miércoles, 8 de abril de 2009

"ME CONVERTÍ A LA IGLESIA CATÓLICA GRACIAS A MI MUJER"


Fernando con su mujer, Giuliana.

Fernando Calderón, peruano de 33 años, pertenecía a la iglesia metodista

“Me convertí a la Iglesia católica gracias a mi mujer”

La forma de ser de los sacerdotes fue lo que más le deslumbró
Sonsoles Calavera

Es peruano, informático y tiene 33 años. Siempre había pertenecido a la iglesia metodista. Ahora lleva tres años en España y aquí ha entrado a formar parte de la Iglesia católica, según cuenta, de la mano de su mujer. “Todo empezó gracias a mi esposa. Conocí la Iglesia por ella. Me escuchaba, tuvo paciencia, conversaba, me iba explicando… Me mostró lo que es“. Además, cuenta que cuando Giuliana le presentó a algún sacerdote, le rompió todos los esquemas: “Lo que más me deslumbró fue la forma de ser de los sacerdotes. Siempre me quedará grabado en la mente, en el alma, y en el corazón. Pensaba que eran muy cuadriculados, cerrados, en sus normas y preceptos… que eran personas que no aceptaban el mínimo error. Y fue todo lo contrario. Nunca me dieron de lado ni me marginaron, se dedicaron a escucharme. Me dijeron: ‘A mí tráeme más errores, más problemas. Ven conmigo, que aquí todo se arregla’. En ellos no veo ningún gesto de ofensa, sino risas, bromas y mucho amor. Nunca pensé que me abrazaría para darle las gracias por ayudarme a un sacerdote” .

Voluntariado y ‘Roma dulce hogar’

En su camino a la Iglesia católica, cuenta que la temporada de voluntariado que pasó con la iglesia metodista en Corea del Sur le ayudó a acercarse a Dios: “Allí hay gente que te saca un billete de 5 euros y te dice: ‘Este es mi dios, por esto trabajo y lucho, el resto que se muera. Muy triste, pero es la vida real. Eso me golpeó y me hizo cambiar drásticamente”. El siguiente paso fue el libro sobre la conversión de un matrimonio protestante: “Un amigo me prestó unos libros. Me interesó mucho el de unos misioneros presbiterianos, Scott y Kimberly Hahn: ‘Roma dulce hogar’. Me hizo pensar, darme cuenta de que no estaba lejos de la Iglesia católica y ver el cambio”.

Uno de los aspectos que más le costó fue el de aceptar a la Virgen como Madre de Dios. “Para mí, desde mi educación cristiana, sólo existía Dios y Jesús. Me ponían ejemplos de niños. ¿Cómo te puedes acercar a Dios? A través de su madre. Y así fueron cambiando mi forma de pensar. Hasta que lo vi claro“.

La ceremonia para entrar a formar parte de la Iglesia católica es una confirmación de Bautismo y una profesión de fe en Jesús como Salvador. “Estuve valorándolo antes durante varios meses y en ese momento estaba muy tranquilo porque sabía que yo lo quería hacer y me sentí contento conmigo mismo“, recuerda Fernando con gratitud.

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