sábado, 23 de mayo de 2009

GALLARDÓN CIERRA EL ALBERGUE "DON DE MARÍA" Y DEJA EN LA CALLE A CIENTOS DE INDIGENTES

ESTA OBRA DE LA DIÓCESIS DE MADRID LLEVABA 13 AÑOS ABIERTA
Gallardón cierra el albergue «Don de María» y deja en la calle a cientos de indigentes


Desde que el Ayuntamiento de Madrid decidiera cerrar el albergue «El don de María», el padre Enrique González Gil, alma mater del proyecto y la Asociación Una Casa para los Pobres, siguen trabajando para abrir un nuevo centro en Madrid. Se trata de continuar una labor de 13 años al servicio de los más desamparados en la capital.
(ReL) El Padre Enrique González Gil, antiguo director espiritual del seminario conciliar de Madrid, soñó hacia 1990, recién ordenado sacerdote, con una casa que sirviera de albergue para los más pobres de Madrid. «Yo quise hacer siempre una casa como el corazón de dios, para acoger todo lo que el mundo no ama», ha explicado en alguna ocasión. Su sueño tuvo que permanecer en lo onírico hasta 1997, cuando el entonces regidor de la capital de España, José María Álvarez del Manzano, cedió al padre González un edificio abandonado propiedad del consistorio en la calle Mayor, 83. Apenas quince días antes, el sacerdote había encomendado a la Virgen, en un santuario de Schoenstatt el proyecto que le rondaba la cabeza.

Durante 13 largos años, la casa, que tomó el nombre de «don de María», fue uno de los centros más activos y conocidos de Madrid. Su secreto, no pedir más requisitos a los desheredados de la capital que una mínima identificación y estar abierta las 24 horas del día. Tanto es así que, cuando el Ayuntamiento, regido ahora por Alberto Ruiz Gallardón, tomó la decisión de cerrarlo para construir en él un «centro de interpretación» de la muralla árabe de Madrid, ni los propios beneficiaros de sus servicios quisieron abandonar las inmediaciones del recinto. Hasta el punto de que, a principios del mes de abril, fueron desalojados de la zona por los servicios del SAMUR social de la capital.

En ocasiones, la manera de funcionar del albergue, había sido muy criticada. Como ha explicado el padre González, se trataba de «asemejarse al modo de ser de Dios, que abre su corazón a todos» y a pesar de que , como él mismo ha reconocido podía ofrecer poco más que «leche y galletas», había noches, las más crudas del invierno capitalino, en que se juntaban más de 150 indigentes.

La popularidad del centro era tal que, por ejemplo, en febrero de 2006 la plataforma ciudadana HazteOir se hizo eco de un llamamiento urgente para la recogida de mantas, ante el crudo invierno que se vivía. En apenas 24 horas, las necesidades urgentes estaban colmadas y apenas tenían sitio para acumular las mantas.

Hoy, el padre González, junto a cuatro consegradas de la diócesis de Madrid, siguen trabajando para que el próximo invierno puedan mantener la labor interrumpida al término de la campaña de invierno de este año. Ya han logrado una nave en Madrid con licencia para abrir como albergue. Pero necesita de una reforma integral para poder hacer frente a las necesidades de atención a lso alcohólicos, indigentes, «sin papeles» y moribundos que forman su «clientela» habitual.

Para ello han abierto una cuenta en Caja Madrid, cuyo titular es la Asociación una Casa para los Pobres, donde se pueden realizar donaciones: 2083-1016-34-600691785.

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