¿Cómo será la nueva selectividad?
La nueva prueba oral de inglés y el segundo examen optativo para subir nota se sitúan como los puntos más polémicos. Además, la ausencia de la necesidad de selección por el aumento de plazas universitarias abre el debate sobre la necesidad de la prueba.
Guillermo Moratinos
13-06-2009
Los alumnos que este curso han empezado el bachillerato serán los primeros que el próximo curso 2010/2011 se examinarán con el nuevo modelo de selectividad. En noviembre del año pasado el Gobierno aprobó el Real Decreto que regula la nueva Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) . La principal novedad del nuevo examen es que permitirá a los alumnos interesados en subir su nota de acceso a la Universidad realizar una segunda prueba para acceder a la carrera deseada.
El Ejecutivo de Zapatero considera que la nueva prueba “valorará la madurez del alumno a la hora de elegir su futuro académico y evaluará los conocimientos vinculados al título de Grado que quiera cursar” . Sin embargo, muchas voces se muestran reticentes a estas ideas. Hay dos puntos especialmente polémicos: la prueba oral de idioma y la evaluación en un segundo examen de materias que no han sido cursadas y que tendrán que ser preparadas por los alumnos que lo deseen de forma independiente.
Por otra parte, el Gobierno asegura que habrá unos “criterios de evaluación objetivos”, puesto que antes de la celebración de la prueba se darán a conocer los criterios para disponer de “una corrección más justa y con más garantías para los alumnos”.
Las universidades, profesores, expertos y representantes de las Comunidades Autónomas se encargarán de diseñar la prueba, que se hará pública cada año al comienzo de cada curso, explicando el tipo de examen (número y tipo de preguntas, criterios de calificación, etc.) para que los alumnos puedan prepararse.
Sin embargo, la Confederación Española de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (Ceapa) ha explicado a EL IMPARCIAL su oposición a la PAU. “Nosotros somos contrarios a esta prueba. Fue algo que se hizo porque había una sobredemanda de plazas y se buscó ese mecanismo, más allá de las pruebas de cada universidad. Si ya hay filtros suficientes en colegios y si el bachiller no es obligatorio, no tiene sentido la prueba”, han matizado. Además, la confederación ha valorado que “desgraciadamente el bachillerato está orientado a superar la selectividad”, lo que no tiene sentido para los alumnos que no vayan a efectuar la selectividad.
El problema del examen oral de idiomas
A pesar de su postura contraria a la prueba, Ceapa considera que una de las novedades que más problemas traerá será la prueba oral de idioma, que consideran necesaria, pero para la que exigen una preparación anterior.
La evaluación de los idiomas extranjeros conllevará una prueba oral que garantice los conocimientos de los alumnos, sin embargo, esta prueba tardará un año más en entrar en vigor para que se puedan adaptar las metodologías de enseñanza. Además, el alumno podrá realizar la prueba de inglés, francés, alemán, italiano o portugués.
A pesar de ello, esta es una de las partes más polémica de la nueva selectividad, ya que muchos alumnos consideran que no hay un nivel suficiente de inglés como para sacar una buena nota en el examen, lo que acabará bajando la nota media de muchos estudiantes.
Ceapa cree que “habría que replantearse la forma de enseñar idiomas”. Para la confederación, “no se enseña competencia, sino teoría del idioma”. “Se exigen conocimientos de gramática y no una prueba oral, y sin ésta los alumnos no aprenden a hablar inglés. No es tan grave cometer una falta, pero sí saber hablar. La idea es que haya competencia idiomática”, han explicado.
La confederación ha dado a conocer que la LOE ya habla de competencia pero no altera en ningún momento los currículos en los que se basa la enseñanza de idiomas, algo que no se entiende cuando en Europa ya la enseñanza es más práctica y se acentuará con el plan Bolonia. Ceapa ha puesto como ejemplo los auxiliares de conversación nativos de los que disponen algunos centros para salir de ese letargo idiomático en el que se sitúa la educación española.
El Ministerio de Educación, por su parte, ha reconocido que “los currículos no se piensan modificar”, pero se han escudado en que sólo entre el 55 y el 65 por ciento de éstos dependen del Ministerio y el resto es competencia de las Comunidades Autónomas. Además, desde Educación se asegura que con la obligatoriedad del inglés desde los 6 años, la ampliación de becas en el extranjero de un mes de duración y de cursos de inmersión para universitarios en España, los alumnos se podrán enfrentar a la prueba de inglés oral.
En cuanto a la instauración de auxiliares de conversación en los centros educativos españoles, el Ministerio ha aludido a que se está aumentando el número de éstos de forma “significativa”, pero ha reconocido que no se ha establecido una fecha en la que todos los centros españoles cuenten con esta figura. Educación ha aludido a que las Comunidades Autónomas también están implicadas en este asunto puesto que la inclusión de auxiliares de conversación depende de un convenio con éstas.
Exámenes para subir nota
La PAU constará de dos partes. La primera, a la que todos los alumnos tendrán que presentarse, valorará las materias comunes: lengua castellana y literatura, lengua extranjera, historia o filosofía y, en su caso, lengua cooficial. Además, se incluirá una de las asignaturas del itinerario elegido por el estudiante.
Lo que seguirá igual serán las calificaciones de esta parte. La nota media del bachillerato valdrá el 60 por ciento del total, mientras que la nota del examen de selectividad seguirá valiendo un 40 por ciento del total.
La parte novedosa será la específica para los estudiantes que deseen subir nota para acceder a la carrera elegida. Las asignaturas de las que se examinarán en esta segunda parte serán de otra modalidad distinta a la elegida en la primera fase y deberán estar asociadas a la carrera que deseen cursar, aunque no las hayan cursado.
Aquí es donde viene otro de los problemas, ya que muchos alumnos deberán prepararse estas asignaturas por su cuenta y en muchos casos tendrán que pagarse academias.
Ceapa ha explicado a EL IMPARCIAL que “tal y como se plantean los itinerarios habrá contenidos no vistos y o renuncian a presentarse al examen o tendrán que buscar otra fórmula”. Sin embargo, Educación ha asegurado a este diario que las asignaturas del examen para subir nota las decidirán las universidades y se habrán cursado con anterioridad.
Con esta nueva fórmula, el Ministerio pretende que la opción de bachillerato no condicione el futuro del alumno para siempre y permitirá que se puedan mejorar los resultados “haciendo un esfuerzo adicional”. A pesar de ello, las notas de esta segunda fase estarán vigentes durante los dos años siguientes, luego los estudiantes podrán repetirla tantas veces como quieran.
Alumnos de otras enseñanzas superiores
Por otra parte, los alumnos de enseñanzas superiores como la formación profesional de Grado Superior, los mayores de 25 años y los estudiantes de enseñanzas de régimen especial accederán de forma directa a la universidad.
Los mayores de 40 años tendrán que acceder acreditando su experiencia laboral, mientras que todos los mayores de 45 años aunque no dispongan de titulación académica ni de experiencia profesional podrán matricularse. Para
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