Roxana Saberi, condenada a 8 años de cárcel por ser espía de EE UU
La periodista estadounidense con pasaporte iraní Roxana Saberi ha sido condenada por un tribunal iraní a ocho años de prisión por espiar para Estados Unidos, confirmó hoy su abogado, Abdul Salam Jorranshahi. Según el letrado, su defendida pretende apelar la decisión que ha adoptado un Tribunal Revolucionario de Teherán tras un breve juicio celebrado a puerta cerrada. "Nos han informado de la condena y en el plazo que me proporciona la ley apelaré", aseveró.
Saberi, de 31 años, fue arrestada el pasado 31 de enero por razones aún no aclaradas y ella misma comunicó su detención a sus padres 10 días después, pero les pidió que no dieran la voz de alarma porque confiaba en que sería puesta en libertad en breve. El 28 de febrero, su padre, Reza Saberi, decidió denunciar el caso a la prensa tras más de quince días sin noticias del paradero de su hija.
Reza Saberi, residente en localidad norteamericana de Fargo, aseguró que la reportera había sido detenida por comprar una botella de vino, cuyo consumo esta proscrito y penado bajo la rígida versión de la ley islámica que rige en Irán. Desde entonces, los cargos contra Saberi han fluctuado desde la compra de alcohol a la definitiva condena por espionaje. Dos días después de que Reza Saberi hiciera público el caso, el portavoz del ministerio iraní de Asuntos Exteriores, Hasan Qashqavi afirmó que había sido arrestada por "trabajar de forma ilegal" al haber caducado su acreditación de prensa.
Veinticuatro horas más tarde, el portavoz del Poder Judicial, Ali Reza Yamshidi, confirmó que había sido trasladada a la prisión de Evine, en el oeste de Teherán, por orden de un tribunal revolucionario de la capital. Finalmente, el 9 de abril de 2009, pocos días antes de que se iniciara el juicio a puerta cerrada, el fiscal segundo Hasan Zare Dehnavi acusó a Saberi, cuya segunda nacionalidad Irán no reconoce, de espiar para Estados Unidos. Tres días antes, sus padres pudieron visitarla en prisión y anunciaron que está bien de salud, física y mental.
Según un investigador iraní involucrado en el caso, Saberi ha sido acusada de trasmitir "información clasificada" a los servicios secretos estadounidenses. La condena se produce en un momento de gran importancia en las relaciones entre Estados Unidos e Irán, que rompieron sus lazos diplomáticos en abril de 1980 tras consolidarse el triunfo de la revolución islámica que acabó con la monarquía del último Sha de Persia, Mohamad Reza Pahlevi, pro occidental. Casi tres décadas después, el presidente norteamericano, Barack Obama, ha expresado su deseo de abrir una nueva relación con Irán si el régimen de los ayatolá abre el puño. Aunque la respuesta por parte del régimen ha sido cauta y en principio favorable, en algunos sectores más conservadores ha sembrado inquietud. Organizaciones de defensa de los derechos humanos y de la libertad de prensa han expresado, por su parte, su temor a que el caso Saberi se politice y sea utilizado como baza de una eventual negociación entre Irán y Estados Unidos.
El portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Robert Wood, ha calificado de "infundada" la acusación de espionaje y la secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha enviado una carta al Gobierno iraní solicitando la liberación de Saberi.
En los últimos años, varios periodistas, investigadores y profesores con doble pasaporte estadounidense e iraní han sido retenidos y posteriormente liberados, entre ellos la periodista Parinaz Azima y la académica Haleh Esfandiari.
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