Zapatero
Gobernar es resistir
"Gobernar es resistir", que escribió Donoso Cortés, y que, evidentemente, ya es un lema que ha hecho suyo el PSOE de Zapatero. De hecho, apenas encuentra resistencia.
Jorge Vilches
2009-07-02
Zapatero ha insistido en que no habrá adelanto electoral. Está tranquilo. Es lógico. Y es que el presidente tiene motivos. Estamos en el peor momento de la crisis económica, con suerte, y la oposición no despega en las encuestas ni en las urnas. Tiene, además, atados a los grandes medios de comunicación, que no desgastan al Gobierno con tertulias o críticas continuas a la "gestión" económica, ni con reportajes o miniseries de TV sobre la sorprendente familia Chaves.
La negativa a adelantar los comicios responde a la convicción de que son capaces de remontar la exigua ventaja del PP, y volver a ganar las generales. Y todo pasa por fortalecer la imagen del líder. La estrategia socialista parece pasar en este último tramo de la legislatura, dos años, por presentar a Zapatero como un gran dirigente europeo, que se enfrenta a la crisis mundial, exento de responsabilidad en las malas políticas que se tomen en España.
Para culminar dicha estrategia, los instrumentos que han de ponerse en funcionamiento son dos. Uno es no proponer nada, salvo el socorrido llamamiento a sentarse a hablar con el resto de partidos políticos y agentes sociales. Esto permite difuminar el fracaso y apropiarse del éxito. Otro es utilizar a los ministros, bien como pantalla –es el caso de Bibiana Aído, a quien ha debido desconcertar el que Zapatero haya dicho que le gustaría que su hija de quince años le consultara si debía abortar–, o como auténticos culpables de los errores –por ejemplo, Magdalena Álvarez.
Un apéndice a este uso es el de tener vicepresidentes o ministros sin atribuciones reales, lo que permite sustituciones sin alteraciones administrativas, y cuya separación siempre da la imagen de buscar la mejora. Eso sí, el cese no se produce hasta que el problema no comienza a desinflarse, por lo que, por ejemplo, el ministro de Trabajo dejará su cargo si se sigue anunciando que desciende el desempleo. De lo contrario –despedir al responsable en la cúspide del fracaso– sólo sirve para confirmar que el Gobierno reconoce dicho fracaso. Y eso nunca.
El otro elemento de la estrategia socialista para ensalzar a Zapatero consiste en aprovechar la presidencia española de la Unión Europea en el primer semestre de 2010. Acordémonos del "acontecimiento planetario" de Leire Pajín. Zapatero quiere ser como el Felipe González de 1986 a 1992, aquel que firmó la adhesión a la Unión Europea y que se codeaba con los grandes líderes mundiales. Esto no supondría mayor problema para España si los métodos negociadores de Zapatero no fueran la cesión preventiva y la concesión indiscriminada de fondos públicos.
Esta calma, o nervio controlado en el que vivimos –¿Dónde están los sindicatos?–, lo saben utilizar los socialistas como nadie. "Gobernar es resistir", que escribió Donoso Cortés, y que, evidentemente, ya es un lema que ha hecho suyo el PSOE de Zapatero. De hecho, apenas encuentra resistencia.
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