sábado, 18 de abril de 2009

MARÍA DE NAZARET

CINE
María de Nazaret
Por Juan Orellana


Se estrena en DVD, de la mano de Karma Films, María de Nazaret, la última película del realizador francés Jean Delannoy. La rodó en 1996, con casi noventa años. Murió el año pasado, ya centenario, y en España casi nadie se enteró. Fue un director proscrito por la intelectualidad progresista de su época.

Sus coetáneos y compatriotas de la revista Cahiers du Cinema se encargaron de orillarlo como a un director maldito, que para ellos representaba un cine caduco.

Sin embargo, Delannoy tuvo una larga e interesante trayectoria cinematográfica. Colaboró con Jean Cocteau y Jean–Paul Sartee en algunos proyectos y en 1946 obtuvo la Palma de Oro a la Mejor película del Festival de Cannes con La sinfonía Pastoral. Dios tiene necesidad de los hombres le supuso en 1950 el Premio del Jurado internacional del Festival de Venecia. En 1956 adaptó el clásico de Victor Hugo Nuestra Señora de París, para la que contó con Gina Lollobrigida y Anthony Quinn. Pero la dureza con la que le trataron los pro-hombres de la nouvelle vague francesa le sumieron en el ostracismo. Al final de su vida volvió a la dirección y se consagró a la producción de cine religioso católico, a pesar de su origen protestante. Rueda Bernardette (1987), La pasión de Bernardette (1989) y finalmente la producción franco-marroquí María de Nazaret, su punto final a una larga carrera. La Academia de Cine francesa le concedió el César honorario a su carrera.

Esta película tiene un aire de telefilm, entre otras cosas porque se trata de una producción media, que recurre más a planos cortos que a grandes planos generales que implican un diseño de producción más costoso. No obstante, las manos maestras del español Gil Parrondo como decorador y del costarricense Javier Artiñano como diseñador de vestuario dan a la producción un aspecto de verosimilitud y aceptabilidad. La historia en sí, escrita por el propio Delannoy y Jacques Douyau, y con asesoramiento teológico, es en realidad una vida de Jesús, en la que se da un relieve especial a la presencia de María. El film, ciertamente, empieza con la petición de mano de José, y termina con María y Juan iniciando el peregrinar de la Iglesia, pero el resto gira en torno a Jesús y los episodios más significativos de su vida. Como es de imaginar en un largometraje de escasa hora y media de duración, la biografía de Jesús se ve sometida a un importante esfuerzo de síntesis, lo cual no impide que el guión se permita licencias que, como suele ocurrir en las aproximaciones cinematográficas a Cristo, sean las más sabrosas (probablemente por ser menos imitativas). Así, vemos a Jesús velar el cadáver de San José, aprender carpintería, charlar con María... Por su parte, la parte dedicada a María es mucho más creativa, ya que en el Evangelio no hay excesivas referencias. El film recoge los episodios de la anunciación, la visitación, el alumbramiento, las bodas de Canán... y se combina con otros originales como la conversación de María con las prostitutas, sus deliberaciones con José sobre su hijo, o sus relaciones personales. Ella aparece como testigo de episodios de su hijo de los que no consta que lo fuese.

La película está hecha con las categorías iconográficas del marchamo Zeffirelli, no con las de Mel Gibson, lo cual es lógico si pensamos en un realizador nonagenario. En ese sentido es un film muy blanco, cercano al tono de Natividad, de Catherine Hardwicke. Los asuntos difíciles de solucionar, como las distintas apariciones de ángeles, los resuelve por el sencillo recurso al fuera de campo, aunque falla el doblaje en castellano de los mismos, que resultan poco creíbles.

María de Nazaret está interpretada por Myriam Muller, y Jesús por Didier Bienaimé. Ambos hacen un trabajo que trata de ser naturalista, sin llegar a la brusquedad de El Mesías de Rossellini o al hieratismo de La historia más grande jamás contada. La película está pensada para un público occidental y por ello los protagonistas dan una fisonomía europea. Sin embargo, casi todos los secundarios son marroquíes. En este sentido, el film está más cerca de La Pasión de Cristo de Gibson, que de Natividad, cuya Virgen María tenía rasgos étnicos muy poco occidentales.

María de Nazaret es un film ideal para hacer de él un uso educativo, catequético y familiar. Cuenta con claridad y sencillez los episodios básicos de la vida de María y de su Hijo, sin caer en el tono ñoño de otras décadas, ni el hiperrealismo postmoderno a lo Gibson. El último servicio que un anciano de noventa años, Delannoy, quiso prestar a sus hermanos creyentes.

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