En Japón es algo bastante conocido y en otras economías es una pesadilla parecida a la hiperinflación de la Alemania del siglo XX, antes de las guerras mundiales. Imagínese que va a comprar el pan y este le cuesta 80 céntimos, y sigue haciendo la compra. Compra carne, pescado y luego vuelve a la panadería para comprar unos dulces que se le había olvidado. Y, sorpresa! El pan cuesta ahora 70 céntimos. En unos minutos. Y lo mismo cuando vuelve otra vez a la carnicería.Al siguiente fin de semana, ¿cree que compraría a las 9 de la mañana o a las 2 de la tarde? A las 2 verdad, con la consiguiente ruina para el panadero, el carnicero, etc. ¿Qué es lo que ha pasado en esa pequeña economía que hemos inventado para entender lo que sucede en economías deflacionarias? Pues sencillamente un círculo vicioso respecto a los precios. Comenzó con la perspectiva de comprar menos porque hay problemas en la economía y entendemos que hay que ahorrar. Y ha continuado por la sensación de quien tiene que vender que es mejor vender a menor precio que quedarse con el género.
Cualquier vendedor preferirá ganar menos que quedarse con todo. Bueno, esto tiene una excepción, el constructor, que se ha convertido en una nueva especie de comerciante. Ya están las escuelas de negocio estudiando su comportamiento, porque éstos prefieren no sólo quedarse
con todo el género, lo contrario al panadero que hemos visto en el ejemplo anterior, sino que prefieren arruinarse.
Cómo puede cambiarse esta tendencia. Pues miren, en Japón el panadero está harto, años y años después, de ver que no hay manera. Los economistas dicen que hay que aportar confianza al mercado, pero no hay manera de hacerlo de una manera rápida. En segundo lugar, se está
creando una tradición en la espera de compras importantes. Y sobre todo, se acabó el pago aplazado. ¿Para qué comprar algo, y pagarlo en el momento en el que podría costarme menos?
Bueno, pues ese es un escenario deflacionario. Aún es pronto para hablar de deflación en España, pero el asunto está encima de la mesa y por tanto debería empezar a preocupar a un buen hombre natural de Pinoso, especialista en crisis. El señor Pedro Solbes. Esperemos que esté trabajando en ello, aunque sólo sea por si acaso.
Jose Antonio Vizner
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