domingo, 12 de abril de 2009

LA LENGUA VIVA



La lengua viva
La jerga juvenil
Amando de Miguel
"La obsesión de buscar grados que superan lo óptimo no es de ahora. A comienzos del siglo XX los jóvenes de entonces, para indicar que algo era óptimo decían "bestial"; los superlativos para la clase distinguida eran "potísimo" o "el no va más".


El habla es la selección de palabras y frases del idioma que realmente empleamos en la vida cotidiana. Al igual que en la ropa del atuendo o de los alimentos de la dieta, influye en nuestra selección la moda, lo que se lleva. Nos gusta repetir determinadas expresiones por lo mismo que el atuendo elegante favorece hoy el color negro. Por cierto, no es nada nuevo; en el siglo XVI se impuso también el color negro para la vestimenta distinguida. Por esa razón de la moda el habla viene influida por la edad, la ocupación, el ambiente donde uno se mueve. Si la selección es muy particular puede llegar a derivar en jergas de unos u otros grupos. No hace falta llegar a la jerga de los delincuentes o de ciertos círculos aislados. Hay jergas perfectamente normales por la amplitud de los grupos a los que alcanzan. Tenemos, por ejemplo, la jerga de los jóvenes en nuestra sociedad.

No basta con señalar los elementos repetitivos de esa jerga juvenil, los más tópicos. Por ejemplo:

* Vale
* En plan de
* Tío o tía
* ¿Sabes?
* O sea

Por cierto, esas muletillas de los jóvenes se repiten tanto en el lenguaje conversacional que casi parecen mantras o jaculatorias. Al final, el deseo de originalidad se acaba degradando en monotonía.

Me interesa aislar una faceta peculiar de la jerga de los jóvenes: la obsesión del superlativo. No basta con la tradicional gradación de "bueno-mejor-óptimo". Más allá de lo óptimo está todo un ramillete de expresiones coloristas. Anotemos:

* De puta madre (sin ninguna connotación afrentosa o grosera. Es una pura antífrasis, esto es, la ironía de resaltar la cualidad contraria a la que se quiere expresar)
* Lo más plus
* Cojonudo (tampoco tiene connotación sexual)
* Súper
* Fenomenal (esta fórmula es para personas de derechas)
* Guay
* Es la hostia (tampoco tiene una connotación blasfema, ni siquiera irreverente)
* Mola mazo (o simplemente "mazo" como adjetivo para hacer superlativa cualquier realidad)

La obsesión de buscar grados que superan lo óptimo no es de ahora. A comienzos del siglo XX los jóvenes de entonces, para indicar que algo era óptimo decían "bestial". En ese momento los superlativos para la clase distinguida eran "potísimo" o "el no va más".

Una versión del superlativo es el extraño matiz que dan muchos jóvenes al adjetivo "bastante". No equivale a algo en cantidad o intensidad notable, sino al grado máximo de esa misma cosa. De tal suerte es así que el "bastante" desplaza al "mucho" e incluso a veces parece equivaler a un grado mayor que mucho. Es otra manifestación de la manía superlativa. El "bastante" acaba sustituyendo al "muchísimo".

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