IGLESIA | Gira por Oriente Próximo
... Y el Papa condenó el muro
El Papa, ante el controvertido muro. | AP
* 'Las legítimas aspiraciones a un Estado independiente siguen sin cumplirse'
* 'Resistid a las tentaciones que podáis tener de recurrir a actos de violencia'
Irene Hdez. Velasco (Enviada especial) | Belén
Actualizado miércoles 13/05/2009 19:54 horas
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Benedicto XVI se acaba de meter en el bolsillo a la inmensa mayoría de los palestinos gracias a un palabra: M-u-r-o. Porque, en contra de lo que muchos predecían, el Pontífice no sólo no ha dudado pronunciarla sino que también ha condenado duramente durante su visita este miércoles a Belén, en los territorios palestinos, la mole de cemento que se alza a lo largo de muchos de los 325 kilómetros de frontera que separan Israel del territorio palestino de Cisjordania.
El gesto del Pontífice, que tanto anhelaban los palestinos, ocurrió durante la visita al campamento de refugiados de Aida, en Belén, donde viven hacinadas 5.000 personas descendientes de palestinos que en 1948 debieron abandonar 25 aldeas cercanas a Jerusalén. Aquí el muro es omnipresente: se eleva en su trágica enormidad justo a las puertas del campamento, condicionando la vida de todos sus habitantes y condenándoles a vivir en una especie de prisión.
"Detrás de nosotros, mientras estamos aquí reunidos esta tarde, está la dura prueba del punto muerto al que parecen haber llegado los contactos entre israelíes y palestinos: el muro", comenzaba diciendo Benedicto XVI en relación a la pared de ocho metros de altura —el doble del muro de Berlín— que estrangula casi todo Belén. "En un mundo en el que las fronteras cada vez están más abiertas al comercio, a los viajes, a la movilidad de la gente, a los intercambios culturales, es trágico ver que todavía se erigen muros", continuaba, con el muro a sus espaldas. "Rezamos ardientemente para que terminen las hostilidades que han causado la erección de este muro", señalaba.
El Papa también habló del reciente conflicto de Gaza. "Estad seguros de que todos los desplazados palestinos en el mundo, especialmente aquellos que han perdido su casa o a personas queridas durante el recientemente conflicto de Gaza, son constantemente recordados en mis oraciones", dijo, arrancando los primeros aplausos.
Renunciar a la violencia
Pero Benedicto XVI hizo asimismo un llamamiento a los jóvenes palestinos para que renuncien a la violencia y al terrorismo. "Vosotros ahora vivís en condiciones precarias y difíciles, con limitadas oportunidades de empleo. Es comprensible que os sintáis con frecuencia frustrados. Vuestras legítimas aspiraciones a una patria permanente, a un Estado Palestino independiente, continúan sin cumplirse. Y vosotros, al contrario, os sentís atrapados, como muchos en esta región del mundo, en una espiral de violencia, de ataques, de contraataques, de venganzas y de destrucciones continuas". Ya por la mañana, en el primer discurso que pronuncio a su llegad a Belén, el Papa animó a los jóvenes palestinos a "tener la valentía de resistir a las tentaciones que podáis tener de recurrir a actos de violencia o terrorismo".
Los palestinos deseaban ardientemente que, en su visita al campamento de Aida, Benedicto XVI condenara el muro. Sin embargo, no estaban seguros de que lo haría. Sobre todo después de que el pequeño teatro que habían construidos a los pies de esa mole de cemento para que desde allí el Papa se dirigiera los residentes del campamento, y que habría ofrecido a las televisiones de todo el mundo excepcionales imágenes del Pontífice ante esa descomunal pared segregacionista, fuera desestimado por el Vaticano. "A causa de las presiones israelíes", según explicaba a elmundo.es un miembro del equipo negociador de la OLP, la Organización para la Liberación de Palestina.
El Papa, finalmente, habló sobre un pequeño escenario montado para la ocasión en el patio del colegio del campamento de Aida y desde el que también se veía el omnipresente muro, aunque no en toda su terrible magnitud. Pero, en compensación, Benedicto XVI arremetió contra esa pared.
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