CRÓNICA | El español embarazado
Rubén: 'Estoy embarazado de gemelos'
Rubén y su pareja, Esperanza. | Foto: Chema Conesa
* Si la gestación prospera, sería el primer transexual en tener gemelos
De la mochila que cuelga de su hombro asoma la cabeza pelada de un niño de trapo, despierto e imaginativo. Se llama Caillou y, aunque sólo tiene cuatro años el muñeco, habla y se comporta en los dibujos de la tele como un chico maduro. "Es muy Rubén... Cuando lo miro, es él, resabiado, juguetón, de los que te alegran el alma cuando peor estás", retrata Esperanza a su novio.
Él, sentado a su vera en una cafetería de la estación madrileña de Atocha, donde abre su memoria a Crónica, la mira con ojos pícaros por los cristales de gran aumento de sus gafas. Se siente halagado. Feliz. Besa en la frente a su mascota Caillou y suelta la primera confesión íntima.
"La guardo para mis niños. O mis niñas, ¿quién sabe?", dice el hombre preñado no sólo de ilusiones mientras acaricia su incipiente barriga con las dos manos.
Foto: Chema Conesa
- ¿Ha pensado ya en nombres para cuando nazcan?
- Si son niños, uno se llamará Luis María, en honor al cura de mi pueblo, y el otro, Rubén Noé, como yo. Y si son niñas, María del Carmen, por mi madre, y la otra, María del Pilar, como su abuela, la madre de Esperanza. Pero todavía queda mucho que pasar. Mucho cielo y mucho infierno que vivir...
No hay trampa aparente en sus palabras. Cada hora que pasa, cada despertar es para él un triunfo. Un alivio. Rubén Noé Coronado Jiménez, andaluz de Jaén, un tipo con toda la barba y hechuras de un mozo con 25 años cumplidos, está embarazado. Hombre por fuera —"pienso, actúo y siento como un machote"— y mujer (todavía) por dentro.
En su tripa, hace ya nueve semanas [el periodista así lo ha confirmado] que crecen inocentes al revuelo venidero dos criaturas. Rubén, padre y madre por obra y gracia de la ciencia. El pionero. El primer hombre transexual en el mundo embarazado de gemelos. Otra vuelta de tuerca a la insólita preñez del transexual estadounidense Thomas Beatie, que dio a luz a una niña en junio del año pasado.
Rubén va a por dos. El ha puesto los óvulos —pues aún conserva intactos útero, vagina y trompas— y un donante anónimo, el semen. La inseminación hizo el resto. Y si todo sigue su curso natural —la primera vez abortó y este es el segundo intento—, dará a luz a finales de septiembre en un hospital público de Barcelona. Y por partida doble.
- ¿Ha sentido ya las típicas náuseas?
- De momento, no. Lo que sí me noto es algo más cansado de lo habitual.
- ¿Qué prefiere, chicas o chicos?
- A Espe le gustan más las niñas. En cambio a mí me encantaría que fuesen niños. Aunque lo que más me preocupa ahora es que esto [y vuelve a palparse el vientre] siga adelante. ¿Qué hay de malo en que, al menos una vez en la vida, los sueños se cumplan?
La de Rubén es una historia de primera plana. Una historia trufada de dolor, desamparo y muchas dudas. La primera nace de su condición de adoptado. Tenía 13 años cuando se propuso borrar para siempre de su vida el misterio que le había acompañado en Hinojares. En ese pueblo agrícola de Jaén, con poco más de 500 moradores, creció al amparo de una familia ajena y pudo conocer por fin el nombre de la mujer que el 5 de julio de 1983 lo parió hembra: le llamó Estefanía Jiménez Coronado, como todavía reza en su carné de identidad, ilustrado con una foto que clava al Rubén de hoy.
La de Rubén es una historia de primera plana. Una historia trufada de dolor, desamparo y muchas dudas. La primera nace de su condición de adoptado.
Aquella niña introvertida, que no gustaba de muñecas ni collares, "sumisa y rebelde" a medida que iba creciendo en un cuerpo de mujer y una mente de hombre, encontraría con el tiempo la respuesta a su origen en la iglesia del pueblo.
"Entonces, como ahora, la religión no me interesaba demasiado", cuenta Rubén, "pero el párroco, Luis María Salazar García, era un gran amigo mío. Le hablaba de mis problemas y él decía que de mayor yo tenía que escribir un libro. En realidad lo que yo quería era saber de mi madre. Y aprovechando mi condición de monaguillo, empecé a buscar en la parroquia donde estaban apuntados los nacimientos y la bodas. Y di con el nombre de mi madre. Fue para mí algo...".
Rubén enmudece en seco. Aparta la mirada. El recuerdo, traumático o no, lo abruma. "No me pregunte más, por favor". Espe alarga su mano y lo abraza durante un buen rato. Le pregunto si se encuentra bien. El asiente con la cabeza. Para qué remover el pasado, parece decir en silencio. Un beso fugaz en la mejilla, como consuelo de la novia, pone punto y final al recuerdo. Y casi a la entrevista, llegó a temer el reportero.
BALSAMO PARA SU CEREBRO
El hombre que aspira a ser madre parece agotado. Como si de pronto le costara entrar de nuevo en la conversación. Se disculpa. Lo achaca a que ha dormido poco la noche anterior y al trajín de los viajes entre Barcelona y Madrid. Como epiléptico que es, el sueño es para él un bálsamo que apacigua las neuronas rebeldes de su cerebro. Cuando no, las medicinas le ayudan. Aunque, como él dice a menudo, "nada me levanta más la moral que ver a una criatura con su madre por la calle".
No hay más que observarlo. Sus ojos atentos persiguen a una mujer que va por el andén que conduce al AVE empujando el cochecito de su bebé. Rubén se imagina en el papel. Le ronda en la cabeza desde hace un año y medio, cuando él y Esperanza Ruiz, separada y madre de dos hijos varones (13 y 16 años; el pequeño también es epiléptico), decidieron irse a vivir juntos a un piso alquilado en Berga, a unos 70 kilómetros de Barcelona. Los dos conservan fresca la fecha en que se conocieron: 3 de junio de 2003.
A raíz de compartir techo cuando le propuso a Esperanza tener hijos. "Le dije que podría quedarme ciega". Rubén supo entonces que su hora había llegado
Era el Día del Orgullo Gay y Madrid se había hecho fiesta. "Nos presentaron en una cena", recuerda Espe. "Yo lo fiché al momento. Era muy divertido y ocurrente. No veía en él a un transexual, aunque sabía que lo era. Nunca me han atraído las mujeres, no soy lesbiana. A mi lado tenía a un tío hecho y derecho. Y me gustaba. Así que me fui para Málaga, donde se ganaba la vida vendiendo cupones de la ONCE, con la idea fija de que, más pronto que tarde, volveríamos a encontrarnos".
No pensaba igual Rubén, vecino entonces de Madrid y con novia en Moaña, un pequeño y coqueto municipio costero de Pontevedra. Pero a golpe de internet la distancia se fue acortando poco a poco. "Nos contábamos nuestras penas por el chat". Ella, los malos tiempos vividos con su pareja y la enfermedad que la había dejado sin el ojo derecho —una retinopatía pigmentaria— y sólo el 10% de la visión en el otro. El, su desgana progresiva en el trabajo de guardia jurado y los "cada vez más frecuentes desencuentros" con su pareja gallega.
En la mente de Rubén no anidaba entonces la idea de ser a la vez madre biológica y padre natural como pretende ahora. Fue a raíz de compartir techo en Berga cuando le propuso a Esperanza tener hijos. "Le dije que, además de mi edad, tengo 43 años, podría quedarme ciega por un embarazo". Rubén supo entonces que su hora había llegado. Se fue en silencio a la cocina y al volver le espetó a su pareja:
- Yo no digo que lo tengas tú, Espe. Lo puedo tener yo. Es mi última oportunidad. Puedo aprovechar mi cuerpo, todo lo que aún conservo de mujer por dentro, antes de que los médicos me lo quiten para siempre. La Espe se quedó paralizada.
[El 44% de los españoles, según una encuesta de Sigma Dos, está a favor de que los transexuales puedan cambiar de sexo y tener descendencia].
- Quiere ser un hombre total...
- Lo mío es como quien nace con tres manos: mientras las tienes, las aprovechas. Cuando una estorba, la suprimes.
- Y la vagina, el útero y las trompas le estorban...
- Cuando ya haya parido a mis gemelos, sí. Entonces, seré yo, siempre yo, pero de una manera completa.
EN EL DIA DEL PADRE
También a efectos legales, pues Rubén, que aún figura como Estefanía en su DNI, solicitó el cambio de nombre el 19 de marzo, curiosamente, el Día del Padre. [Ya son más de 1.000 las personas que han cambiado su sexo y su DNI en España sin haberse operado y sin procedimiento judicial, según la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales].
"Aunque igual me he precipitado", reflexiona él. De hecho, "mi embarazo es de alto riesgo y si algo me pasara ya no podría volver a intentarlo siendo un hombre para la ley", pues es consciente de que ha sido el hecho de constar como mujer en el documento de identidad el que ha permitido, con no pocos rechazos, que le inseminasen artificialmente.
"Yo diría incluso que hay decenas de transexuales hombres en este momento que desean quedarse embarazados. Y además es lógico que piensen así"
Antes de que recibiera los espermatozoides que habrían de fecundarlo, conservados en un banco de semen donde permanecían intactos a 196 grados bajo cero, Rubén, que ya había pasado por el quirófano para que le quitaran los dos pechos, tuvo que dejar de hormonarse con la testosterona que poco a poco había ido moldeando su cuerpo con hechuras de hombre. Tenía que bajarle la regla y volver a ovular.
MATRIZ HABITABLE
"Me indujeron el ciclo hormonal femenino con pastillas y prepararon mi matriz para que de nuevo fuera habitable para los embriones. Luego me inseminaron, y hasta hoy". El 9 de febrero de este año los médicos [Rubén prefiere no dar sus nombres ni el del centro sanitario] le confirmaron lo que tantas veces había soñado: Rubén estaba, "por fin", embarazado. Y de gemelos, supo más tarde.
No es el único en España. Al correo electrónico del joven andaluz, han llegado al menos 16 misivas de transexuales que confiesan sus deseos de quedarse embarazados cuanto antes. "Me parecen pocos", añade un doctor, que nos pide el anonimato de su nombre para no verse metido en la polémica.
"Yo diría incluso que hay decenas de transexuales hombres en este momento que desean quedarse embarazados. Y además es lógico que piensen así. Pueden gestar como una mujer". Algunos piden ayuda y Rubén los aconseja. Guarda la experiencia que supone enviar correos a casi todas las clínicas de fertilización de España (de las 155 privadas y ocho públicas sólo una se ofreció a tratarlo) con el propósito de quedarse preñado. Un duro palo a la consagrada idea de la familia clásica.Y el anuncio nada utópico del nuevo tipo de familias venideras.
¿Quien iba a imaginar, hace menos de un año, que otro hombre, el transexual estadounidense Thomas Beatie, alumbraría una niña? Rubén Noé Coronado podría hacerlo por partida doble.
- Si al final da a luz a gemelos, ¿continuará su transformación para convertirse definitivamente en un hombre completo?
- Pase lo que pase, esos son mis planes. Quiero acabar lo que he empezado. Quiero ser yo, ser quien siempre fui. Y para eso necesito pasar otra vez por el quirófano. Necesito pasar de mujer a hombre por dentro, tener un pene... Mi idea primera es hacerlo en Estados Unidos. Como le dijo gráficamente a Esperanza una vez: "Yo lo que quiero es poder mear en la rueda de un camión".
No oculta que el suyo es un embarazo de alto riesgo. Además de la epilepsia, Rubén padece una rara neuropatía que, sin llegar a provocar la inmovilidad total en la mayoría de los casos, a él lo mantuvo tres años en una silla de ruedas hasta hace año y medio, el tiempo que lleva conviviendo con Esperanza. Por el camino ha dejado amigos y conocido el desamor de quienes un día prometían entender su causa. Entonces se acuerda de las enseñanzas de su maestro de la escuela de Hinojares, Jesús Martínez Sánchez, que según dice le ayudaron a sobrevivir. "Fue mi faro... El que me enseñó la educación en valores".
DE VIGILANTE A CAMARA
Y con tal bagaje anda por la vida Rubén. En busca de una familia propia y de una salida profesional —está en paro y cobra al mes 500 euros— a sus inquietudes artísticas. Quiere colgar para siempre el traje de vigilante jurado y cambiarlo por la cámara de vídeo y los estudios de realización de la tele. Quiere pintar, hacer fotos... Y luchar. "Sé que ahí fuera mucha gente me está esperando para atacarme. Dirán que busco la fama y que al quedarme embarazado lo único que pretendo es salir en los papeles. Allá ellos con su conciencia. La mía hace ya mucho tiempo que duerme tranquila". Dice más: si hoy sale en estas páginas, por las que no ha cobrado un céntimo, es "para que la gente empiece a considerar normal el embarazo de un transexual".
Después de cuatro horas de encuentro, el rostro de Rubén parece apagarse por el cansancio. Nos levantamos de la mesa y echamos a andar por los pasillos que bordean el inmenso jardín exótico de la estación de Atocha. De camino a la salida nos encontramos el escaparate de una tienda Imaginarium, ya cerrada. Rubén no puede contenerse y apura el paso hacia la cristalera. "Ese coche de ahí, el amarillo, es estupendo para que los niños se monten", le espeta a su novia, dejándole claro que, llegado el momento, prefiere parir varones.
Pero antes de que ocurra el parto, Rubén tiene previsto casarse por lo civil con Espe. "Quiero que sea legalmente la madre de mis gemelos". Y él, padre de ley.
EL PRECEDENTE AMERICANO
El 29 de junio de 2008, el estadounidense Thomas Beatie, 35 años hoy, se convertía en el primer hombre del mundo en dar a luz tras un parto natural de 40 horas en el que alumbró a la niña de la imagen, Susan.
Fue su esposa Nancy, de 47 años, estéril tras someterse a una extirpación de útero, quien cortó el cordón umbilical de la recién nacida. Como el español Rubén Noé Coronado, Thomas nació mujer. A los 26 años se extirpó las glándulas mamarias y se convirtió legalmente en un hombre, pero mantuvo sus órganos reproductores femeninos.
Puesto que Nancy no podía tener hijos, Thomas decidió abandonar la terapia hormonal con testosterona para someterse a una inseminación y embarazarse para escándalo del mundo. Hasta nueve médicos rechazaron ayudarle a concebir un hijo, así que Beatie compró semen por internet y Nancy se lo introdujo ayudada de una jeringuilla. La inseminación casera funcionó. "Creo que no es un sentimiento masculino o femenino la necesidad de tener un hijo, sino humano. Soy una persona y tengo derecho a tener un hijo biológico", dijo en televisión para defender su maternidad.
En noviembre pasado, Thomas, quien tiene un negocio de impresión de ropa en Bend (Oregón), concedió una entrevista a la cadena ACB para anunciar que esperaba, para junio de este año, su segundo hijo. Desaparecido de los medios, nada se ha vuelto a saber desde entonces de él ni del curso de su segunda gestación. / A. M. O
Paco Rego |
Y si no es un sentimiento femenino desear gestar un hij qué es lo femenino y que no? Si uno se cambia de sexo pq detesta ser reconocido socialmente omo mujer a queviene quedarse preñado Esto es una pura locura.
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