lunes, 23 de marzo de 2009

DOS HOMBRES FALLECEN TRAS CONTAGIARSE LA RABIA MIENTRAS COCINABAN UN PERRO Y UN GATO


Carne de perro lista para consumir en un mercado de Hanoi. (Foto: Heiman Wertheim)
MUEREN DOS HOMBRES EN HANOI
Menú del día: perro rabioso

* Dos hombres fallecen tras contagiarse la rabia mientras cocinaban un perro y un gato
* Los expertos alertan del aumento de casos de rabia en personas

MADRID.- Un trabajador de la construcción de Hanoi no se lo pensó dos veces cuando vio a un perro muerto en la carretera. Lo recogió y se fue a casa con la intención de convertirlo en la cena para su familia. Tampoco dudó un granjero, también de Hanoi, cuando se cruzó en su camino un gato tambaleante. Lo mató y lo llevó consigo para comérselo. Ambos fallecieron unas semanas después tras haber contraído la rabia.

Lo primero que hizo el obrero, de 48 años, fue ponerse unos guantes y extraer los dientes del perro, precisamente como medida para prevenir la rabia. Después le quitó el pelo y abrió el cráneo para retirar el cerebro, que cocinó junto a unas verduras. Listo para comer. Por su parte, el granjero, de 37 años, también quitó el pelo del gato y extrajo el cerebro, que preparó con una especie de pulpa para hacer un plato típico vietnamita denominado 'rua man'. A diferencia del primero, éste cocinó todo con sus propias manos, sin guantes.

Aunque más personas de sus entornos saborearon los manjares, sólo ellos contrajeron la rabia, por lo que los médicos apuntan a que el contagio se produjo en la cocina. Son dos casos, de los que se hace eco la revista 'PloS Medicine', que suponen una exposición atípica a la enfermedad, pero los expertos alertan de que puede darse en más ocasiones y piden a las autoridades que regulen mejor el consumo de estos animales, común en países de Asia y África.

"La preparación de los cerebros del perro y el gato para comer puede haber diseminado una gran cantidad de virus de la rabia que han pasado al cocinero por vía conjuntiva o bien a través de las mucosas orales o nasofaríngeas. Otra alternativa es que se contagien a través de heridas que tengan en sus manos, aunque ninguna de las víctimas mostraba signos de haberse cortado", explica a elmundo.es Heiman Wertheim, de la Unidad de Investigación Clínica de la Universidad de Oxford y del Hospital Bach Mai de Hanoi, que tuvo conocimiento de los casos.

Los síntomas

Las dos víctimas ingresaron en el hospital con un cuadro similar: dolor y entumecimiento de las extremidades, lúcidos pero bastante nerviosos y agitados, sin fiebre, con la boca seca y con niveles de presión sanguínea y latido cardiaco normales. Lo más llamativo y lo que condujo al diagnóstico de la rabia, que luego confirmarían las pruebas pertinentes, fue que ambos eran incapaces de beber agua debido a los espasmos involuntarios e intermitentes de los músculos al inspirar, una condición conocida como hidrofobia.

"Estos síntomas están causados por la destrucción de ciertas neuronas del cerebro. Los pacientes con rabia desarrollan un inexplicable terror al agua y, debido al descenso de la ingesta de líquido, la mayoría de los afectados sufre deshidratación y fallo renal", señalan los autores del artículo.

La rabia es una infección viral que afecta al sistema nervioso y el periodo de incubación oscila entre las tres y las siete semanas -tiempo en el que los pacientes de Hanoi desarrollaron los síntomas-. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la rabia causa 31.000 muertes al año en Asia, lo que representa el 60% de los fallecimientos por esta causa en el mundo.

En los últimos años, el número de casos ha aumentado en China y en Vietnam. En China, donde menos del 10% de los perros están vacunados, 3.380 personas murieron por rabia en 2007 (últimos datos disponibles). Además de China y Vietnam, comer carne de perro, y en menor caso carne de gato, es una práctica muy común en países como Corea del Sur, Filipinas, Laos, Camboya, Myanmar, Tailandia y La India. En algunos de estos lugares se extiende la creencia de que comer estos animales "aumenta la salud y la longevidad".

ISABEL F. LANTIGUA

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