lunes, 16 de marzo de 2009

VIETNAM: DE HANOI A HO CHI MINH

MEMORIAS DE INDOCHINA

De Hanoi a Ho Chi Minh


VIETNAM. En este apacible país asiático de movimiento perpetuo, el caos de sus grandes ciudades da paso al sosiego de sus idílicos paisajes, mientras los vestigios coloniales conviven con las piedras antiguas de sus templos y con las efigies monótonas del régimen comunista


La ciudadela imperial de Hué, en parte deteriorada, muestra el pasado esplendor. /C. Candel

Del caos extrañamente ordenado de las grandes ciudades a la tranquilidad de los paisajes idílicos. De los edificios coloniales a las efigies de Ho Chi Minh. El horror de las guerras ya es el pasado. El movimiento continuo, casi siempre sobre dos ruedas, el presente encuentra su hueco. Van tres personas sobre la misma. Es su vehículo más usado, apenas hay coches. Recorren distancias cortísimas, trayectos ridículos, pero también kilómetros y kilómetros. Van de un lado a otro, de punta a punta del país. Corren poco, pero corren. Nada que ver con las velocidades en bicicleta, su medio más usado hasta hace pocos años. El movimiento continuo es una metáfora del país, que avanza hacia el futuro. Todo lo imaginable se transporta en moto: animales (pollos, conejos, incluso cerdos), frutas y verduras en cajas, material de construcción, equipajes. Los ciclomotores se convierten también en puestos de venta ambulantes. A los lados de la carretera, en cualquier vía, se sitúan para vender desde pan hasta gafas de sol. ¿El mostrador? El sillín.

Hanoi no es una gran capital al uso. Los edificios son bajos, las aceras exiguas. Ubicada en una orilla del río Rojo, de ahí su nombre, es una población caótica, seductoramente caótica. Sus habitantes hacen la vida en la calle. Todas las mujeres se protegen con mascarilla y muchas van de aquí a allá luciendo el gorro cónico de rafia y el 'ao dais', el tradicional traje compuesto por un blusón largo abierto en los laterales, dejando ver el pantalón, pero con el cuello cerrado. En el resto del país muchas también van uniformadas así. Además de los puestos de venta sobre moto, numerosos bares y puestos de comida no tienen un techo fijo. Hay barberos que afeitan en la vía pública.


OFRENDAS Y MITOS.

Los parques frondosos y los inmensos lagos oxigenan la ciudad, altamente contaminada. El bullicio de las calles contrasta con el relax que se disfruta en los parques de los lagos, donde practican tai chi. El Hoan Kiem sirve como referencia al estar en el centro. El silencio también se encuentra en los templos. 'La Pagoda de un solo pilar' es muy visitada. Hoy día queda poco de la original ya que fue destruida por los franceses, pero es muy fidedigna la reconstrucción del edificio que se alzó en 1028, cuando el emperador Ly Thai Tong soñó que una diosa le iba a conceder un heredero. Al cumplir su sueño, levantó como agradecimiento esta pagoda de madera. Actualmente acuden muchas mujeres que desean quedarse embarazadas. Suben hasta arriba, rezan y hacen una oportuna ofrenda, como corresponde.

Muy cerca, se encuentra el Mausoleo de Ho Chi Minh, lugar donde reposa el cuerpo embalsamado del camarada vietnamita de Lenin, el fundador del Partido Comunista de Indochina y creador de la actual República. Dos guardias imponen respeto a los pies del edificio, rodeado de bonsáis, construido tras su muerte en 1969. En la sobrecogedora plaza destaca la reproducidísima bandera nacional, formada por una estrella amarilla de cinco puntas sobre fondo de color rojo, en un tamaño enorme.

Muchos vietnamitas acuden en peregrinación a ver el cuerpo de Ho Chi Minh y los edificios en los que vivió, detrás de la plaza. El palacio no se puede visitar, está cerrado para recepciones y actos gubernamentales, pero la modesta casa en la que supuestamente pasó sus últimos años se puede recorrer sin problema. En cinco minutos. Los guías más hagiográficos cuentan todo tipo de historias: que si Ho Chi Minh huía del lujo y por eso no vivía en el palacio, que si recibía en su hogar cada tarde a los niños y les contaba cuentos, que si llamaba a los peces del lago tocando una campanita para darles de comer. A la salida, tras recorrer los jardines, se ofrecen todo tipo de 'souvenirs' con la faz del mandatario.

Otro punto de interés que no falta en ningún 'city tour' es el Templo de la Literatura, fundado en 1070 para ser utilizado como templo confuciano y que, poco después, se convirtió en la primera universidad vietnamita, el lugar donde se educaron las élites durante 700 años. Ahora huele a sándalo. Los edificios que quedan de los años del colonialismo francés se concentran en el Barrio Antiguo, lo que llamaban 'Cité Indigène', y son ocupados por altos mandatarios o como sedes de todo tipo de organismos controlados por el gobierno.

Un buen plan nocturno es acudir a una representación de la compañía del Teatro de las Marionetas de Agua. Sus hábiles integrantes manejan los muñecotes tras una cortina que les oculta de los espectadores, pero a los que se intuye mojándose. El origen se remonta a las historias representadas en los campos de arroz, de ahí el pequeño estanque que ocupa el escenario. Figuras de campesinos y seres mitológicos como dragones y peces se emplean para narrar cuentos y leyendas. Al acabar el espectáculo, los que maniobran las marionetas salen y se confirma la sospecha: están empapados de cintura para abajo. Entre el público también hay vietnamitas. No tienen muchas más opciones en la cartelera. Comprobar la oferta artística en cualquier periódico resulta descorazonador: en Hanoi no hay más teatros y sólo hay cinco salas de cine para tres millones de habitantes. La vida cultural de la capital es prácticamente inexistente, aunque las embajadas de otros países se esfuerzan en organizar conciertos y exposiciones.


LA BAHÍA MÁS BELLA.

Todo aquel que tiene la 'Indochina' de Catherine Deneuve en su cabeza ansía llegar a la Bahía de Halong. Los reconocibles islotes verdes forman una de las imágenes más reproducidas de Vietnam, en la ficción y en la realidad promocional. Al no haber un aeropuerto cercano, se necesitan unas cuatro horas en coche o autobús para recorrer los 170 kilómetros desde Hanoi. Ya en el puerto, docenas de barcos esperan a los viajeros entre la bruma, formando un barullo indescriptible que presagia lo peor. Afortunadamente, aunque el turismo es masivo, la Bahía es tan grande que los barcos no se chocan durante el recorrido, ni siquiera visualmente, creando la sensación de que cada uno tiene derecho propio al paraíso. Y es que el paraíso podría ser esto: un lugar formado por aguas de color turquesa y casi 2000 islas e islotes, donde se hace fácil creer que en cualquier momento puede aparecer el enorme dragón al que atribuyen su formación.

Halong significa 'dragón que descendió al mar'. Hay muchas versiones diferentes, pero la leyenda más popular sostiene que el Emperador de Jade pidió ayuda a un dragón para evitar una invasión de enemigos por el mar. El dragón le hizo caso y se lanzó al mar, pero al caer agitó tan fuerte su cola que, al golpear la tierra, ocasionó valles y montañas que luego cubrió el mar. En cualquier caso, las formaciones naturales emergen mágicamente sobre el mar, asombrando una y otra vez, a lo grande. Los barcos se pierden intencionadamente en este laberinto único.

Más de uno se lanza a darse un baño sin temer al dragón, aunque sí a los vertidos que algunos lanzan impunemente. Hay mucho tráfico turístico, tal vez demasiado, ya que se puede hacer desde un crucero de cinco horas hasta pasar una o más noches a bordo de una de las características embarcaciones. El Elefante, El Sapo o la Pelea de Gallos son algunos de los nombres con que los lugareños, muchos de los cuales viven en fascinantes casas flotantes, han bautizado a la mayoría de las ínsulas, por el parecido que ofrecen sus siluetas al dibujarse en el horizonte. Otra diversión es jugar a buscar formas en las piedras del interior de las mismas, estalactitas y estalagmitas que forman figuras caprichosas. Las grutas perforan este conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Los responsables turísticos han colocado numerosas lucecitas (y papeleras con forma de pingüino) además de carteles que animan a votar para que el increíble enclave natural se convierta en una de las Nuevas Siete Maravillas, como si no lo fuese ya sin esos votos que cuestan dinero.


HUÉ O EL SUEÑO IMPERIAL.

La localidad más monumental de Vietnam es, con diferencia, Hué. Fue capital del país entre 1802 y 1945, durante la dinastía de los Nguyen. En ese momento Vietnam quedó unificado por primera vez en dos siglos, olvidando la diferencia entre Norte y Sur. Está en el centro del país y muy bien comunicada. La inabarcable muralla protectora de la Ciudad Imperial se erige a lo largo del río Perfume, en el que siempre hay alguna barca en movimiento. Los restos de la inmensa Ciudadela fortificada, la construcción de mayor envergadura de la monarquía vietnamita, mantienen los nueve cañones sagrados, el palacio de la Armonía Suprema y las salas de los mandarines. La Ciudad Púrpura Prohibida fue prácticamente destruida. En el estanque de la puerta del complejo hay peces que los más pequeños disfrutan sobrealimentando. El ir y venir continuo de visitantes hace que éstos estén, empacho tras empacho, bien gordotes.

Las tumbas de los emperadores están en la zona. Impresiona mucho el Mausoleo de Khai Dinh, que fue construido durante once años (entre 1920 y 1931). Se encuentra entre montañas, en un lugar único. Subiendo la escalinata la imaginación vuela. A los lados hay guerreros de terracota protectores. Los escalones dejan claro que es una zona en la que las lluvias son frecuentes. De hecho, la zona de Hué es la que más sufre inundaciones en el país. Al llegar arriba de este escenario un tanto decadente, se encuentra el edificio en el que pasó varios veranos el que fuese doceavo emperador. Ahora acoge la tumba. Las paredes son un ejemplo perfecto del 'horror vacui': ni un sólo blanco, todo bien abigarrado, temiendo el vacío. Son mosaicos de cerámica hechos con vajillas rotas, un trabajo concienzudo de muchos meses. En una de las tres habitaciones se muestran fotos del coqueto Khai Dinh en vida y de su espectacular cortejo fúnebre.

Con un mismo aire decadente, como si nadie se atreviese a tocar una piedra, está el Mausoleo de Tu Duc, donde se puede pasear entre lagos de aguas verdes y árboles grisáceos. Si el día es nublado, la visita se convierte en inolvidable. Por miedo a que robaran sus restos mortales, no está enterrado en su tumba. Según se cuenta, ordenó a 200 súbditos que lo enterraran en un lugar secreto. Cuando acabó el funeral todos fueron decapitados. Tu Duc tuvo 104 esposas, pero ningún hijo. La zona de las concubinas es la única que no se puede visitar, es peligroso hacerlo dado el deterioro. La sala del trono es la única concesión al turisteo: se alquilan disfraces de emperador para fotografiarse, posibilitando un recuerdo 'kistch'.


PURO TRASIEGO.

Hoi An está lleno de visitantes que buscan gangas, pero no hay tantas. En el pasado fue uno de los puertos más activos del sudeste asiático y ese espíritu de trasiego y de comercio frenético se mantiene. Algunos talleres son capaces de entregar un traje a medida en seis horas. Muchas de las casas más antiguas son ahora tiendas o cafés. Están tal cual se alzaron. Cruzando el puente de 400 años de los japoneses, donde más flashes se disparan, hay una casa centenaria abierta, previo pago, la de la familia Trân. A sus puertas, señoras encantadoras venden silbatos y juguetitos. Perderse en el cercano mercado, olvidando el reloj, permite ver todo tipo de productos con una cacofonía única como fondo musical: los reclamos de los vendedores. A todas luces, los mercados en Vietnam son el corazón de ciudades y pueblos.

En esta zona no faltan 'resorts' ya que es un punto turístico interno de primer orden. Las playas del Mar de China en Da Nang se llenan de parejas que disfrutan del lujo asiático o de surferos en busca de buenas olas. El destino que compite para las lunas de miel es Dalat. El aire fresco de las montañas y la serena belleza de los paisajes ya atrajeron a los franceses. Quien también pasó allí temporadas fue Bao Dai. El último emperador no parece que viviese entre grandes lujos. Su residencia de verano es un chalet sin ningún interés. Uno como tantos de los que hay en Ciudad Ho Chi Minh.

La diferencia respecto a Hanoi es brutal. Se nota que hay mucha más actividad, que los negocios se cierran aquí. Tiene casi ocho millones de habitantes, el doble. Y todavía más motos: alrededor de tres millones invaden a diario sus avenidas. En la capital oficial no hay luminosos de neón ni vallas publicitarias, cuesta encontrar marcas occidentales visibles, mientras que en ésta ciudad hay tiendones de los emporios de la moda más conocidos. Todo el mundo le llama Saigón, aunque oficialmente sea Ho Chi Minh City. Fue la capital de la colonia francesa y de Vietnam del Sur hasta que en 1975 cayó frente a los nortvietnamitas y la rebautizaron con el nombre de su líder político. La rivalidad entre el Norte y el Sur del país se palpa todavía.


FALSIFICACIONES Y MÁS.

No quedan apenas muestras arquitectónicas de la época colonial. La catedral de Notre Dame, el Palacio de la Reunificación y el de Correos son los edificios que recuerdan esos años. Lo que hay por todas partes son falsificaciones de cualquier cosa. Desde cuadros (hay numerosas tiendas en las que copian 'vangoghs', 'warhols' o 'boteros') hasta películas y discos pirateados que se venden por menos de lo que cuesta un café. El mercado Ben Tanh está consagrado a las imitaciones: bolsos, carteras, polos, perfumes, camisetas... que contrastan con los originales que se venden, a precios mucho más altos que en Europa, en los establecimientos de Louis Vuitton, Gucci o Marc Jacobs.

Cruzar una calle o avenida se convierte en una aventura inefable. Conviene armarse de paciencia y avanzar despacio, paso a paso, dejando que sean las motos las que esquiven. La sensación continua es de caos, pero un caos extrañamente ordenado. Al llegar a la otra acera, la adrenalina está disparada. En Ciudad Ho Chi Minh no faltan opciones para descargarla. Sólo hay que buscarlas.

Motos y más motos. Se agolpan sobre el asfalto, una tras otra. Parece que no cabe ni una más. Esperan a que cambie la luz del semáforo. Hay docenas paradas. De repente, otra se acerca y...



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ENTRE ARROZALES...


...y bueyes. Los vietnamitas describen a su país como un balancín de bambú con dos cestas. El balancín recuerda a la cordillera central y as cestas son visualmente los deltas del Mekong y el Rojo. No sólo se parece al mapa, en todas partes se encuentra a gente con uno a cuestas. Las nuevas generaciones no lo usan tanto, pero en los ámbitos rurales se contempla continuamente esa imagen. Otro poso de la cultura china, como gran parte de la gastronomía o el culto a los antepasados. El viaje desde Hué hasta Da Nang brinda algunos de los paisajes más espectaculares de Vietnam. La raquítica autopista discurre vertiginosa subiendo, bajando, bordeando montañas y campos. Los paisanos siembran y recolectan el arroz, la base de su alimentación. Y puntal de la economía: es el segundo país exportador de todo el mundo. Su cultivo se hace a mano o con maquinaria muy rudimentaria. Los niños saludan sobre los búfalos. De Da Nang, donde se encuentra el Museo Cham con sus dioses de piedra, a Hoi An el espectáculo visual continúa a los lados de la carretera.



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LAS GUERRAS...


...o la memoria del horror. Después de tantos años de enfrentamientos, vivir en paz es lo que más valoran los vietnamitas. Ganaron todas las guerras en las que participaron en el siglo XX: acabaron con el dominio chino, con el colonialismo francés y hundieron a los americanos en la llamada Guerra de Vietnam, conocida en el país como Guerra de América. El Museo de la Guerra en Ho Chi Minh muestra descarnadamente cómo fue ese conflicto que cambió el rumbo de la Historia. Aviones, carros de combate y piezas de artillería se exhiben en el patio. No es raro encontrarse a víctimas visitándolo, incluso hay mutilados que venden postales y libros. También hay turistas americanos con gesto luctuoso. Lo mejor está en una de las salas: una serie de fotografías de Robert Capa. A 50 kilómetros, pisar los túneles de Cu Chi es otra lección de Historia.



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GUÍA


CÓMO LLEGAR

No hay vuelos directos que conecten España con Vietnam. La escala en algún aeropuerto europeo es imprescindible. Vietnam Airlines (www.vietnamair.es) ofrece 14 vuelos semanales. Siete vuelos a Ho Chi Minh y Hanoi vía Paris, tres vuelos vía Frankfurt y cuatro vuelos vía Moscú, por lo que hay opciones para cualquier día de la semana. Además, es la aerolínea que mejor conecta internamente el país. Tiene rutas domésticas entre todos los puntos de interés y conecta con el resto de Asia e Indochina.

La agencia Exotíssimo (www.exotissimo.com) facilita todo al viajero.

DÓNDE DORMIR

En Hanoi hay hoteles exclusivos como el Daewoo (www.hanoi-daewoohotel.com) con gimnasio y spa o el Meliá (www.meliahanoi.com) con una cocina fabulosa y una tienda de móviles 'Vertu' en la que arrasan los vietnamitas más ricos. Pagan en efectivo. En Ho Chi Minh el Caravelle (www.caravellehotel. com) está en el corazón de la ciudad. En Hue el complejo Pilgrimage Village (www.pilgrimagevillage.com) tiene habitaciones en las que no falta detalle y en el 'spa' se dan masajes que no se olvidan. En Danang hay otro 'resort' espléndido: el Furama (www.furama.com) con parte de la costa cerrada. Aunque los establecimientos lujosos no suelen ser prohibitivos, hay opciones para todos los bolsillos. Los mochileros, una parte muy importante del turismo que recibe el país, se encuentran en establecimientos por los que no pagan más de cuatro euros por noche.


DÓNDE COMER

La gastronomía vietnamita es rica y variada. Hay numerosos restaurantes donde disfrutar de todas sus posibilidades como Seasons of Hanoi (Tfno: 046 435 444) en la capital, muy sofisticado. Los rollitos son insuperables. A las afueras de Hué, Ancient Hue ofrece lo mejor en un entorno colonial (www.acient hue. com.vn) . En Hoi An el Brother´s Café (www. brothercafehoian.com. vn) tiene carnes y sopas exquisitas. En Ciudad Ho Chi Minh hay restaurantes muy 'chics' con 'nouvelle cousin' como On the 6 (www.onthe6. com.vn) o Cepage (Tfno: 84 8 823 8321), igualmente frecuentado por ejecutivos y fans de Sarah Jessica Parker.

INFORMACIÓN

Es necesario un visado que se obtiene en la Embajada de Vietnam en Madrid (Calle Segre, 5. Tfno: 91 5102867 ).

CUSTODIO PASTOR

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