Gobierno y COPE
Bienvenidas y despidos
Maite Nolla
"Si la derecha piensa que la crítica política sólo puede hacerse contra Zapatero y contra Montilla, es que trata a sus votantes como menores de edad, aunque igual eso es lo que quiere.
De todas las reacciones habidas a la puesta en escena de la nada –léase el cambio de ministros– la más graciosa, como siempre, ha sido la del nacionalismo catalán. Por un lado, con una reacción furibunda y mostrándose preocupadísimos por su sistema de financiación, con el poco apreciado y entusiasta apoyo del PPC. Ya saben ustedes que han vendido lo de la financiación como la forma en que Cataluña se convertirá en la Suiza de la península, qué digo Suiza, en la Liechtenstein del sur (¿He dicho Liechtenstein?). En el fondo, están encantados de hacerse las víctimas, aunque sólo sea porque de conseguirlo, no podrán explicar a los sufridos y engañados ciudadanos de Cataluña que el nuevo estatuto no mejora en nada la vida de las personas.
Por otro, se ha producido un teatral cruce de acusaciones basado en determinar qué partido va a mantener una postura más firme contra ese ente que aquí llamamos "Madrit". Hablando de Liechtenstein, ni siquiera Artur Mas puede erigirse como un líder en este particular, lastrado como está por su pacto con Zapatero. Por ello, después de unos cuantos esabrutos, el tripartit ha decidido que lo mejor es aplicar un anexo al pacte d’entesa, rebautizado como el pacto de supervivencia –no confundir con la figura jurídica–; es decir, seguimos juntos porque dónde vamos a estar mejor que en el Gobierno. Aquí el nivel de compromiso político tiene número y va del veinticuatro al treinta, más o menos, porque hay muchos que cobran más.
Finalmente, decirles que el gremio oficial llama nacionalista a la nueva ministra del canon, por haber cometido el gravísimo pecado no de estampar su firma en el manifiesto en defensa de la lengua común, sino por haberlo pensado; algo así como la prevaricación mental por la que condenaron injustamente a Don Javier Gómez de Liaño. Amenazan los moderadísimos convergentes, que tan buena acogida tienen de nuevo en algunos medios de la derecha, con preguntar a la ministra si considera aún que el castellano está perseguido en algunos lugares de España; ¡si lo sabrán ustedes, pillines! Y más que lo estaría si de ustedes dependiera. A los que llaman nacionalista al manifiesto y nacionalistas a sus firmantes, les recomiendo que lean El Hereje, de Miguel Delibes, y los dos artículos que publicó Pérez-Reverte al respecto; y si no da igual, que tampoco hay que forzar.
Eso en cuanto a las bienvenidas; y en cuanto a los despidos, todavía muchos se preguntan si el despido de Federico Jiménez Losantos es una broma. Pues no, no lo es y gran felicidad provoca especialmente en los sectarios de derechas que, como dijo en este mismo nuestro periódico Pedro de Tena, haberlos, pues eso, y son tan sectarios como los de otros bandos. Si la derecha piensa que la crítica política sólo puede hacerse contra Zapatero y contra Montilla, es que trata a sus votantes como menores de edad, aunque igual eso es lo que quiere. Como en Corazón de Neón, la carta de despido de Federico junta a Dios, al Diablo, al funcionario, al travestí, a la derecha oficial y a Teddy; puertas al campo, queridos. Buena suerte, señor vicepresidente.
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