¿Las personas con Down valen menos?
Rafael Miner
La semana pasada apuntamos la honda rebelión cívica por la vida que estaba comenzando a provocar el borrador de los ‘expertos’ amigos de la ministra de Igualdad, para la implantación del aborto libre hasta los tres meses y medio de gestación (14 semanas), y en realidad hasta los cinco meses y medio (22 semanas), con el añadido de los que se declararán oficialmente ‘incompatibles con la vida’.
Como el trozo de hielo que se desprende de un ocho mil en el Himalaya, y que provoca más abajo un alud de enormes proporciones, o como el iceberg que choca contra un Titanic con efectos aparentemente inofensivos al principio, pero demoledores horas más tarde, el proyecto de Zapatero y sus ministros, con Bibiana Aído de corista mayor, quiere torpedear la natural tendencia de hombres y mujeres a dar lo mejor de sí mismos, enamorarse, comprometerse de por vida y fundar una familia, tener descendencia, educarla, y poblar la tierra.
Hermandades y cofradías andaluzas, intelectuales catalanes, un millar de científicos, académicos de todo signo, la Iglesia Católica, plataformas ciudadanas y grupos de comunicación como Intereconomía, que desde hace tiempo -vean una sinopsis en portada del spot elaborado por Paco Segarra y emitido hace más de dos años por esta emisora de TV-, y otros medios, en suma, la sociedad civil, están/estamos peleando por la defensa de la vida y contra el crimen del aborto, en defensa del bebé concebido y de la mujer madre que padecerá graves secuelas si se ve empujada a abortar.
Destacamos la barbarie que se está cometiendo contra los bebés con síndrome de Down, a los que no se les permite vivir, en clara discriminación con los aparentemente sanos. ¿Es que tiene menos valor la vida del discapacitado? Parece increíble que estos niños sean, en pleno siglo XXI, “una especie en peligro de extinción”.
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