jueves, 26 de febrero de 2009

UN COMBINADO DE VITAMINAS PARA PREVENIR LA DEGENERACIÓN MACULAR

* El tratamiento con estos nutrientes reduce el riesgo de aparición de esta patología

MADRID.- Ácido fólico, B6 y B12; estos son los ingredientes de una nueva receta para luchar contra una de las causas más importantes de ceguera, la degeneración macular. Según un estudio publicado en 'Archives of Internal Medicine' el tratamiento prolongado con estas vitaminas protege frente a la aparición de esta enfermedad, la única estrategia preventiva descubierta hasta el momento aparte del abandono del tabaco.

La mácula se encuentra en el centro de la retina. Es un tejido sensible a la luz que permite al ojo percibir los detalles, es decir, proporciona la agudeza visual. Su degeneración es de dos tipos: una seca, la más frecuente, en la que la mácula se atrofia paulatinamente, y la húmeda, de evolución mucho más rápida, que cursa con la acumulación de líquido en esta zona de la retina. Millones de personas, sobre todo en los países ricos, padecen este trastorno.

Hasta el momento, la única forma de prevenir la evolución hacia las formas más severas de la degeneración macular (con importantes pérdidas de visión) consiste en que el paciente abandone el tabaco, en caso de que lo consuma. Pero sucesivas investigaciones han apuntado la posibilidad de que la concentración sanguínea de un aminoácido (la homocisteína) pueda ser un factor de riesgo modificable de esta enfermedad, ya que ambos están relacionados entre sí.

De hecho, los niveles de homocisteína no sólo influyen en esta patología ocular sino también en la enfermedad cardiovascular y la aterosclerosis, ya que cuando están elevados provocan daños en el endotelio vascular. El ácido fólico y las vitaminas B6 y B12 son capaces de revertir ese daño y de reducir la concentración de este aminoácido por lo que un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard decidió probar este combinado vitamínico como profilaxis contra la degeneración macular.

Durante una media de 7,3 años, 2.607 mujeres tomaron estas tres vitaminas mientras que otras 2.598 tomaron placebo. Al inicio del estudio ninguna de las participantes tenía degeneración macular pero en ese tiempo se detectaron 137 casos, 56 en el primer grupo y 82 en el segundo. Esto implica que el ácido fólico, la B6 y la B12 redujeron un 34% las posibilidades de desarrollar la enfermedad. Esta atenuación del riesgo era todavía más patente para los casos más graves, que cayeron un 41% entre las mujeres que siguieron el tratamiento.

"El efecto beneficioso de esta terapia sobre la degeneración macular empezó a notarse, aproximadamente, tras dos años de tratamiento y seguimiento y persistió a lo largo de todo el seguimiento", apuntan los autores. Se trata, añaden, "de la evidencia más clara hasta la fecha del posible efecto beneficioso del ácido fólico y los suplementos de vitamina B en la prevención de esta enfermedad".

"Más aún, dado que estos hallazgos se refieren a estadios tempranos del desarrollo de la degeneración macular en pacientes sin un diagnóstico previo, representan el primer medio, además de evitar el tabaco, de reducir el riesgo en personas con predisposición a esta patología", concluye el estudio.

CRISTINA DE MARTOS

EL CONSUMO DE MARIHUANA INCREMENTA EL RIESGO DE SUFRIR DEPRESIÓN

El consumo de marihuana incrementa el riesgo de sufrir depresión
«La marihuana podría no ser tan inofensiva como muchos creen». Esta es la conclusión de un estudio publicado en el último número del 'American Journal of Psychiatry' , que advierte de que el abuso del ‘cannabis’ incrementa, a largo plazo, el riesgo de sufrir depresiones.

Investigadores estadounidenses siguieron a cerca de 850 personas que no tenían síntomas de depresión al inicio del trabajo y a más de 1.800 que no abusaban de la marihuana al comienzo del seguimiento. El abuso de esta droga venía definido por determinados comportamientos, como tener menos rendimiento laboral o 'fumar' durante el trabajo.

De este modo, se constató que, 15 años después, los adultos del primer grupo que consumían 'cannabis' tenían un riesgo cuatro veces mayor de mostrar síntomas de depresión, comparados con el resto de los participantes pertenecientes a este colectivo.

Suicidio

Asimismo, estos individuos deprimidos tenían más pensamientos suicidas y manifestaban menos interés por cuestiones que en su día les habían preocupado.

Entre los participantes del segundo colectivo, es decir, los que no consumían 'cannabis' al comienzo del seguimiento, no se observó que aquellos que estaban deprimidos tuviesen más riesgo de fumar marihuana durante los años siguientes.

Sin embargo, los autores sí han constatado que el abuso de otras drogas puede conducir a tomar 'cannabis': las personas que consumían anfetaminas u opiáceos tenían un riesgo entre ocho y 10 veces mayor de abusar del hachís.

EL CONSUMO DE MARIHUANA DURANTE AÑOS PRODUCE PROBLEMAS DE MEMORIA

Fumar marihuana también tiene 'efectos' a largo plazo. Un estudio que publica el último 'Journal of the American Medical Association' (JAMA) ha detectado que, a medida que aumenta el tiempo de consumo de esta droga, se incrementan también los daños cognitivos: 'falla' la memoria y la capacidad de atención.

Los autores han llegado a estas conclusiones tras observar a 51 personas que habían fumado cannabis durante una media de 24 años, a 51 consumidores 'recientes' –una media de diez años– y a 33 personas que no se drogaban (grupo control).

Los participantes se sometieron a nueve pruebas neuropsicológicas estándar para evaluar sus funciones cognitivas. Los 'test' se realizaron después de una media de 17 horas de abstinencia y antes de que los adictos iniciasen un programa para tratar su dependencia.

Problemas de memoria y atención

De este modo, los autores constaron que las personas del primer colectivo hacían las pruebas de memoria y atención «significativamente peor» que los otros participantes. Por ejemplo, estos adictos recordaban menos palabras que los demás.

Aunque los resultados de estas tareas eran similares entre los consumidores 'recientes' y los que no fumaban marihuana, los autores han detectado que los adictos de ambos colectivos –los que habían consumido la droga durante una media de 24 años y los que lo habían hecho durante una década– obtenían resultados pobres en los tiempos de realización de las tareas de cálculo, en comparación con el grupo control.

Sin embargo, el editorial que acompaña a este trabajo señala que es preciso evaluar estos datos cuidadosamente, ya que otros estudios no han hallado diferencias significativas entre las capacidades cognitivas de los consumidores de marihuana y los que no eran adictos.

«Incluso si la duración del consumo de cannabis está asociada con grandes disfunciones después de 17 horas de abstinencia, la información es insuficiente para saber si una semana o un mes después, estarían presentes los daños», sostiene.

Futuras investigaciones

Los autores del trabajo reconocen que son necesarios nuevos estudios para constatar si las disfunciones que han detectado pueden recuperarse si se abandona esta droga o se reduce su consumo.

Asimismo, advierten de que, para los consumidores habituales, estos problemas cognitivos pueden «afectar a los resultados académicos, las competencias laborales y las relaciones interpersonales» del adicto.

UN PORRO A LA SEMANA AUMENTA EL RIESGO DE ESQUIZOFRENIA Y DEPRESIÓN


Tres estudios publicados esta semana en el 'British Medical Journal' coinciden en alertar de los peligros a largo plazo que pueden sufrir los adolescentes fumadores habituales de cannabis. Padecer depresión y esquizofrenia en el futuro son algunos de los precios que hay que pagar por fumarse un porro a la semana.

Uno de los trabajos estudió a 1.600 estudiantes de 44 institutos australianos, todos ellos con edades comprendidas entre los 13 y los 15 años. Los investigadores llegaron a la conclusión de que el consumo frecuente de cannabis incrementa el riesgo de padecer depresión y ansiedad en la edad adulta, especialmente en el caso de las adolescentes. De todos los participantes, el 60% había comenzado a fumar antes de los 20 años, y el 7% admitió ser un 'fumador habitual'. Más de la mitad de todos ellos (el 66% de los chicos y el 52% entre las chicas) reconoció haber fumado en alguna ocasión.

Después de ajustar las cifras en relación con el consumo de otras sustancias, los autores del trabajo concluyeron que el consumo diario de cannabis entre las chicas multiplica por cinco los riesgos de padecer depresión y ansiedad, mientras que el consumo semanal duplica el riesgo en comparación con los adolescentes no fumadores. A su juicio, deberían tomarse medidas para reducir el uso frecuente y de carácter 'lúdico' que se le da al cannabis.

Los autores han tratado de desentrañar los mecanismos que se esconden detrás de esta relación entre el consumo de porros en la adolescencia, especialmente entre las chicas, y la depresión posterior. En su opinión son determinados mecanismos psicosociales los que subyacen detrás de esta asociación. «Las consecuencias sociales del consumo frecuente incluyen el fracaso escolar, el paro e incluso la delincuencia juvenil, todos ellos factores que pueden provocar altas tasas de enfermedad mental».

Esquizofrenia

Otro de los estudios publicados al respecto alerta del riesgo que tienen los fumadores habituales de padecer esquizofrenia a largo plazo. Los resultados demuestran, según un grupo de científicos de la Universidad de Cardiff, que los fumadores habituales tienen un 30% más de posibilidades de desarrollar la enfermedad, independientemente del uso de otras drogas psicoactivas y sin que medie ningún rasgo de la personalidad que pudiese predisponer al sujeto hacia la esquizofrenia.

De hecho, no es la primera vez que un trabajo relaciona el cannabis con la esquizofrenia aunque en ocasiones anteriores la relación causa-efecto sí estaba mediada por el consumo de otro tipo de drogas. En esta ocasión, y durante 27 años, se evaluó a 50.087 suecos 'captados' para el proyecto mientras cumplían el servicio militar obligatorio.

El 10,8% de la muestra había probado el cannabis en alguna ocasión y, de todos ellos, el 1,4% desarrolló la enfermedad en el tiempo que duró el estudio. El riesgo de padecer esquizofrenia fue mayor entre quienes admitieron haber probado la droga en más de 50 ocasiones a lo largo de su vida.

Los autores de la investigación recomiendan que estos riesgos sean tenidos en cuenta por las autoridades del Reino Unido y otros países europeos si finalmente se decide apostar por políticas liberalizadoras y legalizadoras que permitan el consumo de cannabis.

Asimismo, un grupo de investigadores londinenses, coincide en afirmar que consumir cannabis en la adolescencia incrementa el riesgo de padecer síntomas esquizofrénicos una vez alcanzada la madurez, especialmente en el caso de los ‘usuarios’ más jóvenes (cuyo consumo comienza alrededor de los 15 años). Cuanto antes comienza el consumo, mayores son los riesgos de desarrollar la enfermedad. Esto es debido a que los usuarios más jóvenes se vuelven fumadores habituales durante largos períodos.

Por este motivo, creen que se debería limitar estrictamente el consumo de esta droga entre los adolescentes psicológicamente más vulnerables. Además, añaden, las políticas legislativas deberían ir dirigidas a retrasar lo más posible el inicio en el consumo de cannabis entre los adolescentes.

Un consumo elevado de cannabis puede llegar a desencadenar episodios psicóticos y empeorar los cuadros de psicosis ya diagnosticados. Sin embargo, la relación de esta droga con otro tipo de episodios no psicóticos no había recibido aún suficiente atención por parte de los investigadores. En un editorial que acompaña a los trabajos, los doctores Joseph Rey y Christopher Tennant, añaden que la demostración de la relación entre esta droga y los síntomas esquizofrénicos y depresivos «subraya la importancia de reducir el uso de cannabis entre los fumadores habituales».