lunes, 8 de junio de 2009

DOS ADOLESCENTES RECUPERAN SU ROSTRO GRACIAS A LAS CÉLULAS MADRE DE LA GRASA

OPERACIÓN PIONERA EN EUROPA
Dos adolescentes recuperan su rostro gracias a las células madre de la grasa

Jaume junto a sus padres (Foto: EFE | Xavier Bertral)

* Padecen el síndrome de Parry-Romberg, una enfermedad rara que deforma la cara
* El material fue extraido del abdomen mediante una liposucción

Actualizado lunes 08/06/2009 17:54 (CET)

MARÍA VALERIO

MADRID.- Las deformaciones faciales que causa una enfermedad rara como el síndrome de Parry-Romberg podrían tener remedio gracias a una inyección de células madre adultas extraídas de la grasa abdominal del propio paciente. Un equipo de cirujanos del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona lo ha logrado con éxito por primera vez en Europa.

Los dos primeros pacientes son un chico y una chica, de 13 y 14 años, que fueron operados en la Ciudad Condal el pasado mes de febrero. De momento, como explica a elmundo.es el doctor Joan Pere, jefe del servicio de Cirugía Plástica y Quemados de este centro, su evolución es excelente aunque habrá que esperar al menos un año para conocer el resultado definitivo de esta intervención.

En el quirófano, los dos adolescentes fueron sometidos a una especie de liposucción dirigida a extraerles células madre de la grasa abdominal. Como explica Pere Barret, en el mismo quirófano, las células madre fueron separadas del resto del material en un pequeño laboratorio portátil dentro de la propia sala e inyectadas casi inmediatamente en el rostro.

"Estas células madre adultas de la grasa ya se han empleado con éxito en otras intervenciones reparadoras, como la reconstrucción de la mama después de una mastectomía", explica el cirujano plástico al hablar de la seguridad de este material. De hecho, las células no fueron cultivadas para 'dirigirlas' hacia un tipo de tejido u otro; simplemente, una vez aisladas y separadas del resto de tejido extraídos en la liposucción se inyectaron en las zonas del rostro deformadas por la enfermedad, junto con una pequeña cantidad de células de la grasa.
Células madre y grasa

Esto permitió que la corrección de la deformidad fuese visible prácticamente de manera inmediata, ya que la grasa del abdomen hizo el papel de soporte, de relleno sobre el que después han ido creciendo las células madre adultas.

El síndrome de Parry-Romberg se caracteriza por un deterioro progresivo de la piel y los tejidos blandos del rostro, generalmente de la mitad izquierda de la cara. Se trata de una enfermedad poco frecuente que afecta a entre tres y cinco niños de cada 100.000 nacidos; más frecuentemente a las niñas. Entre los síntomas de esta patología degenerativa también suelen darse casos de alopecia (caída del cabello) y aparición de manchas en algunas zonas del rostro (bien por un exceso de coloración o por despigmentación).

Los síntomas de esta enfermedad rara, que da la cara por primera vez cuando el niño tiene entre cinco y 15 años, incluyen también episodios de fuertes dolores faciales (lo que se conoce como neuralgia del trigémino), convulsiones y atrofia en la piel, cartílago y músculos.

Así, no es extraño que uno de los jóvenes intervenidos, Jaume, haya señalado en rueda de prensa que el tratamiento con sus propias células madres ha supuesto para él "un gran cambio". Jaume, que ha estado acompañado por sus padres, empezó a experimentar los síntomas del Parry-Romberg cuando tenía cinco años. Con la nueva terapia, ha añadido, "he empezado a recuperar la sensibilidad" en la zona de la cara que tenía afectada.

Como explica su cirujano, en estos tres meses las células madre adultas han permitido una recolocación de los tejidos en su lugar, dando a la cara sus volúmenes normales y haciendo que la musculatura mejore la movilidad. "En los pacientes con este síndrome, los músculos de la cara están como fibrosados, pegados a los huesos del cráneo, lo que dificulta que se muevan normalmente", señala el doctor.
Células frente a implantes y colgajos

Hasta ahora, "no existe posibilidad de cura ni tratamientos capaces de frenar la progresión" de esta patología, como aclaran en su página web los Institutos Nacionales de Salud de EEUU. La única posibilidad era recurrir a técnicas de microcirugía para tratar de reconstruir las zonas del rostro deformadas, una vez que la enfermedad está estable y el niño ha alcanzado su máximo crecimiento.

"A veces se recurría también a prótesis internas fabricadas con biomateriales, o se implantaban colgajos de piel y músculo del abdomen. Pero era una intervención que dejaba mucha cicatriz y peor estado funcional de lo que hemos logrado con las células", explica el especialista catalán.

El cirujano Damián García Olmos, uno de los especialistas españoles que está empleando células madre de la grasa para tratar de reparar procesos de cicatrización de fístulas reconoce que éste es un avance importante, "del que no conozco todos los detalles". A su juicio, cada vez es más frecuente que "cuando estamos tratando de resolver procesos de cicatrización nos acordemos de las células madre".
Preocupación por la seguridad

En su caso, hace ya siete años que un paciente recibió la primera inyección de sus propias células madre mesenquimales de la grasa, "y el perfil de seguridad es muy bueno, no hemos observado ninguna malignización en todo este tiempo". Precisamente, como él mismo reconoce, la seguridad de los pacientes y el posible riesgo de aparición de tumores derivados de estas "células vivas" ha sido la principal preocupación de todos los investigadores desde el principio. "Pero los controles continuos y las biopsias siempre han sido negativas".

"Lo que nos indican otros grupos con los que hemos estado en contacto es que estas células madre adultas no pueden degenerar porque no han sido activadas", ratifica su colega del Vall d'Hebron.

El hospital Vall d'Hebron ya tiene dos pacientes más con el síndrome de Parry-Romberg a la espera de ser operados con la misma técnica en los próximos meses. "El mensaje es que cualquier paciente [con esta enfermedad] es candidato a esta cirugía", concluye el doctor Pere, "sólo es necesario que la enfermedad ya no esté activa".

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