Testimonios de mujeres que lo han sufrido, de la mano de Libros Libres
El aborto contado por sus protagonistas
Un libro que desmiente la mentira oficial del aborto
La cultura de la muerte, ésa según la cual la única salida para un embarazo no buscado es acabar con la vida del bebé, tiene muchos altavoces y portavoces oficiales y oficiosos. Según el pensamiento único, lo políticamente correcto para una mujer joven y soltera que se queda embarazada es abortar. Pero ¿qué le pasa después a esa mujer y cómo es llevada a esa -presunta- inevitable conclusión?.
Esperanza Puente aborda en su libro “Rompiendo el Silencio”, de la editorial Libros Libres, su caso personal, por el que ella también abortó y cómo eso le llevó a servir de ayuda a otras mujeres que pasan por la misma situación que ella atravesó. Con un lenguaje sencillo y directo, la autora cuenta cómo el gran error de su vida, abortar a su hijo, ha servido para algo: evitar que otros muchos bebés sean abortados por el miedo y desinformación al que se ven sometidas sus madres.
La lectura de esta obra da muchas claves para entender el destrozo psicológico que supone para la mujer someterse al aborto y cómo matado el bebé, éstas no vuelven a ser las mismas y presentan carencias de todo tipo: depresión, ansiedad, frustración, desconfianza y hasta promiscuidad. Y es que al aborto es, además de un ataque frontal a la vida de un niño, un acto de violencia contra la mujer a la que se la coacciona incluso por su entorno más inmediato para que se desahaga de un ser humano que algunos llaman ‘complicación’.
Entre los muchos casos que Esperanza Puente relata, está el de una pareja de adolescentes de poco más de 16 años en la que ella se queda embarazada y él comienza a sentir que terceras personas están teniendo más peso en decidir sobre la vida de su hijo que sus propios padres. Este caso enfoca además, el papel del padre en estas situaciones y cómo su actitud puede servir para que la mujer le dé una oportunidad a ese niño que viene o, por el contrario, recurra a la solución presuntamente más fácil de acabar con esa mal llamada ‘complicación’.
César Sinde Robledo
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