sábado, 21 de febrero de 2009

COSMOS EL DERROCHE DE LA CONTAMINACIÓN LUMÍNICA


Vista de Europa desde el espacio por la noche. | El Mundo
Hemos comentado por este rincón (y otros) la necesidad de promover activamente una protección del cielo nocturno frente al derroche energético de las luminarias actuales. No solamente para preservar uno de los patrimonios de las generaciones futuras declarado por la UNESCO, ese firmamento estrellado que sólo podemos ver bien ahora si nos alejamos mucho de las ciudades (y en algunos casos, como Madrid, al menos 200 km), sino por razones de eficiencia energética (¿es lógico alumbrar al cielo cuando queremos iluminar la acera? ¿tiene sentido derrochar con focos en las fachadas de los edificios importantes a las 3 de la madrugada?) y por razones de respeto a los ecosistemas con vida nocturna, un patrimonio natural que se refugia de malos modos de ese flashazo nocturno de los humanos. Si atendemos a los expertos, muchos de los trastornos del sueño tienen que ver también con la invasión de las luces de la calle...

Haga una prueba. Apague todo en casa pero deje las ventanas abiertas. Es curioso que en muchos domicilios uno puede llegar a leer sólo con la luz que entra sin que nadie se lo pidiera. Piense en que toda esa energía es un derroche. ¿Se puede ahorrar? Sin más que aplicar un control del número de farolas y de las horas a las que funcionan, podemos fácilmente reducir en una tercera parte el consumo de esas farolas. Si, además, se emplean lámparas bien diseñadas y se programa con criterios de eficacia y necesidad, el ahorro puede llegar al 58%.

Eso es lo que indica el ayuntamiento navarro de Puente La Reina, donde se presentó hace una semana un plan pionero de protección del cielo nocturno. A pesar de que varias comunidades disponen ya de reglamentación que dice proteger el cielo oscuro, la realidad es que esas leyes son demasiado poco claras y permiten aberraciones como que las farolas puedan mandar hasta un 20% de luz por encima del horizonte, como sucede en la reglamentación que rige en Navarra. ¿La razón? Aunque nuestro país fue pionero (en Canarias) en comenzar a estudiar medidas de protección y ahorro con la iluminación nocturna, luego llegaron las componendas con los sectores de la construcción y energético, más interesados en que no se limite la capacidad de iluminar la noche.

¿Por qué? Aunque ahora, con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria parezca ya olvidado, recordemos que en los últimos 15 años se han pavimentado más zonas urbanizables que en toda la historia de nuestro país. Y todas ellas con profusión de farolas que, habitualmente, no habían sido pensadas para no contaminar lumínicamente. Podemos comprobarlo cualquier noche, viendo cómo los cinturones urbanos crean un copete de luz enorme. Por supuesto, quienes venden la electricidad nunca han apostado por que los ayuntamientos les paguen menos en la factura, así que en los planes de urbanización nadie se preocupó nunca por poner una luz más adecuada.

Paradójicamente, como se ha comprobado en Puente La Reina - Gares (Navarra), una iluminación más eficiente permite gastar menos: calculan en algunos casos un ahorro cercano al 60% de lo que gastaban antes. Y todo haciendo una sencilla modificación en las farolas que tenían, y corrigiendo las horas de encendido. Ahora, además, esas farolas dan más luz e iluminan mejor, más uniformemente, la calle.

Tengamos en cuenta que si ponemos luminarias que realmente manden la luz al suelo, toda la potencia la empleamos en algo útil. Una lámpara de globo, de las que se pusieron de moda en los parques hace unos años, manda el 50% hacia arriba, así que todo eso es un gasto completamente inútil (salvo porque en las fotos aéreas quedará muy mono, pero a nadie le explica su ayuntamiento que el dinero de sus impuestos lo emplean en iluminar la ciudad para que quede bonita desde un avión por la noche...).

Pero si quiere comprobar estos días desde su barrio cuánto espectáculo nocturno se está perdiendo (y por lo tanto, cuánto dinero están gastándole de más), puede participar en un divertido proyecto, para el que solo tiene que salir a mirar el cielo y contar unas pocas estrellas. Se trata del proyecto IACO (Investigación y Acción sobre el Cielo Oscuro), que convoca la Sociedad Malagueña de Astronomía, dentro del proyecto pilar del Año de la Astronomía "Descubre el cielo oscuro", coordinado por Fernando Jáuregui, astrofísico del Planetario de Pamplona, secretario general de la Asociación contra la Contaminación Lumínica "Cel Fosc" y uno de los autores del estudio de iluminación eficiente en Puente La Reina.

Ahora, entre el 16 y el 28 de febrero, IACO te propone que observes la Osa Mayor. En las instrucciones en su web, puedes ver que es muy sencilla la observación, y que sólo tienes que comparar lo que ves con unos mapas esquemáticos, que te muestran la buena (o mala) calidad del cielo nocturno. Luego sólo tienes que rellenar un informe y así colaborarás con esta medición, una iniciativa que permitirá obtener una información actualizada de la calidad del cielo de muchos puntos de España.

Javier Armentia

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