sábado, 21 de marzo de 2009

QUIEN NO ES LIBRE NO PUEDE QUERER


Una ayuda para tu vida familiar

Quien no es libre no puede querer
José María Contreras

Todo ser humano aspira a querer y ser querido.

Le he leído con una cierta frecuencia y me resulta difícil el creer, como usted dice, que a las personas ahora lo que les ocurre es que no saben querer. Que muchos matrimonios fallan porque no se saben querer. A mí eso me da un miedo grande pensando en mis hijos. ¿Me podría decir qué es querer? Gracias. Conchita García (Alcalá de Henares)

Hace tiempo un hombre, entre los cuarenta y los cincuenta, me pidió cita para hablar sobre lo que era querer a una mujer. La pregunta sigue siendo, al menos, tan actual como entonces. Mucha gente en conversaciones coloquiales, o en los medios de comunicación, habla del amor y no tiene ni idea de lo que esa palabra significa. Se ha convertido en una palabra equívoca, cada uno la utiliza a su manera.Si aparece en la TV una persona hablando de amor, tienes que estar un rato para entender cuál es su concepto del amor; al rato sale otro y te cuenta que para él el amor es otra cosa. Esta confusión sobre lo que es el amor está haciendo mucho daño en las relaciones de noviazgo y está llevando a muchos fracasos.

Si a lo que aspira todo ser humano es a querer y ser querido, todo el mundo tendría que tener un concepto unívoco del amor, es decir, a la hora de preguntarles a las personas acerca de qué es el amor, todo el mundo debería contestar cosas muy parecidas, al menos en lo fundamental. Esto no es así, se está confundiendo, continuamente, amor con sentimiento. yo no digo que el sentimiento no forme parte del amor, pero no lo es todo. El amor es un acto de la libertad, el sentimiento no.

Yo no puedo elegir mi estado de ánimo; en cambio, puedo elegir mis amores. Si el amor fuera sólo sentir, al no poder elegir yo mis sentimientos, sería un acto no libre, y precisamente la primera condición que requiere el amor es la libertad. Una persona que no fuese libre no podría querer. Por tanto, todo este juego de sentimientos que nos está viniendo por los medios de comunicación y que está confundiendo a toda una generación, en relación con lo que el amor, lo único que está haciendo es daño.

No formar a la gente en una cosa tan importante como el amor es condenar a una generación al fracaso personal. Cuando uno sube a una montaña y ve el refugio adonde se dirige, acelera el paso. Una piedra se interpone y el refugio deja de verse. El paso, generalmente, es más lento.

Los sentimientos podríamos decir que están presentes cuando se ve el refugio. Y que desaparecen cuando no se ve por la piedra. Pero el hecho de que no se vea no quiere decir que no exista refugio, sino, simplemente, que no se ve. Con el amor pasa lo mismo: cuando se siente, tenemos la certeza de que queremos; cuando no se siente, no es que no queramos, sino que no sentimos. ¿Qué hacer entonces? Hay que recurrir a la inteligencia y a la voluntad.

El amor está sustentado por la inteligencia, la voluntad y el sentimiento. Si el sentimiento ayuda, pues fenomenal. Cuando esto no ocurre, habrá que pedir más ayuda a la voluntad y a la inteligencia. Digo más porque siempre tenemos que recurrir a ellas, aunque haya sentimiento.

* José María Contreras es experto en orientación familiar. www.jmcontreras.es

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