Al recibir a los miembros de la asociación caritativa romana “Círculo de San Pedro”
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Así lo explicó en su discurso a una delegación de la asociación caritativa romana Círculo de San Pedro, al recibirles en audiencia esta mañana en la Sala de los Papas del Palacio Apostólico. Los presentes, encabezados por su presidente general, el Duque Leopoldo Torlonia, entregaron al Papa el óbolo de San Pedro, procedente de los donativos recogidos en las parroquias de Roma.El Papa agradeció vivamente este gesto, que supone “una participación concreta en el esfuerzo económico que la Sede Apostólica despliega para salir al encuentro de las urgencias crecientes de la Iglesia, especialmente en los países más pobres de la tierra”. La caridad cristiana, subrayó el Papa, va más allá que la ayuda material, pues “hace visible, y diría que casi tangible, por una parte la misericordia infinita de Dios hacia cada ser humano, y por otra, nuestra fe en Él”.
Esta caridad consiste en “armonizar nuestra mirada con la mirada de Cristo, nuestro corazón con su corazón. De esta manera, el apoyo amoroso, ofrecido a los demás se traduce en participación y en un compartir consciente de sus esperanzas y sus sufrimientos. Nosotros sabemos que la autenticidad de nuestra fidelidad al Evangelio se verifica también en base a la atención y a la solicitud concreta que nos esforzamos en manifestar hacia el prójimo, especialmente hacia los más débiles y marginados”, añadió.
Ante la proximidad de la Semana Santa, el Papa invitó a los presentes a “revivir intensamente” estos misterios como una “ocasión propicia para reafirmar y purificar vuestra fe; para abriros a la contemplación de la Cruz que es misterio de amor infinito del que sacar fuerza para hacer de vuestra existencia un don a los hermanos. Desde la Cruz brota la alegría y la paz del corazón, que nos hace testigos de esa esperanza de la que se advierte una gran necesidad en este tiempo de crisis económica difundida y generalizada”, añadió el pontífice.
El Círculo de San Pedro es una institución caritativa fundada en Roma en 1869 por iniciativa de un grupo de jóvenes de la nobleza y la alta burguesía de la ciudad, que querían hacer un gesto de fidelidad al Papa, en respuesta contra los ataques anticlericales de la época, a través de la prensa y de gestos públicos.
Sin embargo, el papa Pío IX, al recibirlos por primera vez en audiencia, les encomendó como misión primera la caridad hacia los más pobres de Roma. Así se hizo, especialmente durante los momentos difíciles de la Segunda Guerra Mundial, hasta el punto de que durante más de cien años, esta obra de caridad es conocida entre los romanos como “la menestra del Papa”. Actualmente, el Círculo distribuye unas 50.000 raciones diarias de comida a los pobres, y mantiene una importante obra de acogida a personas sin hogar.
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