ASIA | Elecciones legislativas
La cómoda victoria del Partido del Congreso facilita un Gobierno estable en la India
Seguidores del Partido del Congreso celebran la victoria. | Afp
* El auge de regionalistas y minorías étnicas o religiosas, menor de lo esperado
Miguel Ángel Gayo Macías | Efe | Nueva Delhi
Actualizado sábado 16/05/2009 17:06 horas
Avanzado el recuento de votos en las que han sido las mayores elecciones de la historia, ni los analistas, ni los medios de comunicación ni siquiera los astrólogos parecen haber acertado con sus pronósticos. El Partido del Congreso, liderado por Sonia Gandhi, y la coalición de centro izquierda con la que ha gobernado el país durante los últimos cinco años han sido los ganadores indiscutibles en unos comicios que todos preveían más disputados y facilitarán la formación de un Gobierno más estable en un momento crítico para la India.
Sonia Gandhi ha felicitado ya a Manmohan Singh, que renovará su mandato como primer ministro. Las celebraciones de seguidores en la sede nacional del partido, en Nueva Delhi son un despliegue de bullicio y alegría que contrastan con el ambiente sombrío que reina en el cuartel general del conservador Bharatiya Janata Party (BJP), principal partido de la oposición.
El bloque encabezado por el Partido del Congreso de la dinastía Nehru-Gandhi obtuvo un resultado cercano a la mayoría absoluta, con ventaja en 205 circunscripciones frente a las 117 del hinduista BJP, según la Comisión Electoral.
Los datos definitivos confirman la tendencia del voto, con 97 escaños confirmados para el Congreso y 59 para el partido opositor de un total de 238 ya asignados en el escrutinio.
Singh, fortalecido
Junto a sus socios de la Alianza Progresista Unida (UPA), el histórico partido indio puede superar los 260 escaños, lo que se aproxima a la mayoría absoluta (272) y ofrece al candidato a la reelección como primer ministro, Manmohan Singh, la posibilidad de formar un Gobierno más fuerte y estable.
Singh, artífice de la liberalización de la economía india en la década de 1990, logró completar sus cinco años de mandato al frente de un Gobierno minoritario pero lo hizo demorando políticas que le habrían enajenado el apoyo de los comunistas.
El bloque de izquierda le retiró finalmente el apoyo a mediados de 2008, cuando Singh se mantuvo firme en un pacto nuclear alcanzado con EEUU que, según insistió, es vital para que la India disponga de la energía imprescindible para mantener su crecimiento económico.
El pobre resultado cosechado ahora por los comunistas, así como por otros grupos regionales importantes que, según todas las proyecciones, iban a ser imprescindibles para la formación del Gobierno, permitirá a Singh elegir mejor a sus socios para el nuevo mandato.
El temido auge de las formaciones regionalistas y representantes de minorías étnicas o religiosas será, pues, mucho menor de lo esperado. Como consecuencia de ello, los caciques regionales que aspiraban a conseguir un puesto relevante en el próximo gobierno, o incluso a ocupar el asiento de primer ministro, han visto cómo se reducen sus opciones.
Era el caso de Mayawati, gobernadora del estado de Uttar Pradesh y célebre por haberse convertido en la primera mujer de casta baja en irrumpir en la alta política. El chiste gráfico de un diario indio que mostraba a Manmohan Singh al volante de un coche llamado "Gobierno", y a Mayawati en el asiento de atrás diciéndole a dónde debía ir parece lejos de hacerse realidad, pero aún está por ver el resultado del baile de alianzas y pactos posterior al recuento de votos.
Alianzas con independientes
Fuentes del Partido del Congreso dejaron caer, tras divulgarse los primeros resultados favorables, que intentarán alcanzar la mayoría absoluta con independientes y grupos regionales minoritarios.
"Es posible que el Congreso se quede corto, pero hay cuatro o cinco independientes que podrían apoyar al Gobierno", dijo a la agencia PTI un líder del partido ganador. "Aparte de ellos, hay partidos como el UDF, el RLD y el JD(S) a los que nos podemos acercar para que se sumen a la UPA", añadió, aludiendo a formaciones minoritarias de estados como Kerala (sur), Uttar Pradesh y Karnataka (suroeste).
Las tres principales conclusiones que por ahora se pueden extraer de estas elecciones son: la inusitada fortaleza con que el partido en el gobierno ha soportado las presiones de un mandatoplagado de problemas —ataques terroristas de Bombay, crisis económica-; el escaso apoyo conseguido por los conservadores, que han basado en parte su estrategia política en un hinduismo radical y antiislamista, y la desactivación del peligro que la coalición de líderes regionales llamada "Tercer Frente" presentaba a la hegemonía de los dos grandes partidos nacionales.
"El pueblo de la India ha hablado y lo ha hecho con gran claridad", fueron las primeras palabras de Singh, cuando compareció el sábado ante la prensa junto a Sonia Gandhi a las puertas de la residencia de ésta en Delhi.
Singh prometió formar un Gobierno "fuerte y estable" en estos momentos en que el mundo, dijo, atraviesa por "serias dificultades" e invitó a los partidos "seculares" indios a ayudar en la formación del Ejecutivo.
Crisis económica y terrorismo
En su aparición ante la prensa, Sonia Gandhi agradeció la "confianza depositada de nuevo" en su formación por el electorado. "El pueblo de la India siempre hace la elección apropiada", declaró Gandhi, quien mantuvo que la UPA ha "trabajado muy duro" para cumplir sus promesas en los últimos cinco años al frente del Gobierno y el pueblo ha sabido "apreciarlo".
El Ejecutivo de Singh efectivamente apuntaló en los primeros cuatro años el "milagro" económico indio (8,5% de crecimiento medio), pero en el último se ha visto afectado por la crisis económica y el auge del terrorismo.
Las previsiones de crecimiento para este año ya apenas llegan al 6%, en un país que aún tiene ante sí el reto de acabar con la extrema pobreza en la que malvive un cuarto de su población.
A la recesión económica que amaga, hay que sumar la vulnerabilidad india ante el terrorismo que quedó demostrada con el asalto a Bombay de noviembre pasado, en el que murieron 166 personas en tres días de terror. Aquel ataque ha complicado las relaciones de la India con su eterna enemiga, Pakistán, con la que mantenía desde 2004 un precario proceso de paz ahora roto.
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