sábado, 11 de abril de 2009

A MI ESPOSA ESTHER

Pienso que todo lo que pueda decir de ella no son más que elogios, puesto que es la persona más generosa que conozco, tanto a nivel de madre, como de hija y como de esposa. Yo no sería del todo justo sino resaltara todos estos detalles.

Como madre, no hay momento en que no esté pendiente de nuestra hija Manisha, a veces sorteando y estableciendo una pugna entre ambas, pues Manisha, algunas veces no tolera el que se esté tan pendiente de ella, -hemos de pensar que se nos acerca al periodo de adolescencia- y quizás crea que se la trata como si fuera un bebé . Pero no cabe duda que Esther es una madraza.

Como hija, yo creo que su madre se debe sentir orgullosa de ella, pues no hay día que pase sin estar pendiente de ella, bien visitándola o llamándola. En definitiva alentándola siempre, pues ya se sabe lo que pasa con las personas mayores, se ponen muy nostálgicas se encuentran solas y todo les sabe a poco. Yo veo con el cariño que habla con su madre, dedicándole el tiempo necesario, para darle ánimo por una cosa y por otra. Haciendo le ver lo bonita que es la vida, lo contenta y orgullosa, que se siente de tener una madre así de guapa a pesar de los años -y que yo lo certifico- así como veo que es de las cuatro hermanas, la que tiene el mayor parecido a ella.
Como esposa, yo sólo le pido a Dios, que nos de salud, para que podamos acompañar a nuestra hija, en este sendero de la vida, hasta que podamos ver parte de su futuro.

La verdad es que me preocupa mucho, el que yo me vaya y las deje solas. Yo sé, que con el espíritu luchador de Esther y la complicidad que tiene con Manisha no se les resistiría nada.

Pero volvamos a ella, -no nos pongamos trascendentales-. Parece que fue ayer, cuando nos conocemos, en una empresa de hormigones. Fue tal el flechazo, que al poco tiempo, un medio solterón como yo, acabó casándose y dejando perplejos a vecinos y familiares. Ellos ya me veían vistiendo santos, cosa diferente a ella, pues es bastante más joven y guapa que yo.

Siempre ha sido mi compañera, hemos tenido esa complicidad desde el respeto, la confianza y la colaboración en todos los menesteres. Pues yo tengo una teoría y es que, las personas aunque seamos: marido y mujer, padre, madre o hijo, somos personas libres y no nos pertenecemos, no somos “objetos” esto es la clave, de tanta disputa entre las relaciones. Yo siempre he querido de esa manera, dentro de la libertad de la otra persona. Por eso quizás, me haya costado tanto tiempo, el encontrar a una persona que lo entienda.

En la sociedad todo el mundo pertenece a algo, es decir, es “dueño de”, yo lo entiendo como dos personas que hoy caminan juntas pero están unidos por sus libertades, el respeto, la complicidad y la confianza. Eso es, como yo entiendo el amor, y es la manera en que se puede ser feliz.

Así es como Esther a lo largo de todos estos años me ha ido trasmitiendo, esa energía positiva llena de dulzura y ha convertido mi dura vida en el jardín del Edén.

Ángel Carretero

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