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lunes, 9 de marzo de 2009
CUANTOS MÁS AÑOS TIENE EL PADRE, MENOS INTELIGENTE ES SU HIJO
Un padre pasea con su hijo en bicicleta por la ciudad. (Foto: Alberto Di Lolli)
* Los vástagos de padres mayores sufren daños neurocognitivos en la infancia
* Contrariamente, los de madres añosas puntúan alto en los test de inteligencia
MADRID.- Dime la edad de tu padre y te diré cómo de inteligente eres. Así lo acaba de demostrar un trabajo que pone en evidencia que a más años del progenitor, menor puntuación obtienen sus hijos en los 'test' de inteligencia. Justo lo contrario que sucede con la 'herencia' materna.
La literatura científica acumula trabajos que constatan que los vástagos de madres mayores obtienen mejores calificaciones en estas pruebas, elaboradas para medir las habilidades en el razonamiento, la concentración, el aprendizaje, la memoria, el habla y lenguaje. Sin embargo, la situación es diferente para los padres.
"Nuestro trabajo es el primero del que tengamos conocimiento que demuestra que los descendientes de padres mayores muestran una serie de daños en distintas habilidades neurocognitivas durante la infancia. Estos problemas persisten pese a tener en cuenta factores como el estatus socioeconómico o la salud mental paterna", determinan Sukanta Saha, del Centro Queensland de Investigación de Salud Mental y Adrian Barnett del Centro de Salud Mental en Richlands (ambos en Australia) y autores del trabajo.
Sus datos se suman a los obtenidos en estudios anteriores que han constatado que cuantos más años tiene el padre, más posibilidades poseen sus descendientes de sufrir cáncer, defectos cardiacos congénitos y trastornos neuropsiquiátricos como el autismo, la esquizofrenia y la enfermedad bipolar. Y todo en un momento en el que la maternidad y la paternidad se están retrasando en todos los países desarrollados del mundo.
En la nueva investigación, publicada en el último 'PLoS Medicine', los autores reanalizaron los datos de 33. 437 menores, todos ellos incluidos en el Estudio Colaborativo Perinatal de EEUU [en el que entre 1959 y 1969 se reclutó a las mujeres embarazadas que acudían a 12 universidades estadounidenses afiliadas a centros clínicos]. Para ello evaluaron los resultados obtenidos en las pruebas de habilidades neurocognitivas de los pequeños realizadas a los ocho meses y a los cuatro y siete años.
En esta ocasión, sin embargo, los investigadores incluyeron en el análisis ciertas variables como la edad de los padres y la diferencia entre ambas, así como sus niveles de educación. También tuvieron en cuenta los factores socioeconómicos. No incluyeron, en cambio, otros aspectos como la coordinación física de los progenitores.
Pese a que sus resultados muestran peores puntuaciones en los test de inteligencia elaborados por los hijos de padres más mayores, algo que no hallaron en las pruebas de descendientes de madres añosas, los autores insisten en que 'la evaluación de los menores es hasta los siete años, por lo que se desconoce si las habilidades neurocognitivas mejoran con el tiempo".
Reloj paterno
Tanto para los firmantes del trabajo como para Mary Cannon, del Centro de Educación e Investigación del Hospital Beaumont (Dublín, Irlanda) y firmante de un artículo ['El reloj también hace tic-tac para los hombres] que acompaña a la nueva investigación, "a diferencia de lo que sucede con los óvulos de la mujer que se forman periódicamente en el útero, el esperma del varón se acumula a lo largo del tiempo. Hay trabajos que han sugerido que esta acumulación favorece la aparición de mutaciones genéticas".
"Los factores genéticos y sociales pueden estar operando conjuntamente, y de ahí los datos obtenidos en la nueva investigación. No obstante, y teniendo en cuenta que la tendencia actual es que padres y madres retrasen cada vez más el momento de tener hijos, se deberían adoptar políticas encaminadas a divulgar los riesgos asociados al retraso en la paternidad, tal y como sucede en el trabajo", argumenta Mary Cannon.
En este sentido, los firmantes defienden también que los datos hallados en el trabajo tienen "importantes implicaciones desde el punto de vista de salud pública" de cara al asesoramiento sobre el momento de la paternidad.
PATRICIA MATEY
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