miércoles, 15 de abril de 2009

LA MÚSICA, MEDICINA PARA EL CORAZÓN

TERAPIA PARA REDUCIR LA ANGUSTIA
La música, medicina para el corazón

* Escuchar piezas musicales puede reducir el ritmo cardiaco y la tensión arterial
* Esta práctica, además, aminora la ansiedad en pacientes con infarto de miocardio


La música como terapia ayuda a reducir la angustia de los pacientes con patologías coronarias. (Foto: Toño Benavides)

Actualizado miércoles 15/04/2009 17:43 (CET)

LAURA TARDÓN

MADRID.- Una melodía, un poco de ritmo y mucha armonía son los componentes de una receta que ayuda a reducir el estrés. El uso de la música como terapia de relajación se ha extendido a lo largo de los años en todo el mundo y sus beneficios en los pacientes con enfermedades cardiovasculares han sido objeto de numerosos estudios. Ahora, una revisión publicada en 'The Cochrane Library' concluye que escuchar música puede ayudar a reducir la presión sanguínea, el ritmo cardiaco, la frecuencia respiratoria, la ansiedad y el dolor en este tipo de pacientes.

"Normalmente, [estos enfermos] se sienten angustiados por el diagnóstico, la hospitalización, los procesos quirúrgicos, la incertidumbre, el temor a morir, las dudas sobre los progresos en su recuperación, la impotencia y la pérdida de control sobre su situación", explican los autores de la revisión.

Sergio Manzano, cardiólogo del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, en Murcia, explica que "ante situaciones de pánico o peligro nuestro organismo se defiende. El sistema nervioso simpático se activa y se libera adrenalina y noradrenalina".

Son sustancias denominas catecolaminas, "cuya función consiste en aumentar la frecuencia cardiaca y la presión arterial, fundamental en determinadas situaciones para asegurar el flujo sanguíneo adecuado a los diferentes sistemas del organismo. Lo que ocurre es que cuando se produce en exceso, puede ser nocivo para el corazón, especialmente para las personas con problemas cardiacos previos", expone Enrique Asín Cardiel, jefe de servicio de Cardiología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y director del Instituto del Corazón de dicho centro hospitalario.

"Sus efectos son los responsables de que el paciente con enfermedad cardiovascular tenga mayor riesgo de sufrir complicaciones, incluida la muerte súbita, por lo que sería especialmente importante que el tratamiento de estas personas también incluyera la atención a sus necesidades psicológicas", argumenta Joke Bradt, director de la revisión.

Y es en este punto donde la música podría desempeñar un papel relevante. Para comprobar sus efectos sobre este tipo de pacientes, los autores de la revisión han analizado 23 ensayos clínicos, con un total de 1.461 participantes, en los que se comparan los resultados de un grupo de sujetos que ha recibido los cuidados convencionales y de aquellos que, además, han escuchado música como medida terapéutica.

"Escogimos estudios publicados y no publicados, siempre que incluyeran individuos aleatoriamente escogidos, contactamos con sus autores y otros expertos relevantes, buscamos en internet para localizar centros de investigación que hubieran abordado el uso de la música en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares...", explican los responsables de esta investigación.
Música clásica, country, jazz...

La mayoría de los trabajos aplicaba una única sesión de música, de unos 30 minutos, durante la hospitalización de personas que habían sufrido un infarto de miocardio, aquellas que habían pasado por una intervención quirúrgica y quienes estaban en fase de rehabilitación. El 67% de los participantes era varón y con una edad media de 63,3 años, procedentes de siete regiones diferentes: EEUU, Canadá, Australia, Dinamarca, Alemania y Hong Kong. Todos los ensayos utilizaron música relajante, fundamentalmente clásica, de estilo country y jazz.

"Los resultados de esta revisión indican que escuchar música puede ser una intervención efectiva para reducir el ritmo cardiaco y la presión sanguínea en personas con enfermedad cardiovascular y aminora la ansiedad en pacientes con infarto de miocardio", concluyen los responsables de este trabajo. "También disminuye la frecuencia respiratoria y el dolor, pero estos efectos fueron menores y su relevancia no está clara", añaden los expertos.

"Me consta que en algunos hospitales de Estados Unidos se utiliza la música mientras el paciente aguarda en la sala de espera (15 minutos) antes de someterle a un cateterismo y también durante dicha intervención. Además, también proyectan dibujos en el techo como forma de distracción", comenta el doctor Manzano.

Enrique Asín Cardiel apunta que, teniendo en cuenta el efecto relajante de determinados estilos de música, desde el punto de vista teórico, tiene resultados positivos para la ansiedad y el corazón, pero no está demostrado en la práctica real, por la variabilidad que comportan los ensayos realizados hasta el momento".
Estudios con cierta parcialidad

Numerosos estudios desarrollados con niños, enfermos de cáncer, antes y después de una intervención quirúrgica, han demostrado que la música reduce la ansiedad y la angustia, sin embargo "su eficacia en los pacientes con enfermedad cardiaca requiere más investigación, ya que los ensayos que hemos analizado eran pequeños, de una media de 50 participantes cada uno, y variaban los estilos de música, la duración y el número de sesiones", advierte Bradt.

Por ejemplo, un elemento diferenciador entre los ensayos consistía en que algunos trabajaban con música seleccionada por el personal sanitario, mientras que otros dejaban a los participantes elegir entre una propuesta previamente valorada por dicho personal.

"Descubrimos que escuchar música escogida por el propio paciente reducía el ritmo cardiaco en 6,44 latidos por minuto y cuando el individuo escuchaba las piezas elegidas por el personal clínico se reducía en 2,74", según explican los autores en la revisión, quienes también inciden en que "ofrecer más de una sesión musical permite interactuar con el paciente y cambiar la música según sus preferencias, con lo que podrían obtenerse mejores resultados.

Además, sólo dos de los trabajos analizados cuentan con la colaboración de terapeutas entrenados en este campo, el resto utilizaron intervenciones en las que los pacientes escuchaban música grabada en CD que les proporcionaban los profesionales sanitarios.

"Esta investigación inicial muestra que merece la pena descubrir cómo la música puede ayudar a los pacientes de enfermedad cardiaca. Concretamente, sería interesante saber más sobre los posibles beneficios de la música proporcionados por terapeutas profesionales, que podrían diferir de los asociados a la música grabada", señala Bradt

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