sábado, 13 de junio de 2009

"AL MENOS CUATRO PERSONAS DESISTIERON DEL SUICIDIO TRAS LEER A OLGA BEJANO"

Su madre, Mª Carmen Domínguez, al presentar el libro póstumo 'Alas Rotas'

“Al menos cuatro personas desistieron del suicidio tras leer a Olga Bejano”



Ciento cincuenta personas acudieron al homenaje en la parroquia de S. Gabriel de Madrid.
ALBAdigital

Alcaraz, Domínguez, Szumlakowska, Fdez. del Cacho, Calavera, Ángel y Rosal.

No podía ver, hablar, moverse, ni respirar sin asistencia. Necesitaba ayuda para todo, y así pudo escribir, con increíble paciencia, cuatro libros, haciendo unos leves garabatos con su mano derecha que su enfermera interpretaba. Olga Bejano, la pentapléjica más querida de España; la mujer que se carteaba con Ramón Sampedro dándole ánimos para que no cruzara la frontera de la desesperanza, murió en diciembre, dejando listo su cuarto libro: ‘Alas rotas’ (Ed. Libros Libres), su testamento vital. Ciento cincuenta personas asistieron a una presentación-homenaje que se celebró en la parroquia de San Gabriel, de Madrid.

Tras escribir ‘Voz de Papel’ y ‘Alma de color salmón’, empezaron a llegar cientos de cartas, miles con los años, al buzón de Olga. “Y entre esas cartas -recuerda su madre, Mª Carmen Domínguez- había por lo menos cuatro que contenían una experiencia vital estremecedora: habían pensado en quitarse la vida y tras leer los libros de Olga contaban que habían cogido gusto por la existencia“. “Sólo por esas personas valió la pena que Olga escribiera los libros”, dijo emocionada la madre de la autora en la presentación de ‘Alas rotas’. “¿Cuál ha sido la misión de Olga en esta vida? Acercar a la gente a Dios. No tengo dudas de que Dios la eligió para esa misión y los frutos que dio son innumerables”, aseguró.

La experiencia de Olga Bejano fue un canto a la vida. “Se puede defender la vida de muchas maneras, pero la mejor es saber vivirla”, apuntó su madre. Recordó que su hija tenía un carácter “de empuje, arrojo, tenacidad, y una espiritualidad crecida y renovada”. Y explicó, conmovida, que este es el primer libro en el que la autora habla de una experiencia especialmente dolorosa: la renuncia a su amor por la enfermedad: “Es el primer libro en el que habla de su amor y escribe: ‘Estando enamorada hasta las trancas, le dije: ‘Haz tu vida, que no sé lo que me va a ser de mí. Y le convencí’. Eran cuatro años de relación estable. Y ese sufrimiento, el de los sentimientos, no lo quita la morfina”.

Lucha titánica por los derechos de los enfermos

Subrayó que Olga luchó por los derechos de los enfermos dependientes con “un empeño de titanes“. “Olga o un enfermo terminal es un bulto que supone gasto, en el que a la Sanidad no le interesa invertir -aseguró-. Y no le dan un hachazo porque estaría mal visto. Antes, si necesitabas, por ejemplo, una sonda de aspiración de secreciones, no te la daban con receta, por ser material hospitalario. Hoy todo enfermo que está en domicilio tiene el material hospitalario que necesite porque Olga lo ha conseguido. Ella ha ido abriendo camino y ha conseguido cosas siempre en plural. Ese es el orgullo que yo tengo, que ha luchado por los derechos y sintiendo las penas de los demás, haciéndolas suyas“.

La madre de la pentapléjica que ha conmovido a España contó que Olga aceptó el sufrimiento de su enfermedad por amor. “¿Quería seguir viviendo? Os aseguro que no. A mí me ha enseñado que no hay que tener miedo a la muerte -señaló-. Ella vivió la experiencia del túnel y decía: ¡Ay mamá, con lo bien que se estaba allí! Volvió por amor, porque oía la voz de su hermano que la llamaba y le daba mucha pena. No tenía ningún miedo a la muerte, pedía incluso a su confesor que no pronunciara esa palabra: ‘Se llama la otra orilla, el otro lado, el viaje, el más allá, porque no la muerte no existe’, decía”.

Su madre sabe ahora que Olga sigue estando con ella, aunque no la vea: “Me siento muy orgullosa de mi hija y muy feliz porque haya terminado de sufrir. Que mi hija está descansando, lo tengo clarísimo. ¿La echo de menos? No. Tengo su silencio y sé que no está, pero no estoy triste en ningún momento. Después de marcharse mi hija me he sentido aprobada por ella. Y la sé y la siento feliz y por eso no me siento sola”.

Mª Carmen citó a Alberto Cortez para describir la actitud de su hija ante la vida: “Ella eligió ser lluvia en vez de ver llover”, apuntó. Y leyó unas líneas de ‘Alas Rotas’ que recogen bien el espíritu generoso y valiente con el que Olga afrontó, abandonándose en manos de Dios, todos los retos que encontró en su camino: “Vivir siempre merece la pena, hasta el final, hasta que el maestro de nuestra acuarela decide que está terminada a su gusto y sólo le queda poner la fecha y la firma”.

Intervinieron también Pepe Fernández del Cacho, sacerdote pasionista, escritor y poeta, que lleva a gala la distinción que en su momento le otorgó Olga como su “hermano adoptivo”; el cantautor José Luis Pardo, que cantó dos canciones compuestas para Olga; el catequista Juan Pedro Alcaraz; la subdirectora de la ALBA, Sonsoles Calavera, Marysia Szumlakowska, (viuda de Narciso Yepes) y Pilar Ángel, amigas de Olga y, por último, cerró el acto el editor de LibrosLibres, Álex Rosal.

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