El Supremo catea a Mercedes Cabrera
Hay dos formas de afrontar un problema: Coger el toro por los cuernos o imitar al avestruz. La ministra Mercedes Cabrera ha optado por lo segundo ante el deprimente panorama educativo, al poner el listón por los suelos y hacer una Secundaria de juguete para españolitos de juguete.
Hasta que un Tribunal más severo y riguroso que el de los profes desmotivados ha parado en seco al Ministerio, poniéndole un cate. El Supremo ha tirado para atrás la posibilidad de que los alumnos que suspendan tres o cuatro asignaturas en 1º de bachillerato puedan optar entre repetir el curso completo o sólo las materias suspendidas, completando el año escolar cursando algunas materias de 2º. Es lo que se llama el “curso intermedio”, un subterfugio del Gobierno Zapatero para engañar al sistema, para engañarse a sí mismo y para engañar al alumno, mediante esta promoción encubierta.
Además de un flaco favor al estudiante , aplicar tal norma suponía un berenjenal organizativo para los colegios, por lo que la FERE, la federación de los concertados, recurrió al Supremo.
El batacazo judicial deja en evidencia la incongruencia del PSOE en materia educativa (el propio Gobierno estableció que el bachillerato tendría dos cursos y que se pasaría de 1º a 2º con dos suspensos como mucho). Su relativismo sólo ha servido para volver locos a padres y colegios, desmovilizar intelectualmente a varias promociones de españolitos y para desmotivar a los profesores mediante la supresión de la autoridad, sin la cual no hay educación que valga. Después han tratado de tapar las vergüenzas del fracaso escolar -estamos a la cola de la OCDE- con el viejo truco de negarlo. ¿Cómo? Muy sencillo: se baja el nivel y se regalan los sufi y los pases de curso.
El curso intermedio para estar en 2º de Bachillerato con asignaturas de 1º era una forma de encubrir ese fracaso y de seguir poniendo las cosas fáciles a una generación de mantequillitas.
Alega el Ministerio que la medida era un intento de frenar el abandono escolar: el 31% deja las aulas después de la ESO, el doble que la media de la Unión Europea. Hablen ustedes con propiedad: a eso se le llama parche.
Lo cual equivale a condenar a la juventud española al peor de los espejismos: creer que saben. Como dice un proverbio árabe: “El que no sabe que no sabe es un necio”. La pregunta es si muchos alumnos de la ESO cabrerista serán capaces de distinguir a un árabe de un musulmán.
Alfonso Basallo
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