SANT JORDI | La leyenda
Aliento de dragón, santos cristianos, ejércitos catalanes y libreros, todo en uno
* Jordi, subido en un caballo blanco, salvó a la princesa de las garras del dragón
* Las rosas recuerdan la sangre derramada del dragón y son símbolo del amor
* Sant Jordi era un soldado que defendió el cristianismo y acabó decapitado
* El 23 de abril de 1981 fallecía Josep Pla, símbolo de la literatura catalana
elmundo.es | Barcelona
Muchas leyendas y una sóla tradición. En la celebración de Sant Jordi, como ocurre con la mayoría de las efemérides, confluyen decenas de leyendas, paganas y religiosas.
La cuna de esta historia está protagonizada por el aliento mortífero de un dragón que atemorizaba a los aldeanos. Para aplacar la ira del monstruo, doncellas del pueblo eran sacrificadas entre sus garras regularmente, hasta que le tocó el turno a la hija del rey. Es en esta parte de la leyenda en la que aparece nuestro héroe, el caballero Jordi, quien se enfrenta a la bestia subido en un caballo blanco. La sangre derramada del dragón se convierte en esa rosa que regalamos hoy, símbolo además del amor cortés, que convierte el 23 de abril en el día de los enamorados catalán.
El caballero pasó de leyenda en leyenda y acabó luchando en las filas de los ejércitos catalanes en las batallas más cruentas de la Historia de Cataluña. Si a esta narración le sumamos la tradición cristiana, que cuenta que un valiente soldado romano llamado Jordi defendió el cristianismo con su vida y acabó convirtiéndose en santo, ya tenemos el nombre del día y el patrón de Cataluña, que comparte este honor con la Virgen de Montserrat. La fecha recuerda el día, según esta tradición, en la que murió decapitaco el valiente soldado, convertido en símbolo en la época de la Renaixença.
Que Sant Jordi, además de Diada de Cataluña y Día de los enamorados, se convierta en la fiesta del libro sólo es cuestión de una suma de coincidencias. Cuando se instituyó el Día del Libro se eligió esta misma fecha para conmemorar la muerte de Miguel de Cervantes, pero el 23 de abril suma más coincidencias: no sólo es el día que falleció William Shakespeare. El 23 de abril de 1981 fallecía Josep Pla, uno de los símbolos más brillantes de la literatura catalana.
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