miércoles, 24 de junio de 2009

LA MÚSICA PODRÍA EMPLEARSE PARA TRATAR PROBLEMAS VASCULARES

PRODUCE RESPUESTA EN EL FLUJO SANGUÍNEO
La música podría emplearse para tratar problemas vasculares
Un estudio realizado en EEUU revela que el flujo sanguíneo se sincroniza con la música por lo que podría algún día ser una herramienta terapéutica para tratar los problemas cardiovasculares.


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2009-06-24


El flujo sanguíneo y las tasas respiratorias pueden sincronizarse con música, lo que indica que la música podría algún día ser una herramienta terapéutica para el control de la presión sanguínea y la rehabilitación, según un estudio de la Universidad de Pavia en Italia que se publica en la revista Circulation: Journal of the American Heart Association.

Los investigadores descubrieron en un estudio anterior que la música con tiempos rápidos daba lugar a un aumento de la respiración, la tasa cardiaca y la presión sanguínea. Cuando la música se detenía, la respiración, la tasa cardiaca y la presión sanguínea disminuían, algunas veces por debajo de la tasa de inicio. La música más lenta producía descensos en la tasa cardiaca, según informa AZPrensa.

Los científicos han descubierto ahora que los crescendos parecen inducir un umbral moderado mientras que los decrecendos inducen relajación. En música, un crescendo es un aumento gradual del volumen y un decrescendo una disminución.

Los investigadores estudiaron a 24 individuos caucasianos sanos, emparejados según edad y sexo, con entre 24 y 26 años que incluían a 12 cantantes con experiencia y a 12 participantes que no tenían un entrenamiento musical previo. Los participantes fueron dotados de auriculares y pasaron por un electrocardiograma y fueron controlados en relación a la presión sanguínea, el flujo arterial cerebral, respiración y la vasoconstricción a nivel de la piel.

Estas personas escuchaban cinco canciones aleatorias de música clásica que incluían selecciones de la novena sinfonía de Beethoven, un aria del Turandot de Puccini; una cantata de Bach; el Va Pensiero de Nabucco; el Libiam Nei Lieti Calici de La Traviata; y dos minutos de silencio.

Los investigadores descubrieron que cada crescendo conducía a un aumento en la vasoconstricción, aumento de la presión sanguínea, tasa cardiaca y respiración. En cada pieza de música la extensión del efecto era proporcional a los cambios en el perfil del corte musical.

Además, durante la pausa de silencio, los cambios disminuyeron y los vasos sanguíneos se dilataban y reducían la tasa cardiaca y la presión sanguínea. Las frases musicales de unos 10 segundos como las del Va Pensiero y Libiam Nei Lieti Calici sincronizaban el ritmo cardiovascular inherente, modulando el control cardiovascular.

Según señala Bernardi, "el perfil de la música (crescendo o decrescendo) es seguido continuamente por el sistema cardiovascular. Esto es particularmente evidente cuando la música es rica en énfasis, como la música de ópera. Estos descubrimientos aumentan nuestro conocimiento de cómo la música podría utilizarse en medicina de rehabilitación".

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