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Los implantes de cabello se desarrollan con el objetivo de corregir áreas de alopecia del paciente. La pérdida de pelo puede deberse a la combinación de factores genéticos, hormonales o de la edad, aunque también puede ser consecuencia de un traumatismo o enfermedad. Estos procedimientos suelen realizarse con anestesia local y en régimen ambulatorio y conllevar un número determinado de sesiones que viene determinado por el tipo de tratamiento y la cantidad de cabello a implantar.
Debido al posible rechazo del pelo sintético, este tipo de procedimientos conlleva utilizar en la mayoría de los casos pelo del propio paciente. Este pelo se obtiene de zonas capilares con un crecimiento sano del cabello como la parte trasera y los lados de la cabeza, que servirán de donantes para los implantes a realizar. Estos tratamientos no están dirigidos a personas que padecen una calvicie total.
Existen diversas técnicas que van desde extraer pequeñas piezas de injertos del cuero cabelludo con cabello e implantarlo en la zona a tratar mediante microinjertos de entre 1 y 5 cabellos, hasta retirar una zona lateral del cuero cabelludo y volverla sobre su eje para situfarla sobre la parte con alopecia. Otros métodos suponen bien la generación de nuevo tejido de la zona capilar (a partir del cuero cabelludo del paciente) que se implanta en la zona calva, bien la extirpación de la zona sin pelo que se cubre mediante el estiramiento de otras secciones con pelo.
El cabello trasplantado o injertado se cae poco tiempo después y da paso al crecimiento de pelo nuevo, puesto que es el folículo piloso que origina su nacimiento el que se mantiene y continúa produciendo el cabello.
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