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La crioterapia engloba un conjunto de técnicas que utilizan el descenso de la temperatura corporal como método terapéutico. Para ello se utilizan sistemas como baños, aplicación de compresas heladas, masajes con hielo, pulverizaciones refrigerantes o aplicación de sustancias que generan frío.
Las aplicaciones de la crioterapia van desde la celulitis a la flacidez pasando por las adiposidades localizadas o la eliminación de verrugas. El frío tiene un efecto tensor sobre la piel al estimular la contracción de sus fibras elásticas y sobre el metabolismo de la grasa, ya que estimula mecanismos que intentan elevar la temperatura en la zona tratada, lo que conduce a una eliminación más rápida de las toxinas y a una tonificación de los tejidos.
La crioterapia se utiliza en el tratamiento antienvejecimiento de la piel y sus síntomas como la atonía, la flacidez, la desvitalización y las arrugas. El descenso de la temperatura puede ayudar a mejorar el contorno de aquellas zonas del cuerpo en las que se acumula la grasa no deseada como los gluteos, las caderas o el abdomen.
Es un método muy utilizado para la eliminación de las verrugas mediante su congelación. La congelación de la verruga supone la destrucción de las células de la piel que la provocan y suprime su capacidad de multiplicarse.
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