidad de limpiar impunemente sus plantillas y recortar por una línea de puntos que a alguien, en un departamento muy lejano, se le ocurra, sin tener en absoluto en cuenta si esos trabajadores trabajaban o no. Quitarse de encima empleados aligera sensiblemente las cuentas de la compañía y garantiza a los directivos que podrán presentar unas cuentas relativamente saneadas para que sus inversores estén tranquilos. Los despedidos no lo estarán tanto.

Otro problema es que muchas estrategias de despido masivo planteadas durante las crisis no funciona porque aunque aligeran las cuentas, no actúan sobre puestos de trabajo poco productivos -esos muchos que cobraban mucho y que habían ido adquiriendo cargos reales o creados ad hoc en los años de bonanza-. Como las indemnizaciones que tendrían que pagarles son mayores, aunque los gastos habituales son elevados, no sólo por los sueldos sino por otros añadidos como dietas o coches oficiales, a las compañías, que andan muy cortas de liquidez, les sale más barato prescindir de los remeros del barco, los trabajadores de a pie, con lo cual la productividad de las empresas, que no es precisamente la cualidad que resalta en las españolas, se hunde todavía más.

La flexibilización del mercado laboral no sólo es necesaria, es imprescindible en el anquilosado sistema español. Despidos libres, pero facilidad para encontrar otros puestos y, sobre todo, justicia. Es decir, que el que de verdad trabaja sepa que no tiene que tener la caja de cartón bajo la mesa porque es el que no produce es el que tiene sus días contados. Hoy por hoy, en España, la mayoría de las empresas son incapaces de pensar en esos términos.

María Solano