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domingo, 15 de marzo de 2009
CUANDO LA SEGURIDAD SE CONVIERTE EN LUJO
Época desvela que el gobierno en funciones de la Xunta ha puesto a la venta el Audi A8 blindado que compró el año pasado por un precio de no menos de 400.000 euros. Según la legislación vigente, un gobierno en funciones no puede tomar determinadas decisiones, como la venta de un bien, por un importe de 357.000 €. Además del escándalo que supone que un presidente regional lleve un coche de jefes de Estado o de Gobierno, el automóvil está alicatado hasta el techo.
Ciertamente, Pérez Touriño es un hombre de gustos muy refinados en lo que automóviles se refiere. Comprado en 2008, cuando ya tenía otros 3 coches oficiales, el Audi A8 blindado del presidente de la Xunta es, sin lugar a dudas, un gran automóvil. El problema es que los más de 450.000 euros que costó no salieron de su bolsillo, sino del de los gallegos. Y es que la excusa de que el coche es por motivos de seguridad “ya que es blindado” es una coartada para darse un capricho.
Si de verdad lo que prima es la seguridad, es posible técnicamente comprar un coche más barato y reforzarlo después en una empresa especializada en blindaje de todo tipo de vehículos. La diferencia no es menor, porque la operación puede salir por la mitad de precio. Además, recurriendo a empresas de blindaje de coches independientes del fabricante, se da trabajo a pymes españolas, lo que cumple con los criterios de Miguel Sebastián del ‘made in Spain’.
Al margen del blindaje, el A8 de Touriño lleva muchos elementos que no aportan seguridad ni protección alguna, pero que sí encarecen la factura. Por ejemplo, la Xunta ha reconocido que el coche tiene tapicería de cuero, sistema de ayuda al aparcamiento, cargador de CD o navegador. Elementos que en caso de accidente de tráfico o de ataque con explosivos, no sirven de nada. Como tampoco sirve a efectos de protección contra disparos o bombas, la pintura metalizada, las llantas de aleación, el climatizador bizona o los faros de xenon.
Y es que proteger la vida de un cargo del Estado mediante un coche blindado está justificado. Lo que no tiene pase es que con la excusa de la protección, haya quien se de lujos al alcance de muy pocos con el dinero de todos. Que se lo digan si no a los guardias civiles del País Vasco, cuyos Nissan Patrol blindados no tienen aire acondicionado, por lo que en verano deben optar entre asarse de calor o bajar la ventanilla y correr el riesgo de que les disparen sin la protección del cristal antibalas.
César Sinde
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