domingo, 1 de marzo de 2009

SANTIAGO ABASCAL: "ME HE CAIDO DEL CABALLO"


Presidente de la Fundación Denaes y parlamentario autonómico vasco (PP)

La primera pista la dio el mismo Abascal en una entrevista que le hizo Víctor Gago en televisión, en la que el canario le preguntó al de Amurrio si era creyente y éste contestó: “Sí, desde hace unos meses”. Luego Santi haría algún comentario sobre el asunto en el programa de Esparza. A partir de entonces se sucedieron los sms pidiéndole una contraportada para ALBA. De no haber mediado entre entrevistado y entrevistador cierta amistad, la cosa bien podría haber acabado en el juzgado con una denuncia del primero al segundo por pesado. Afortunadamente, el asunto tuvo un desenlace más feliz. Aquí va.

-¿Qué ha pasado en su vida para que, en vez de política, vayamos a hablar de Dios?
-Sobre todo, que el entrevistador ha sido persistente. En última instancia, que he encontrado la fe.

-¿Y no será que de tanto buscarla ha terminado sugestionándose?
-Eso habría pensado yo… si la hubiese estado buscando. ¡Pero es que no ha sido así! No sólo no lo hacía, sino que vivía al margen. Vamos, que no compraba lotería, y me ha tocado el gordo.

-¿Entonces?
-Digamos que recibí un ‘ladrillazo’ y me caí del caballo.

-¿Puede dar más detalles?
-¿Sobre la ‘caída’? Prefiero no hacerlo… de momento.

-Diga al menos si recuerda el preciso instante.
-Sí, me acuerdo. Fue hace un año, aproximadamente.

-¿Le ha cambiado la vida?
-¡Hombre! Toparse con la fe no es cualquier cosa. En cuanto al comportamiento…

-Diga.
-Que no sé si habré cambiado. Sí es verdad que ahora me doy cuenta más rápido de los errores y, en consecuencia, pido antes perdón.

-¿Y por lo que respecta a la práctica religiosa?
-Bastante escasa. Voy a la iglesia, sí, pero con menos regularidad de la que debiera. Algo parecido me pasa con la oración: rezo cuando lo necesito. Debo mejorar esa faceta.

-El otro día me contó que había pasado por ‘taquilla’.
-¿Por el confesionario? Como me dijeron que era más barato que el psicólogo… No, en serio, me quedé muy bien. Fue una cura de humildad. Creo que no me confesaba desde la Primera Comunión.

-¡Ah! Pero ¿la hizo?
-La educación que recibí en casa y en el colegio era cristiana. Lo que no hice fue la Confirmación. Ya sabe, la rebeldía juvenil…

-Menudo pieza debía de ser…
-Mi abuelo se enfadaba cuando sus nietos nos saltábamos la misa. Y mire que lo intentábamos todos los domingos.

-¿Qué le apartó de la fe?
-Supongo que de niño creer en Dios me parecía sencillo, natural, y al ir haciéndome mayor, al querer racionalizarlo todo, la cosa se fue complicando. En cualquier caso, no fue traumático.

-¿No?
-No. La prueba -repito- es que durante años no busqué la fe. Simplementeme la encontré.

-¿Tuvo que ver en su alejamiento la actitud de cierto clero vasco?
-Mire, cuando se pone la nación por encima del hombre…, pues tenemos un problema.

-Y si esa nación es imaginaria…
-Entonces ni le cuento. En el País Vasco ha habido curas -los sigue habiendo- que han actuado así. ¿Tuvieron que ver en que me alejara? De la fe no, de la Iglesia quizás sí.

-Digo yo que se habrá encontrado con realidades eclesiales próximas a las víctimas.
-¡Por supuesto! Sin ir más lejos, la Asociación Católica de Propagandistas, a la que he conocido más profundamente hace poco.

-¿Y qué le parece?
-Interesante. Poner el acento de la fe en la vida pública…Muy interesante.

-¿Es socio de la ACdP?
-No. Y tampoco soy del Opus, aunque haya ido a algún retiro. Quiero decir con esto que respeto a los movimientos y realidades de la Iglesia, a la que creo que benefician enormemente.

-Habla de catolicismo y vida pública. ¿Hay algún punto de la Doctrina Social de la Iglesia que le cueste defender como político?
-¿Sabe? No tengo grandes conocimientos doctrinales, ni de los Evangelios, ni siquiera de las oraciones. Otra cosa es que me pregunte por la defensa de la familia y de la vida.

-¿Es partidario?
-No le quepa duda. Es más, pienso que también pueden ser defendidas por un agnóstico, por un ateo.

-Oiga, ¿no se estará metiendo en un lío al dar esta entrevista?
-Si quiere, la cancelamos.

-¡Con lo que nos costó ponernos de acuerdo!
-Tranquilo. A ver, entiendo -sin queme parezca bien- que en un momento dado uno pueda renegar de algo. Pero avergonzarse de Dios… ¡Eso es demasiado!

-Por cierto, ¿a que no ha sido para tanto?
-He estado menos suelto que hablando de política…, pero más cómodo que ante el confesor.

-Y la última pregunta: cuando oye la palabra”Dios”, ¿qué le viene a la cabeza?
-Comprensión. Luz. Perdón.

Gonzalo Altozano

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