domingo, 8 de marzo de 2009

EN EL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA NOS PREGUNTAMOS SI SUFRE LA CRISIS ECONÓMICA IGUAL QUE LOS VARONES

Mujeres, crisis y salud mental


Se dice que en tiempos de crisis se venden más pintalabios (Foto: El Mundo)

8 de marzo de 2009.- Se están extendiendo en la Red informaciones relativas a una supuesta mayor afectación de la crisis a las mujeres. Todo empezó con el famoso 'Leading Lipstick Indicador' sobre el aumento de la venta de pintalabios rojos, que equivalía a aceptar tácitamente que las mujeres estarían 'especialmente' afectadas por la crisis. Pues bien, con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora (8 de marzo) nos preguntamos si realmente hay diferencias de género en la forma de sufrir y afrontar la crisis.

La cuestión es compleja. No es fácil establecer diferencias en aspectos tan sutiles como la capacidad de adaptación a las adversidades, y sus repercusiones sobre la salud mental, en función del género. Por eso hay opiniones para todos los gustos. Desde las que aseguran que las mujeres son más vulnerables a la crisis, a las que dicen que son ellas las que nos sacarán del pozo.

Según la Ministra de Igualdad "... la incorporación y permanencia de las mujeres en el mercado laboral mejora la economía de un país (...) y alargar la vida laboral de las mujeres es la mayor garantía de supervivencia del sistema de pensiones públicas". Eso supone cargar a las mujeres con otra 'carga', como si no tuvieran bastante con las que ya soportan.

Hay quien opina que la combinación de sexo, edad y circunstancias personales es lo que hace que haya diferencias de género. Por ejemplo, ser mujer y mayor de 40 años supone un elevado riesgo de tener mal trabajo, peor sueldo o ser despedida antes que un hombre, lo cual repercutirá tarde o temprano sobre su salud mental. Sin embargo, según datos de la Encuesta de Población Activa del INE de 2008, y el informe sobre trabajadores en autónomos de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) la pérdida de empleo afecta más a los hombres que a las mujeres, y lo que realmente afecta a la mujer no es el paro, sino las malas condiciones laborales que soportan. Luego, ¿qué sabemos a ciencia cierta?

Primero, que las mujeres en general, pero especialmente las de edades fértiles, padecen más depresiones y ansiedades que los hombres, especialmente motivadas por acontecimientos vitales estresantes, sobre todo cuando éstos afectan a mujeres con escasos apoyos personales y sociales.

Igualmente conocemos los factores psicosociales relacionados con el mayor riesgo de trastornos afectivos en la mujer: clase social baja, mala relación de pareja, desempleo, bajo nivel educativo, bajo soporte social, acumulación de acontecimientos vitales negativos y cuidado de hijos menores.

También sabemos que la vulnerabilidad aumenta cuando se combinan varios de estresores (rol de mujer moderna, triple jornada, etc.), con momentos críticos del ciclo reproductivo (menstruación, embarazo, posparto, menopausia, etc.), y con baso apoyo social (objetivo y subjetivo).

Por último, sabemos que las mujeres ostentan más ciertos rasgos de personalidad que les hacen ser especialmente vulnerables, como: alto sentido de la responsabilidad, tendencia a la implicación emocional, auto-atribución de la culpa, indefensión aprendida, y, sobre todo, la denominada 'mood amplification', o pensamiento rumiativo de los problemas, lo que aumenta el tiempo de permanencia de los problemas negativos en la conciencia y acaba produciendo fatiga emocional.

En síntesis, parece que hay elementos suficientes para sospechar que la crisis afecte más a las mujeres que a los hombres, pero ese riesgo es inespecífico, y para prevenir y actuar adecuadamente, hay que determinar el riesgo concreto en cada caso. Sobre todo en ciertas mujeres, con determinados rasgos de personalidad, y que pasan por ciertos momentos del ciclo reproductivo en los cuales los cambios hormonales se alían con los problemas psicosociales para disminuir la resistencia al estrés.

Todo lo anterior se refiera a los problemas que afectan a las mujeres. Pero, ¿qué sucede con las soluciones que ellas aplican? ¿Disponen de más o mejores recursos para salir de la crisis? ¿Serán ellas las que nos salven? ¿Usted que opina?

Jesús J. de la Gándara es psiquiatra y jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial de Burgos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario