ENTREVISTA A ALBERTO NÚÑEZ FEIJÓO
Ha tenido que cambiar el color del gobierno para que un presidente de la Xunta hable con ABC. En su primera entrevista con un diario nacional tras su victoria en las urnas el 1-M, Núñez Feijóo desnuda sus esperanzas sobre la Galicia que espera liderar
«La situación económica de la Xunta es una gran incógnita»
«Touriño se equivocó profundamente al subestimar al Partido Popular, que representa a la mitad de Galicia»
Alberto Núñez evita dar consejos al presidente saliente —estos días de vacaciones en un lujoso hotel de Tenerife—, pero sí al PSOE a la hora de buscarle sucesor. «El modelo de primarias del PP gallego en 2005 nos dio buen resultado», comenta, precisamente cuando todo indica que los socialistas van a elegir a dedo a Manuel Vázquez, el consejero de la «obra menor», como nuevo líder. Sobre Touriño, con quien estos tres años mantuvo una relación inexistente y muy tensa, Feijóo le reconoce su condición de ex presidente de la Xunta. «Yo le doy ese trato y se lo mantendré», admite, al mismo tiempo que apunta que «su gran error» fue infravalorar la implantación social del PP. «Se equivocó profundamente al subestimar a un partido que representa a la mitad de Galicia», señala, «y no fue consciente de que era un presidente que no obtuvo el respaldo mayoritario de las urnas y sólo tenía una suma aritmética de diputados». Eso, sumado a sus discrepancias con sus socios nacionalistas, le ha costado la Presidencia, a juicio del nuevo titular de la Xunta. «Cuando eres presidente, hay que presidir, no se puede ser presidente de medio gobierno», apostilla. Por último, lanza un mensaje a Zapatero, ahora que ha perdido los apoyos de las minorías nacionalistas. «Debería preocuparse por la situación económica de España y no por hacer funambulismo político», opina Feijóo. «Lo más importante no es ganar las votaciones en el Congreso, sino ser útil para el país».
El líder de los populares gallegos ha logrado lo que nadie esperaba: recuperar el Gobierno de la Xunta y, además, reforzar con ese resultado el liderazgo del presidente de su partido, Mariano Rajoy, al que siempre ha apoyado.
-Las encuestas hace dos meses le dejaban a tres escaños de la mayoría absoluta. ¿Qué ha cambiado en ese tiempo para alcanzar los 39 diputados?
-Las encuestas normalmente le dan menos escaños al PP de lo que acaban por salir en las urnas. Además, decían que había un porcentaje muy alto de indecisos y que la mayoría suspendía al gobierno. Eso nos dejaba espacio para mantener Lugo y Orense, subir en Pontevedra y, algo más difícil, subir también en La Coruña. Lo que ha pasado es que nos hemos creído que la mejor campaña era la explicación del programa, sin ponernos nerviosos, y que hemos ilusionado a la gente, trasladándole el mensaje de que se podía cambiar.
-¿Ha sido una campaña tan sucia como dicen los perdedores?
-Hay que saber ganar y saber perder. A mí me gustaría que la legislatura que viene la oposición tenga el mismo comportamiento que hemos tenido nosotros. Es evidente que cuando se cometen errores y se publican, han de aceptarse. Yo cometí un error con Luis Carrera y automáticamente intenté rectificar y pedir perdón. En esta campaña los únicos que nos hemos disculpado fuimos nosotros. Ni PSOE ni BNG han pedido perdón por nada. A estas alturas, decir que la campaña ha sido dura...
-Va a ser presidente tras unas elecciones con un récord de participación. ¿Abruma ese respaldo?
-Sí, pero no sólo por la mayoría absoluta, que también, sino porque de cada cien gallegos que podían votar, setenta lo han hecho. Ese caudal de confianza abruma. Me siento más legitimado. Pero también soy consciente que hay 700.000 gallegos que no nos votaron. Hacía tiempo que no ganábamos a PSOE y BNG en el total de votos, y hemos conseguido parar la tendencia descendente iniciada en 2003.
-¿Quién es el gran derrotado de estas elecciones en Galicia y País Vasco, Zapatero o los nacionalismos?
-No sé cuál es el más derrotado, pero los dos han acabado así. Zapatero ha pagado la ocultación y la tergiversación de la crisis económica, y al pueblo no se le puede engañar. Y el nacionalismo ha pagado la imposición de las tesis minoritarias a las mayoritarias, y eso en democracia también tiene un coste.
-¿Cree que se equivocó Touriño en no adelantar las elecciones?
-No. Si adelanta las elecciones, nuestra campaña habría sido más fácil: un presidente oportunista que no puede pedir la confianza de la gente para cuatro años cuando no ha sido capaz de mantener su gobierno una legislatura. El oportunismo y la falta de estabilidad en su gobierno iban a ser muy perjudiciales para él.
- ¿Se siente ya presidente o espera a la toma de posesión?
- No sé qué se siente cuando se toma posesión, pero me siento con la responsabilidad desde el mismo momento en que nos daban la mayoría absoluta con el 60% del escrutinio. Ya ahí noté personal e íntimamente un cambio de no ser sólo el presidente del PP de Galicia, algo de lo que estoy orgulloso y eternamente agradecido, sino también de la enorme responsabilidad y el compromiso de no fallar.
- Hablemos de la Xunta. Ya está barajando nombres, supongo.
- Lo primero que estoy barajando es el diseño definitivo del gobierno. Tenemos que pensar en los órganos y después en las personas, no al revés. Haremos un diseño coherente con la situación que vivimos, y luego buscaremos a sus titulares.
-Pero ya tendrá nombres encima de la mesa...
-Hay algunos, claro, ya los había antes de ganar. Son personas que quiero que me acompañen y siguen estando ahí. Pero ahora lo que me preocupa es enterarme bien de la situación económica de la Xunta, de la situación laboral de Galicia y elaborar un buen organigrama de la administración.
-¿Qué Xunta espera encontrar?
-Me gustaría encontrar una Xunta transparente, desde el punto de vista de contratación, y en la que sea verdad lo que ha contado el bipartito sobre el estado de las cuentas públicas. Esto es, una administración que esté en una situación que permita tomar decisiones y no hipotecada económicamente.
Lo primero que estoy barajando es el diseño definitivo del gobierno. Tenemos que pensar en los órganos y después en las personas, no al revés. Haremos un diseño coherente con la situación que vivimos, y luego buscaremos a sus titulares.
-Dijo en el Parlamento que temía una herencia económica en forma de agujero presupuestario en las arcas autonómicas.
-Hay 300 millones más de deuda y este año se autorizaron 600 millones más para gastar por encima del presupuesto. Ese riesgo existe. La situación financiera de la Xunta es una gran incógnita.
-¿En qué va a consistir su plan de austeridad?
-Reduciremos a diez las consejerías, con lo que eso lleva aparejado de recorte de altos cargos, personal de asesoramiento, gabinete, protocolo, publicidad, etc. Además, reduciremos las delegaciones provinciales a cuatro (una por provincia) y otra territorial en Vigo, la primera ciudad de Galicia. Y he pedido ya un informe sobre la administración paralela. No tengo inconveniente en que haya organizaciones con entidad jurídica propia para poder competir en el mercado con fórmulas de gestión, pero no estoy de acuerdo en crear una administración paralela para poder contratar a dedo.
-Pago de la Ley de Dependencia, derogación de los decretos eólico y lingüístico... ¿No ha prometido demasiadas cosas para los primeros cien días?
-Sí. Salvo que la liquidez económica de la Xunta me lo impida, el compromiso de la dependencia vence el 31 de diciembre. En cuanto tome posesión, el asesor jurídico de la Xunta tiene que ver el expediente eólico, plagado de recursos y que no ha dado seguridad en el mercado. Y el decreto de la lengua, espero que tengamos uno nuevo para el curso que comienza en septiembre. Antes del verano, tendremos esa normativa.
-Un coche oficial de medio millón de euros, ¿no es un dispendio venderlo en la actual situación económica?
-Es un dispendio si lo regaláramos, pero un coche de medio millón de euros, si podemos recuperar una parte de ese dinero, es una operación razonable. Un automóvil así, su mantenimiento es proporcional al precio, y esos gastos pueden duplicar los de cualquier otro coche que creo que debe tener un presidente de Galicia.
-Ha dicho que no quiere mirar demasiado hacia atrás con este tema. ¿Eso significa que va a dejar pasar las obras millonarias secretas en la sede de la Xunta?
- Por supuesto que se va a saber. Yo no puedo tirar tabiques. Pero si hay un mobiliario que me parece abusivo, las casas que tienen el pedido habrán entendido el mensaje de que no se lo voy a recepcionar. El único inconveniente que tendré será con las casas a las que se les haya pagado las facturas. Lo mejor que pueden hacer con esos pedidos es no trasladarlos a fábrica, paralizarlos, y que no se manden a la Xunta porque no se van a recepcionar.
En un automóvil así, su mantenimiento es proporcional al precio, y esos gastos pueden duplicar los de cualquier otro coche que creo que debe tener un presidente de Galicia.
-¿Cómo van a ser sus relaciones con el gobierno de Zapatero? ¿Cooperación o confrontación?
- No, no. Yo no voy a confrontar con nadie, pero sí voy a defender los intereses de Galicia, con racionalidad y vehemencia para hacernos oír. Los compromisos no son con un gobierno, son con Galicia. Zapatero sabrá que voy a ser un presidente de una comunidad leal, porque formamos parte de la nación española, con quien no tendrá ningún problema si respeta los compromisos.
-¿Qué margen de tregua le da a Rajoy la victoria en Galicia? ¿O tiene la reválida en las europeas de junio?
-No conviene, por el hecho de que te salga bien un campeonato, decir que eres el mejor equipo de Europa, y si sale mal, descender y cambiar al entrenador. En política, como en los deportes, hay que ser constante. A veces se hace podio y otras veces caes en semifinales. Siempre he sido de la tesis de que el congreso de Valencia le da un mandato de tres años, y los partidos democráticos son aquellos que hacen sus congresos y asumen sus resultados.
-La pasada legislatura defendía que debía gobernar Galicia el PP, por ser la lista más votada. Ahora el PNV reclama eso en el País Vasco, pero ustedes van a apoyar al segundo, al PSE de Patxi López.
-En general, sigo pensando que debe gobernar la lista más votada. Es más, soy partidario de hacer una propuesta formal de reforma de la Loreg para que vote la lista más votada, o en su defecto, elecciones con segunda vuelta. En el País Vasco, la lista más votada es el PNV, pero no llega al 40% de los votos. Y es cierto que allí nunca hubo un cambio de gobierno. Es un debate legítimo y un gran interrogante político si debemos decir que no cabe ninguna coalición en contra del PNV, o si viendo el escaso margen de su victoria se puede plantear un cambio de gobierno que complete la transición democrática allí. Una alternancia siempre es buena. Pero en el País Vasco se dan unas circunstancias que deberían hacernos meditar esa oportunidad de alternancia.
JOSE LUIS JIMÉNEZ | SANTIAGO
je parle françe
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ResponderEliminarME GUSTA ESTE PRESIDENTE Y TE RECOMIENDO HTTP://MACAOTA.BLOGSPOT.COM/
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