Dr. Roberto Pelta | Actualizado el 25/4/2009 - 23:00h
Tienen una larga tradición en las culturas orientales como medida de higiene y en la India los yoguis los realizan a diario como parte de sus rituales de purificación. Ya en 1895, un editorial de la prestigiosa revista médica The British Medical Journal describía la nariz como “... uno de los órganos más sucios del cuerpo que debería ser lavado diariamente con agua salina”.
Actualmente, la polución atmosférica hace cada vez más necesaria esta medida, sobre todo en personas que padecen rinitis y sinusitis y viven en grandes ciudades, fundamentalmente si la humedad ambiental es baja.
La mucosa que reviste el interior de las fosas nasales está expuesta constantemente a bacterias, virus, agentes irritantes y alérgenos (sustancias presentes en el ambiente que, como los pólenes, inflaman dicha mucosa). La mucosa que recubre las fosas nasales y los senos paranasales dispone de unos cilios que, a modo de un cepillo, sirven para desplazar el moco.
Los lavados nasales con agua de mar o suero fisiológico pueden activar la función ciliar, con lo que mejora el drenaje de la mucosidad, pero no sirve a tal efecto el agua pura, pues resulta molesta y dañina para esta mucosa. El uso casero de sal de mesa tampoco es recomendable: contiene antiapelmazantes, sílice y otras sustancias (por ejemplo, yodo) que pueden dañar la mucosa nasal.
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